No sin mi bebé: ¿por qué es tan importante el contacto piel con piel?

El Hospital Álvaro Cunqueiro permitirá el contacto inmediato del bebé con su madre cuando sea una cesárea programada tras las reclamaciones de medio centenar de familias canalizadas a través de la plataforma Loita

Recién nacido.

Recién nacido. / GettyImages

La reclamación de partos respetados y humanizados se ha extendido como una imparable ola por los hospitales gallegos en los últimos años. Las madres solicitan más respeto a los procesos naturales y menos instrumentalización en las situaciones que no entrañen riesgo, así como estar acompañadas cuando deban someterse a una cesárea. La reivindicación de la plataforma Loita, que canalizó la denuncia de medio centenar de familias, ha cuajado en el anuncio de que Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo permitirá compañía en los alumbramientos cuando se trate de intervenciones programadas, así como el respeto al contacto piel con piel de bebé y madre (o acompañante).

¿Qué es "el piel con piel"?

Es el acogimiento del bebé en el pecho o abdomen desnudos de la madre nada más nacer. Es inmediato. Nada más atravesar el canal del parto, e incluso con el cordón umbilical íntegro, el recién nacido se coloca sobre ella. Si no existe ninguna complicación que lo impida, lo ideal es que el pequeño permanezca así durante al menos una hora. En caso de que no pueda ser ella, se recomienda que ese primer y primordial contacto sea con la pareja o acompañante durante el alumbramiento.

En un parto natural o inducido, si no concurre ninguna circunstancia de riesgo, lo normal es que el pequeño pueda acurrucarse con su madre. Sin embargo, cuando se produce una cesárea programada o de urgencia, ambos son separados y monitorizados hasta comprobar que ambos evolucionan favorablemente. Precisamente aquí, en los casos que no entrañan ninguna situación de peligro, es donde se reclama esa humanización de las cesáreas: mantener al bebé y a su madre (o acompañante) juntos desde el primer momento.

¿Por qué es tan importante?

Ese primer contacto del recién nacido implica valiosísimos beneficios tanto para él como para la madre.

Estabiliza las constantes vitales. El piel con piel ayuda al bebé a regular su temperatura de forma inmediata y natural. El recién nacido procede de un entorno - el útero- con una temperatura constante, alrededor de los 37 grados. En el exterior se topará de repente con varios grados menos y cambios térmicos, por lo que su temperatura corporal descenderá y oscilará. Por ello, el contacto inmediato con su madre le brinda estabilidad. Al mismo tiempo, su frecuencia cardíaca y sus niveles de azúcar se estabilizan. Un bebé que sufre una bajada drástica y repentina de temperatura activa su metabolismo para recuperar el calor perdido, lo que provoca que gaste más oxígeno y glucosa. En los casos más extremos, esta situación puede derivar en posibles problemas cardio-respiratorios o hipoglucemias.

La lactancia materna aporta numerosos beneficios tanto para el bebé como para la madre.

La lactancia materna. / EP

Lactancia. Nada más parir, se activa el sistema hormonal que da origen a la leche. La producción se inicia nada más finalizar el parto y extraer la placenta, con la caída de los niveles de estrógenos y progesterona, y el alza de la prolactina. Aunque en los primeros días dos o tres días no hablamos de leche como tal, sino de calostro. Instintivamente, un recién nacido busca el pecho de su madre, ya percibe su olor. Por su olfato se guía hasta alcanzarlo y empezar a succionar. Es lo que se conoce como el "agarre". Este reflejo de succión puede verse alterado si no se activa en las horas siguientes al parto debido a la separación. Por lo tanto, y si no influyen otros factores en el proceso, el "piel con piel" hace más fácil el inicio en la lactancia materna.

Tranquilidad y seguridad. Los partos -incluso los más sencillos- son momentos duros y estresantes para madre y bebé. Por ello, una vez finalizado, el contacto libera oxitocina, que reduce la ansiedad y les brinda calma y seguridad a ambos. El bebé se siente arropado en un entorno nuevo, al que debe adaptarse, y la madre ve mejorado su estado de ánimo, reduciendo el riesgo de depresión posparto. Además, la esta hormona provoca que el útero se contraiga y vuelva a su tamaño habitual. 

Vínculo. El "piel con piel" brinda aún mayor profundidad al vínculo entre madre y bebé, ya de por sí férreo sean cuales sean las circunstancias de su nacimiento. Ese sentimiento de conexión y pertenencia hace que el recién nacido se sienta seguro y confiado, lo que favorece su desarrollo neurológico, psicológico y emocional.

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