Educar con las lentes de la diversidad

“El TDAH es un trastorno que afecta a la motivación y estar motivados es muy importante; yo misma soy un ejemplo de ello, ya que tengo TDAH y un doctorado cum laude”. Son palabras de Iria Calleja, psicóloga y doctora en educación que forma parte del equipo docente de los curos de Formación de Profesorado en relación con el Alumnado con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Dichos cursos se imparten anualmente desde hace nueve años gracias a la Fundación María José Jove y el Instituto Galego del TDAH y Trastornos Asociados (INGADA) y al apoyo de la Consellería de Cultura, Educación, Formación Profesional y Universidades de la Xunta.

“La clave es la motivación, encontrar aquello que te gusta. Si en algo somos buenos los TDAH es que como somos una fuente imparable de energía, cuando encontramos hacia dónde canalizarla somos imparables. Además somos muy voluntariosos y nos gusta mucho ayudar a la gente. La empatía suele ser alta en las personas con TDAH y el interés por lo social, también”, prosigue.

Estos cursos, que han formado a más de 3.000 docentes desde su puesta en marcha, están dirigidos a docentes de los centros de Primaria, Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional de Galicia de centros públicos y concertados y se imparte en las siete ciudades gallegas: A Coruña, Lugo, Ourense, Pontevedra, Vigo, Santiago y Ferrol. En 2022/23 asistieron más de 200 docentes (24 enVigo) en la modalidad presencial.

Y es que el TDAH es uno de los trastornos del neurodesarrollo más prevalentes en la población infanto-juvenil. En España, se sitúa entre el 5 y el 7% de los niños/as y adolescentes, según datos recogidos por el Sistema Nacional de Salud. “El profesorado de las etapas no universitarias a veces son el primer filtro, junto con los pediatras”, afirma Iria Calleja: “En ocasiones ellos son los primeros en detectar o tener alguna sospecha diagnóstica, con lo cual es muy importante que conozcan bien los trastornos de neurodesarrollo, y en concreto el TDAH, que puede venir asociado a la dislexia, al TEA y a otros trastornos del neurodesarrollo que pueden acaban generando un trastorno del aprendizaje”.

Pero los cursos no sólo están destinados a la detección, también a “saber poner las medidas oportunas de atención a la diversidad, que pueden ir desde la adaptación del espacio para aquellos niños que necesitan movimiento o llamadas de atención frecuentes, por lo que hay que saber, por ejemplo, dónde situarles en el aula; también saber adaptar la metodología y personalizar el sistema de enseñanza”. En definitiva, “hacer la metodología lo más personalizada y atractiva posible para personas inatentas” (con dificultad para prestar atención y completar cuidadosamente una tarea determinada, particularmente en situaciones que requieren concentración continua o esfuerzo mental).

En este punto, Iria Calleja indica que para favorecer su inclusión en el aula, cabe tener en cuenta que el TDAH tiene tres grandes presentaciones: “Predominante con inatención, predominante con hiperactividad e impulsividad y la combinada, que tendría sintomatología de las dos anteriores”. “Dependiendo de qué tipo de predominancia haya se va a requerir un tipo de medidas u otras, pero, en general, sí que vamos a ver que les cuestan las materias en las que hay mucha abstracción, porque las personas con TDAH están ancladas en lo concreto”, indica.

“Funcionan muy bien con el aprendizaje manipulativo, con aquello que puedan ver y tocar; lo concreto lo comprenden muy bien, pero las materias abstractas, como pueden ser las matemática, las lenguas, la historia..., todo aquello que requiere de seriaciones y comprender un punto para después poder pasar a otro o entender que un hecho desencadena en otro, por ejemplo, o conceptos matemáticos, como trabajar con el sistema métrico decimal o las tablas de multiplicar, todas estas cosas en las que necesitas un aprendizaje previo para después trabajar con él les cuestan”.

Es por eso que es necesaria una adaptación: “Hay que tener en cuenta que comenten fallos inatentos, por ejemplo, en las operaciones matemáticas o en los ejercicios lingüísticos y todo eso necesita, muchas veces, exámenes adaptados, no solo en ampliación de tiempos, de forma oral, sino también modificando el tipo de examen; es una medida de equidad”, expone.

En su novena edición, el programa ya ha formado a más de 3.000 profesores, pero también han formado a profesorado de enseñanzas especiales como conservatorios de música o escuelas oficiales de idiomas, “porque también ahí llegan las personas con TDAH y tienen necesidades de aprendizaje concretas”, afirma Calleja, que forma parte también del patronato de la Fundación INDAGA.

En el curso se ocupan también “de acción tutorial y orientadora sobre el alumnado con TDAH”: “Una persona con TDAH está muy expuesta a que durante toda su infancia se le insista mucho en todo aquello en lo que comete errores, en lo que hace mal, en lo que falla. Y suelen tener el autoconcepto y la autoestima bastante empobrecidos, por lo tanto el trabajo del tutor estará también en todo lo que tiene que ver con la educación integral, trabajando valores y ahí también necesita un poco de adaptación”. Además, Calleja destaca que el TDAH es un trastorno crónico que “tiene muchas más repercusiones que sobre el ámbito académico, por lo que cuanto antes lo detectemos y cuanto antes empecemos a trabajar, menor afectación tendrá en la vida de la persona, por eso es tan importante la participación de los profesores y su conocimiento”. “Muchas veces son los centros los que nos llaman, cuando necesitan personalizar su metodología en función de los perfiles que tengan en sus aulas. También las ampas solicitan formaciones y está muy bien que la comunidad educativa en conjunto esté adecuadamente formada”.

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