Resumen 2023 | Economía

El naval logra exprimir su alta especialización

Astilleros e industria auxiliar apuntalan su negocio pese al asedio de China y Turquía

La botadura del oceanográfico para Nueva Zelanda en Armón.

La botadura del oceanográfico para Nueva Zelanda en Armón. / NIWA

El naval gallego continúa la senda de la recuperación tras las sonadas caídas en su momento de Hijos de J. Barreras y Factorías Vulcano. Con sus respectivos nuevos dueños (Armón en el primer caso y Marina Meridional en el segundo), el sector parece haber vuelto este año a la normalidad, es decir, a continuar exprimiendo su alta especialización en buques como los oceanográficos y buques de apoyo y en profundizar su saber hacer en pesqueros, los dos nichos que aportaron más contratos pese a la dura competencia de países como China y Turquía. Solo hasta noviembre, los astilleros de Vigo y Marín habían logrado amarrar 600 millones en ingresos con 19 pedidos de última tecnología, una cartera de pedidos que continuó creciendo en la recta final del año.

Nodosa, que continúa las construcciones de dos arrastreros para aguas Malvinas (de las joint ventures de Pescapuerta y Armadora Pereira), se anotó el último tanto del año, cuando a finales de octubre firmó un arrastrero congelador de 79 metros para Talley’s Limited, de Nueva Zelanda. Antes hizo lo propio Freire Shipyard, con otro superarrastrero de 80 metros, en este caso para la armadora canadiense Qikiqtaaluk.

El astillero de la familia Freire fue uno de los protagonistas este año por la entrega de dos buques: por un lado, el mayor yate construido en España, el Renaissance, con 112 metros; por otro, por el Falkor Too, un oceanográfico surgido de una gran transformación encargada por la fundación del exCEO de Google Eric Schmidt y su esposa. Junto a ello, firmó el pesquero, continuó la construcción de otro yate (de 107 metros) y rubricó otros dos encargos: un barco de mantenimiento de boyas para la escocesa Briggs Marine y un oceanográfico para el Ifremer francés.

Aunque si hablamos de buques de investigación, Armón se llevó la palma. Los astilleros del grupo asturiano en la ciudad (Armón Vigo y Ría de Vigo) fabrican oceanográficos para Islandia, Nueva Zelanda, Azores, Holanda y el español del IEO. A mayores, fabrica un arrastrero para Malvinas (de Copemar) e inició la patrullera oceánica de la Guardia Civil (casi 35 millones de euros), mientras ultima la renovación de las instalaciones de la antigua Barreras.

Cardama, por su parte, trabajó para que 2024 sea uno de los mejores años de su historia. Para ello, negocia pedidos con Australia y Angola, pero además, firmó la construcción de dos OPV (offshore patrol vessels, patrulleras de vigilancia de altura) con Uruguay, valoradas en 82,2 millones y pendientes de entrar en Vigor.

En lo que respecta al grupo Rodman, Metalships&Docks prosiguió con su alto nivel de reparaciones y última un nuevo contrato, pero tuvo que hacer frente a una cruda huelga de la plantilla que duró 17 días tras el despido de trabajadores. Rodman Polyships, por su parte, firmó un catamarán con Fred Olsen Express y, entre las varias entregas, completó el nuevo oceanográfico de la Universidad de Vigo.

El naval vive una intensa actividad, salpicado de contratos de atarazanas más pequeñas como Aister o Cancelas, de auxiliares como Fluidmecánica, Navaliber o Ibercisa, entre otras, y solo pendiente del despegue de Astilleros San Enrique. Con las negociaciones en curso, 2024 apunta a otro año cargado de nuevos contratos para los astilleros, lo que se juntará al reto de sacar el máximo partido al Perte Naval (se asignaron 80 millones en ayudas a cuatro proyectos tractores) y la dificultad perenne de encontrar personal cualificado.