El estado que presentan algunos de los hórreos de Combarro, uno de los elementos más característicos y fotografiados por los miles de turistas que visitan el pueblo, preocupa a la Administración, que promoverá su entrada en la nueva fase del área de rehabilitación integral (ARI) que prevén en el próximo año.

Algunas de estas construcciones, señaló el alcalde Luciano Sobral, están tan "precarias que incluso hay peligro de que se caigan. Como la gente ya no los necesita, no apuesta por ellos". Durante el pasado año, fue el propio Concello el que colaboró con la reparación de "tres o cuatro" aportando los materiales necesarios.

Los hórreos formarán parte de la memoria de necesidades para la nueva fase del área de rehabilitación integral, la séptima, que preparan ya los arquitectos municipales. El documento recogerá además de las peticiones de los vecinos del casco histórico o de las zonas de Pé da Porta y Tarrío, las necesidades municipales en cuanto a recuperación de espacios públicos.

A pesar de que hace apenas dos meses la consellería de Medio Ambiente, Territorio e Infraestruturas anunció que retrasaría el abono de la anualidad de 2010 (128.450 euros correspondientes a la sexta fase) a este año, el regidor se mostró optimista en cuando a la posible firma del convenio de la séptima fase, que según dijo, "garantiza la Xunta".

Reactivar el interés

Nueve años después de la puesta en marcha del área de rehabilitación integral, en 2003, Sobral señala que "Combarro aún tiene posibilidades, necesidades y ámbito suficiente" para este tipo de actuaciones, que podrían centrarse en mejoras "sencillas como el cambio de los aluminios grises de las ventanas o los canalones de plástico que aún quedan", y que tienen un coste fácilmente asumible para los propietarios de las viviendas.

En los próximos meses, el Concello y la oficina del ARI se reunirán con los vecinos de Combarro para intentar reactivar su interés sobre las subvenciones que ofrece la Administración autonómica para reformar sus viviendas, conscientes de que el número de solicitudes para entrar en el programa cayó en los últimos tres años.

"La crisis frenó las ganas de la gente", señaló Sobral reconociendo que son los propietarios quienes asumen el porcentaje más alto del coste de la reforma ya que la Xunta entrega hasta un máximo de 12.000 euros, en función del presupuesto de la obra.

Aún así, los vecinos se benefician de otras ventajas como la reducción del impuesto de construcciones, instalaciones y obras, que el Consistorio reduce hasta el 5%. El proyecto de obra corre también a cargo de la oficina del ARI, apuntó Sobral.

A día de hoy, unas 80 viviendas del casco histórico de Combarro han mejorado su aspecto gracias al programa de rehabilitación, es decir, más del setenta por ciento del proyecto inicial, que contemplaba incluía 110 construcciones.

"Los años más fuertes fueron los primeros, donde se arreglaron más de veinte casas por año. En esta última fase sólo hubo seis, por ejemplo. Nuestra intención era conseguir el cien por cien de ese proyecto, pero no se hizo", lamentó Luciano Sobral.

En el buen ritmo de las primeras obras influyó el importante deterioro que presentaban algunas de las viviendas incluidas en el ARI, que presentaban incluso riesgo de derrumbe, lo que aconsejaba una pronta intervención, explicaron desde el Concello.