Elvira Lindo y Daniela Fejerman | Directoras y guionistas

“Si la historia te interesa, la película saldrá mejor o peor, pero el espectador lo notará”

Las dificultades a la hora de dedicarse a un oficio artístico, las pandemias silenciosas y los celos materno-filiales son asuntos que abordan en la película ‘Alguien que cuide de mí’

Elvira Lindo y Daniela Fejerman, ayer en el Festival de Cine de Málaga.   | // GREGORIO MARRERO

Elvira Lindo y Daniela Fejerman, ayer en el Festival de Cine de Málaga. | // GREGORIO MARRERO

eduardo parra

La popular escritora Elvira Lindo debuta como realizadora al alimón con Daniela Fejerman, una autora ya más veterana en lides audiovisuales, en Alguien que cuide de mí, una historia protagonizada por tres actrices (abuela, madre e hija, interpretadas por Magüi Mira, Emma Suárez y Aura Garrido, respectivamente) y los conflictos y desconocimientos entre ellas.

–¿Qué debió tener una historia como la de ‘Alguien que cuide de mí’ para que de pronto se unan dos mujeres y decidan entregar tiempo y esfuerzo para contarla?

–Elvira Lindo: En mi caso tiene que responder a una historia poderosa, que merezca la pena porque es tanto trabajo hacer una película... La película te puede salir bien o mal pero si te interesa mucho a ti como directora siempre los espectadores lo acaban notando.

–Daniela Fejerman: Cuando Elvira me hizo llegar este relato con la idea de convertirlo en película me emocionó, porque había tantas cosas bonitas e interesantes para contar.

–Se habla de muchos temas en la película.

–D.F.: Es una especie de corriente imparable de asuntos interesantes que tratar: esas mujeres que vivieron una pandemia en los ochenta, los conflictos entre tres generaciones de mujeres que muchas veces no se cuentan (celos, envidias entre madres e hijas, rivalidades), el mundo de la interpretación....

–¿Por qué son actrices la hija, la madre y la abuela de ‘Alguien que cuide de mí’?

–E.L.: Porque es un oficio que tiene una exposición pública muy fuerte. Todos los que nos dedicamos al cine como yo ahora somos un poco neuróticos, somos especiales; no digo que seamos mejores o peores sino que estamos continuamente lidiando con nuestra vulnerabilidad y lo que los demás piensan de nosotras, y yo creo que eso la película lo cuenta bien.

–Y lo cuenta en un tono de melodrama, muy de cine de los años 50, ¿verdad?

–D.F.: Sí, eso estaba ya desde el guión de la película.

–E.L.: Del melodrama tiene el hecho de que sólo son asuntos graves los que se abordan. Pero nosotros, a diferencia del melodrama clásico, no hemos renunciado a puntos de ironía y humor, por lo que, al final, la película es muy difícil de clasificar.

–Quizás de lo más interesante del filme sea el reflejo de las dificultades de sobrevivir del mundo de arte: cuando a una mujer le llega la madurez, no le llegan los papeles...

–D.F.: Es que el arte es una profesión de enorme riesgo, llena de incertidumbre. De hecho, lo dice la abuela, el personaje de Magüi Mira: “Es que en esta profesión hay que guardar porque nunca sabes lo que te va a pasar en el futuro”.

–E.L.: Pero no todas las personas sabemos comportarnos pensando en el futuro, no todos tenemos un plan de pensiones. Cecilia [el personaje de Emma Suarez], representa a esas mujeres que no han tenido la mente en la siguiente jugada y les ha acabado yendo mal. Y no es justo, porque vivir el presente es bonito y es algo a lo que tienes derecho. Deberían permitirnos a las creadores y creadores pensar un poco más en el presente.

–Y luego está el personaje de Pedro Mari Sánchez, un actor que acude a ‘Sálvame Deluxe’ para hablar de su intimidad....

–E.L.: Yo tenía un amigo, cuyo nombre no voy a pronunciar, un actor que se parece mucho al personaje de Pedro, que me decía: “De vez en cuando voy a estos programas, pero yo voy como VIP”. Iba cobrando para contar algo que le permitiera seguir. Ah, por cierto, que Jorge Javier Vázquez se prestó a hacer de sí mismo y nos prestó el plató desinteresadamente, cosa que es muy de agradecer.

–¿Ha habido problemas a la hora de hacer coincidir dos miradas sobre una historia?

–D.F.: Esta idea de la dificultad de la codirección yo creo que depende mucho del carácter de las personas. Sabes que habrá directores o directoras que no puedan admitir otra voz, pero cuando tú confías muchísimo en la voz que tienes al lado todo eso se termina enriqueciendo; siempre hay una idea o un descubrimiento, tanto para la una como para la otra, que complementa y da un poquito más haciendo que sea mejor para la historia.