A rapa das bestas del fotógrafo gallego Tono Arias busca su hueco en Milán

Desde el año 2006 hasta 2021, el fotógrafo gallego Tono Arias recorrió curros de Galicia para mostrar desde su peculiar objetivo la rapa das bestas. El resultado lo plasmó en “Raza”, un libro que recibió el Premio Eloi Gimeno.

Ahora, esta obra maestra viaja a Milán. Hoy se presentará en la galería Matria donde Arias inaugura exposición con un nuevo proyecto, más conceptual y muy alejado de los caballos silvestres.

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“Estoy entre emocionado y nervioso”, confesaba Arias antes de tomar el avión rumbo a la ciudad italiana. “Tengo detrás experiencia en la fotografía pero no acostumbro a salir a exposiciones en galerías y menos fuera de Galicia.

No pertenezco al mercado del arte; es una primera experiencia, aunque tardía. Estoy ilusionado”. Tono –alaricano de origen pero radicado en A Estrada (Pontevedra)– trabajó como fotoperiodista en FARO a finales de los ochenta; ha publicado varios libros y llevado a cabo proyectos como “Encarnados”, dedicado al Entroido ourensano; y dirige la editorial Dispara.

En su libro “Raza”, nos encontramos a un caballo blanco junto a toscos troncos de pinos y un gran muro de bloque gris mientras sus pezuñas pisan helechos secos; también a un aloitador sangrando por la nariz (suponemos tras una pugna con un equino); una manta y un mantel kitsch con sobras de comida en platos de plástico tras la comida campestre con cuchillo en mano; las marcas en el pelo de los caballos como detalle; la tierra en la cabeza de los hombres o la niebla de polvo difuminando los cuerpos de los animales. Las fotografías, en definitiva, se alejan del tópico de los curros para mostrar una mirada diferente.

Además de presentar el libro en la galería Matria de Milán –que dirige la compostelana Liana Solís– Tono Arias inaugura hoy también exposición con un nuevo proyecto, totalmente inédito y denominado “O buraco do inferno”.

“Este proyecto –añadió– empezó en el año 2020 cuando comenzó el estado de alarma. Yo vivo en una casa apartada, rodeada de árboles y bosques, un poco apartada del núcleo de un pueblo. Ese tiempo suspendido fue una oportunidad para la creación aunque sé que, para mucha gente, fue un tiempo terrible”.

“Tenía mucho material en placas en negativo, en formato de 4x5. Utilicé material caducado para retratar objetos que tenía por casa con los que construía esculturas y que fotografiaba por la noche”, explica señalando que el título inicial iba a ser “Veñen corvos voando baixo”.

Ante la cuestión de a qué se debe el cambio a “O buraco do inferno”, señala que “tiene que ver con el lugar homónimo de la Illa de Ons, que es como una galería en la que se ve el mar a través de ella. Está inspirado en el futuro tremendo en el que parece que nos estamos metiendo, por eso lo elegí como título para la exposición”.

En las fotografías de la muestra se puede ver, por ejemplo, una brasa casi apagada entre la hierba de la noche o una casita de muñecas sobre unas flores silvestres que, a su vez, están rodeadas de tierra con rara presencia de hierba mientras por encima se encuentran unas fuertes y verdes ramas entre la oscuridad.

Sobre esta última imagen, reconoce Arias que es el aislamiento el tema principal retratado: “Cada uno vivimos en una isla particular y la foto trata de evocar eso con una pequeña casita con su jardín y con una separación del resto”.

Añade que “son imágenes que dependen del espectador pero son un poco pesimistas. Las esculturas de objetos que construyo y fotografío tienen doble significado. Uno de ellos es metafórico. Además, hay un personaje que evidencia la relación del hombre con el medio y cómo lo destruye. Detrás de cada imagen está la pandemia que nos consume a nosotros y al medio que habitamos y, por lo tanto, a la naturaleza. El significado queda abierto”.

Por último, respecto al peso de la poética en sus imágenes, Tono Arias indica lo siguiente: “Entiendo la poética en la fotografía de una manera radical. Trato de evocar ciertos pensamientos”.

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