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Pasión blanca

Los aficionados a la nieve y a los deportes de invierno tienen en Manzaneda una parada obligada. Además, las instalaciones de la estación ourensana permiten la práctica deportiva y el contacto con la naturaleza todo el año

Pasión blanca

Hablar de Manzaneda en esta época es hablar de nieve y de deportes de invierno. La estación gallega, situada en el Macizo Oriental Ourensano, además de esquí, ofrece la práctica de actividades deportivas durante todo el año. A ello suma su entorno, incluido dentro de la Red Natura 2000, con joyas naturales como la Sierra de Queixa.

Aparte de las diversas pistas de esquí, Manzaneda dispone de múltiples instalaciones y de equipamientos como canchas de tenis, circuito de karts, piscina climatizada, un parque multiaventura o rocódromo, entre otros. El enclave posibilita el disfrute de otros deportes como montañismo, senderismo o tiro con arco. Son más de dos mil hectáreas de bosque las que rodean la estación, a más de mil quinientos metros de altura. Con o sin nieve, en invierno o verano, la subida a estos parajes siempre merece la pena.

Y aunque en la temporada invernal los protagonistas son la nieve y los deportes blancos, el lugar es perfecto para el turismo de ocio y familiar en cualquier época. Tiene más de veinte kilómetros de pistas, señalizadas con diferentes colores en base a su dificultad. Asimismo, tiene más de cinco kilómetros de esquí de fondo y un snowpark. Para los debutantes, la estación dispone de experimentados monitores que imparten clases a cualquier tramo de edad. Y para quienes quieran avanzar más, siempre están los cursillos.

Otra de las atracciones es la pista de patinaje sobre hielo artificial y, para los más intrépidos, sentir la emoción que supone descender por la tirolina gigante de más de 250 metros. Después, nada mejor que relajarse en su centro termal, con piscina dinámica con diferentes chorros, jacuzzi, cabinas para diversos tratamientos y una piscina exterior climatizada.

Cerca se pueden hacer numerosas excursiones. Manzaneda se llama también el pueblo del mismo nombre que la estación y que, con el tiempo, se convertiría en una urbe medieval de la que guarda restos como los tramos de muralla o los vestigios del castillo.

De obligada visita es Trives, de largo pasado señorial y hermosa por naturaleza. Además de las cumbres de Manzaneda, el concello está rodeado de enclaves de gran belleza como el cañón del Sil, Montefurado o los codos de Larouco. El centro urbano cuenta con espacios que fueron ya pensados para su disfrute en el XIX, como la Alameda de San Roque, el Campo do Recreo, la Plazuela do Grifo o el Parque de San Bartolomé.

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