Terapia polémica

Piden consentimiento a la familia de Iván para investigar un sangrado por la nariz tras los electroshocks

Los padres del joven arzuano que recibe electroshocks no entienden que "ahora pidan el consentimiento para realizar el TAC, pero no al juez, como hicieron con la terapia electroconvulsiva"

Vista exterior de las instalaciones del Hospital Provincial de Conxo.

Vista exterior de las instalaciones del Hospital Provincial de Conxo.

Marcos Manteiga Outeiro

La familia de Iván, el arzuano que está recibiendo electroshocks por supuestas tendencias suicidas, acaba de ser informada de que ha sufrido una epistaxis (sangrado de nariz por una lesión interna). Y para dar con la causa, los responsables del Hospital Provincial de Conxo han pedido el consentimiento familiar para efectuar un angiotac con contraste con el objetivo de observar la anatomia arterial o venosa interna y descubrir así el origen de dicha epistaxis.

Así, y teniendo en cuenta que la mayoría de las epistaxis responden a una mera rotura de un vaso sanguíneo, también podría estar propiciada por un traumatismo, sin que sea descartable que la terapia electroconvulsiva pueda estar detrás. De cualquier forma, lo que ha soliviantado a la familia es que "ahora pidan el consentimiento a su madre para realizar el TAC, pero no al juez, como hicieron con la

", declaran sus allegados.

A su vez, el padre subraya a EL CORREO GALLEGO, del grupo Prensa Ibérica, que la familia "está un poco perdidos en todo esto, porque por un lado nos quieren, cuando tienen problemas, pero para otro no, y se escudan en el juez". También recuerda que "para mi lo importante es mi hijo, no ellos, y si necesita esa prueba, que se la hagan".

Mientras, la polémica continúa entre los detractores de la terapia electroconvulsiva, que algunos consideran anticuada e inhumana, afirmando que no tienen capacidad de curar, y los psiquiatras que defienden su validez como recurso en casos de psicosis graves, que puedan poner en riesgo la vida del paciente.

En concreto, el doctor Peter R. Breggin, psiquiatra licenciado en la Universidad de Harvard, tiene la convicción de que "después de una, dos o tres TEC, el traumatismo provoca síntomas típicos de traumatismo craneoencefálico grave o lesión, como dolor de cabeza, náuseas, pérdida de memoria, desorientación, confusión, alteración del juicio, pérdida de personalidad e inestabilidad emocional. Estos efectos nocivos empeoran y algunos se hacen permanentes a medida que avanza el tratamiento habitual". 

Cuando se introdujo esta terapia en la década de 1930 se utilizaba para tratar la psicosis y la esquizofrenia pero actualmente se emplea principalmente en casos de depresión y de desorden bipolar severo. Los críticos del electroshock sostienen que las investigaciones médicas sobre el TEC han ignorado sistemáticamente los efectos negativos de la terapia durante cuatro décadas. Organizaciones como Justicia TEC, ECT Justice, y el Proyecto Legal por los Derechos Psiquiátricos (Law Project for Psychiatric Rights) han lanzado campañas internacionales para que se prohíba el tratamiento. Otros expertos como Owais Trimizi, autor del estudio "Terapia electroconvulsiva: cómo las técnicas modernas mejoran los resultados para los pacientes", defienden que las investigaciones demuestran que "entre el 64% y el 87% de los pacientes con depresión clínica responden a TEC, con índices de respuesta del 95% en el caso de pacientes con psicosis".

Desde el CHUS, explican a este diario que el TEC es una técnica que los psiquiatras utilizan de manera habitual para tratar trastornos psicóticos graves y que el Hospital de Conxo la aplica con extrema seguridad en unas instalaciones modernas y con personal cualificado. En un debate tan complejo como éste es hora de que hablen los profesionales de la psiquiatría.