El 30 por ciento del fracaso escolar en Galicia se debe a problemas de visión

Tras el confinamiento han aumentado los casos de miopía, sobre todo entre los jóvenes | La OMS ya la define como una pandemia

Un niño en una revisión de la vista.

Un niño en una revisión de la vista. / FdV

Alba Prada

Con la vuelta al cole todavía muy reciente, son muchos los padres y madres que siguen comprando material escolar, anotando a los niños a actividades extraescolares o cuadrando agendas para conciliar. La mayoría prioriza estos asuntos y se olvida de uno esencial: la salud visual de los pequeños. La presidenta del Colexio de Ópticos Optometristas de Galicia, Esther Amaro, recuerda que las revisiones al inicio de curso son vitales ya que “el 30% del fracaso escolar, a nivel global y gallego, está relacionado con problemas de visión, y muchas veces no detectados”. Aunque cada vez más padres están concienciados con ello, “todavía hay muchos que se preocupan de otros temas al inicio de curso y no del ojo, que es el órgano que más información les va a aportar en su etapa escolar”.

Esther Amaro insiste en que hay que desterrar la idea de que “los niños no se quejan” porque ellos “no saben que pueden ver mejor y que tienen un problema”, por lo que hace un llamamiento tanto a padres como a profesores porque “todavía hay muchos menores que no se hacen esa revisión”. Según considera la especialista, el ojo debe analizarse nada más nacer. “Lo ideal es que en el hospital ya hagan la primera revisión”. Como muy tarde, considera, debería ser a los 3 años del niño. “Sus ojos están en constante evolución hasta los seis, siete u ocho años y hasta esa edad es recomendable mirarlos una vez al año. A mí me gusta verlos con esa frecuencia hasta los 18, pero cada optometrista tiene su protocolo”.

Síntomas

La presidenta del Colexio recalca que existen una serie de señales que indican que un niño tiene problemas de visión. “Algunos entornan los ojos para enfocar, otros giran la cabeza, van arrastrando el dedo por las líneas porque no son capaces de leer sin seguir los renglones, sufren dolores de cabeza, les cuesta concentrarse, se acercan mucho a los libros o a la tele, confunden o invierten palabras...”, señala.

El problema visual más común en la infancia era la hipermetropía, pero ahora los especialistas han constatado (de hecho la OMS lo ha reconocido a nivel pandemia) “que la miopía cada vez aparece antes y con más valores. “Cuando yo empecé a trabajar solía darse a los 12 o 14 años, ahora según la OMS ya hay un 30% de niños miopes. De hecho en 2050 se prevé que afecte a 4.800 millones de personas en el mundo”, explica.

Contener estas miopías es un reto para el óptico optometrista porque el modo de vida actual en el que los niños nacen con una pantalla debajo del brazo está propiciando unos niveles de miopía jamás detectados. “Cada vez hacemos menos actividades al aire libre y forzamos la visión de cerca porque el ocio pasa por mirar el móvil o la tablet. Todos hemos visto a pandillas de adolescentes que están todos juntos y con el móvil, y de hecho en la pandemia se ha disparado la miopía”. Según el Libro Blanco de la Visión en España 2021 (edición especial COVID-19) tras el confinamiento empeoró en un 57% la visión de los españoles y los grandes damnificados fueron los jóvenes: al 64,5% de los que acudieron a revisión tras el estado de alarma les aumentó la graduación: “Insistimos en que se hagan actividades al aire libre y que se hagan descansos cuando están estudiando”. Y es que según explica Esther Amaro la miopía “no es necesariamente genética” se produce muchas veces por estos hábitos de vida nocivos para la vista.