El descontrol que parece existir con las vacas cachenas de la comunidad de montes de San Vicente de O Grove empieza a preocupar. Y no solo a los vecinos y a los dirigentes políticos, sino también al Servicio Municipal de Emergencias y Protección Civil.

Los animales se escapan del recinto acotado en el que se encuentran -en el entorno del mirador de Con da Hedra- con demasiada frecuencia. En ocasiones los comuneros se ocupan ellos mismos de la recogida de las reses y ni siquiera informan de que andan sueltas por pistas forestales, carreteras y fincas privadas.

En otras ocasiones, y ya son demasiadas, sí se informa a Protección Civil, sobre todo si lo hacen vecinos alertados por la presencia de las vacas y/o toros. Cuando esto sucede los efectivos de la agrupación -hay que recordar que son voluntarios y siguen a la espera de que la Xunta afronte su profesionalización- acuden inmediatamente al lugar para tratar de capturar a las vacas y devolverlas al redil.

Lo que sucede es que cuando están participando en este tipo de operativos puede darse el caso de que deban descuidar o desatender otras actuaciones quizás más importantes, así como cualquier emergencia que pueda producirse en ese momento en otro punto del municipio, por lo que muchos se preguntan si no habría que tomar medidas para evitar la fuga continuada de animales.

Hay incluso quien considera que la comunidad de montes que preside Jesús Otero Pombo "debe responsabilizarse de sus vacas y tomar todas las medidas oportunas para que no vuelvan a escapar, ya que además de los perjuicios que causan puede que algún día tengamos que lamentar alguna desgracia".

También hay quien cree que "si los comuneros hacen negocio con sus vacas, porque recibieron una subvención pública para comprarlas y las tienen para limpiar sus montes e incluso venderlas, lo lógico es que ellos se ocupen de tenerlas bien controladas, y si no pueden que contraten un servicio de seguridad privada en lugar de recurrir a los efectivos de Protección Civil o Policía Local, que pagamos todos".

Conscientes de que las vacas cachenas poseen una gran cornamenta y de que en ocasiones incluso pueden resultar agresivas, los vecinos y los equipos de emergencias confiesan que "hay momentos de preocupación".

Diversos voluntarios de Protección Civil, al ser preguntados por sus operativos para rescatar vacas, responden: "Ya perdimos la cuenta de las veces que tuvimos que intervenir; tenemos que ir al monte cada dos por tres porque las vacas rompen el vallado, lo levantan, pasan por debajo o bien, según dicen los comuneros, a veces hay personas que las sueltan intencionadamente". Confirman que "de momento no se produjeron problemas graves con vecinos o automovilistas, pero no cabe duda de que cualquier cosa puede ocurrir cuando una vaca de este tamaño sale a la carretera".