Los riesgos del ayuno intermitente: saltarse comidas podría duplicar la probabilidad de muerte cardiovascular

Una investigación preliminar sugiere que limitar la ingesta a 8 horas del día aumenta un 91% la probabilidad de fallecer por dolencias cardiovasculares

Un buffet libre de un restaurante.

Un buffet libre de un restaurante. / Iñaki Abella

Rafa López

Rafa López

Las dietas restringidas en el tiempo, como el ayuno intermitente, se han vuelto muy populares en los últimos años para reducir peso o, supuestamente, activar el metabolismo. Personajes famosos, como los cantantes Bruce Springsteen y Chris Martin (Coldplay), han asegurado que comen una sola vez al día (la llamada dieta OMAD, siglas de one meal a day, una comida al día) y que eso les ayuda a mantenerse en forma. Sin embargo, no hay muchos estudios que hayan abordado los resultados a largo plazo de estos hábitos alimentarios, tanto en la pérdida de pesa como en el estado de salud general. Una investigación preliminar presentada en un congreso de la Asociación Estadounidense del Corazón apunta que restringir las comidas a una ventana de 8 horas aumenta un 91% el riesgo de muerte cardiovascular, en comparación con las personas que realizaban sus comidas a lo largo de un periodo de entre 12 y 16 horas al día.

El estudio –no publicado y sin revisar por pares, por lo que debe ser tomado con cautela–, analizó más de 20.000 adultos estadounidenses y los siguió durante 8 años. Concluyó que las personas que limitaron su ingesta a menos de 8 horas al día tenían más probabilidades de morir por enfermedades cardiovasculares en comparación con las personas que comían durante 12-16 horas al día.

“Este trabajo es muy importante al mostrar que necesitamos estudios a largo plazo sobre los efectos de esta práctica”, declara al Science Media Center (SMC) Reino Unido Keith Frayn, catedrático emérito de Metabolismo Humano de la Universidad de Oxford. Para este científico, autor de libros sobre metabolismo y peso corporal, esta investigación deja, sin embargo, “muchas preguntas sin respuesta”, por lo que “se necesitará más investigación”. En concreto, Frayn demanda saber más datos sobre los participantes en el estudio, como su estado médico, por ejemplo, el colesterol en sangre y la presión arterial. “No sabemos si aquellos que siguen la alimentación restringida en el tiempo podrían haberlo hecho porque un médico les dijo que necesitan perder peso porque tienen un alto riesgo de enfermedad cardiovascular”, añade. En general, recomienda “ser cautelosos sobre la adopción generalizada de estrategias alimenticias que no han sido evaluadas adecuadamente sobre sus efectos a largo plazo”.

Otro experto consultado por SMC Reino Unido, Tom Sanders, profesor emérito de Nutrición y Dietética del King’s College de Londres, coincide en que es necesario conocer el estudio en su totalidad antes de extraer conclusiones. Por ejemplo, no se sabe si las personas que restringen su alimentación en el tiempo lo hacen porque están trabajando en “horarios antisociales” (por ejemplo, conductores de camiones, personal de seguridad, profesionales de la salud y trabajadores nocturnos). “Esto es importante, porque hay evidencia de que este tipo de práctica laboral está asociada con un mayor riesgo de diabetes tipo 2 y enfermedad cardiovascular”, precisa.

En cualquier caso, Sanders, miembro del comité científico de la Fundación Británica de Nutrición, señala que la evidencia existente muestra que “probablemente sea mejor distribuir las ingestas de alimentos a lo largo del día (pequeñas pero frecuentes) en lugar de consumir comidas grandes en un período más corto. Esto se debe a que se producen grandes aumentos en las grasas y glucosa en sangre después de comidas abundantes”, recuerda, y añade que “el ayuno prolongado puede contribuir a aumentar el colesterol en sangre”.