Que un representante de la monarquía inglesa visitara la zona parecería en principio no excepcional, a no ser porque se trataba de la misma reina de Inglaterra. Pero en todo caso, ¿porqué la reina de la nación más poderosa de la época quería visitar Caldas?

La respuesta, –que en caso de producirse ahora parecería sin interés–, en aquellos años y tratándose de una persona religiosa, sí que tenía una alta carga emocional, y por ello no resulta extraño, que la reina Alejandra de Inglaterra quisiera visitar la única iglesia gallega bajo la advocación de un santo inglés, Tomás Becket, cuando llegó a Vilagarcía en mayo de 1905. Además, se sabía que Tomás Becket, cuando era arzobispo de Canterbury y canciller del rey Enrique II de Inglaterra, había pernoctado en esta villa en el año 1167 cuando como peregrino caminaba hacia Santiago.

Iglesia de Caldas

Por otra parte, la construcción de la iglesia de Caldas era bastante reciente ya que la primera piedra se había colocado en agosto de 1890 gracias a los buenos oficios del diputado por Pontevedra Eduardo Vincenti y el también diputado por Caldas Pedro Sagasta, y se había terminado en 1894, utilizando para su construcción la piedra procedente de la famosa torre de doña Urraca, en donde había nacido el rey Alfonso VII de Castilla y León.

Es curioso, que nuestros reyes actuales tengan estrecha relación con la reina Alejandra de Inglaterra y su marido el rey Eduardo VII. El rey don Juan Carlos desciende de la reina Victoria Eugenia, sobrina del rey Eduardo VII, y doña Sofía es descendiente directa del rey Jorge I de Grecia, hermano de la citada Alejandra de Inglaterra.

Lo cierto es que en la mañana del día 22 de mayo de 1905 había fondeado en el puerto de Vilagarcía el yate real inglés "Victoria and Albert", desembarcando la reina Alejandra de Inglaterra tras telegrafiar al rey Eduardo VII para notificarle que habían arribado al puerto con normalidad. La reina solicitó de las autoridades españolas que le facilitasen "carruajes para saltar a tierra con sus acompañantes y visitar la población y sus alrededores", ya que tenía intención de visitar la villa de Caldas y su iglesia de Santo Tomás

La prensa de la época dice que la reina vestía modestamente y el periodista que cubría el viaje comentaba posteriormente que: "Acabamos de regresar de Caldas. El viento reinante ha deslucido notablemente la excursión. La reina Alejandra regresa encantada del panorama que, casi en función cinematográfica, ha presenciado en su rápido viaje. Acompañaban a la soberana, el Príncipe de Dinamarca, su esposa, varios individuos de la servidumbre y las autoridades españolas. La egregia dama visitó la iglesia parroquial con varios policías ingleses escoltándola. La regia comitiva regresó inmediatamente a Vilagarcía, merendando en el hotel de la Argentina.

No obstante el temporal que se desencadenó, la Reina ordenó que se la condujera a bordo de su yate, acto un tanto arriesgado por el estado de la mar.

A pesar de la edad avanzada de la soberana inglesa, en sus facciones se determinan perfiles indudables de la belleza que le ha distinguido".

El yate real salió del puerto la noche del día 23, y al mes siguiente, el alcalde de Vilagarcía, José Borruel Martí comunicaba en un pleno municipal una declaración en la que exponía a los concejales y al pueblo en general, la causa de no habérselo comunicado con tiempo para hacerle un digno recibimiento.

"Como sabían ya, S.M. la Reina de Inglaterra había visitado recientemente la ría de Arousa desembarcado en este pueblo y haciendo una expedición de recreo hasta Caldas, y que no había convocado al Ayuntamiento para que éste y su Corporación recibiese a la Reina y la saludase, porque se le había hecho saber oficialmente por el Viceconsulado Inglés que S.M. viajaba de riguroso incógnito y rogaba no se le hiciesen honores de ningún género".

Corta estancia

La reina estaba contenta de su corta estancia en Vlagarcía, y así se lo hizo saber el secretario particular, lord Sidney Greville, a través del vicecónsul inglés en el municipio, Reinaldo Cameron Walker, dando "las más expresivas gracias por las atenciones que con los augustos viajeros se ha tenido". El periódico local "Galicia Nueva" comentaría el 2 de diciembre de 1925 con motivo de su fallecimiento, que la reina Alejandra se caracterizaba "por la sinceridad, lealtad, valor y caridad".

En cualquier caso, la sola carta del secretario particular de la reina Alejandra y su visita como acompañante es ya merecedor de un recuerdo, ya que lord Sidney Greville era por entonces cuarto conde de Warwick and Brook, casa que ya aparece en la historia desde el año 1088, siendo por lo tanto una de las más antiguas de Inglaterra. Además, lord Sidney Greville había sido secretario del príncipe Eduardo, del primer ministro Salisbury, del secretario para la India, etc. Estaba además en posesión del collar de la orden española de Carlos III y otros títulos.