Bodas sin curas, ni concejales: ahora casan los amigos más ocurrentes y los oficiantes profesionales

La figura del maestro de ceremonias está cada vez más presente en los enlaces nupciales celebrados en Galicia, que dejan a un lado sermones y códigos civiles para escenificarse en una atmósfera amena, divertida y emotiva

Entre las diversas especialidades profesionales del actor y showman gallego Rafa Durán está la de ser oficiante de bodas.

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Marta Clavero

Marta Clavero

Las bodas son eventos cada vez más sofisticados. Todos los detalles se cuidan al máximo para que el día más importante en la vida de una pareja sea inolvidable. También para los invitados. El decálogo del enlace perfecto mezcla tradiciones y nuevos elementos que se van asentando en este tipo de celebraciones casi como imprescindibles.

Se estilan las coreografias, preparadas bien por los amigos o por los novios, que a veces sorprenden con un original baile nupcial; menús sabrosos, variados y no demasiado pesados; una banda sonora perfecta con una 'playlist' a la que contribuyen previamente todos los asistentes; prácticos regalos-recuerdo del enlace y kits de supervivencia; una romántica decoración, en ocasiones temática, que lo envuelve todo, con sus rincones especiales señalizados con carteles que lleven, por ejemplo, al 'beauty corner' -para retocarse- a un 'foodtruck' -puestos de comida en pequeños camiones- o en su versión más sencilla, a zonas gastronómicas en las que se sirven cualquier producto como quesos, pizzas, helados, dulces, jamon ibérico -con su cortador profesional-, o pulpo, más vinculado a las bodas en tierras gallegas en las que se suelen estilar los pulpeiros.

Otros recursos más genéricos que redondean la boda perfecta son el photocall, las cámaras de fotos instantáneas, unos gaiteiros -en el caso de Galicia- y hasta fuegos artificiales o bengalas de colores. Todos esos elementos contribuyen a que las sensaciones más exacerbadas fluyan ese gran día: alegría, diversión, humor, lágrimas, ternura, emociones... En definitiva, momentazos que perduren en la memoria de todos, pero sobre todo en la de los novios.

Y en ese carrusel de servicios y recursos por los que una pareja puede apostar para su gran día, se ha colado una figura que, desde hace algunos años, se presenta como pieza clave para aquellos contrayentes que descartan el enlace religioso, y pretenden salpimentar el insípido enlace civil al uso, con lectura de leyes por parte del concejal de turno quien, en el mejor de los casos, agrega un poema recurrente a la firma matrimonial. Son los maestros de ceremonias, también llamados oficiantes de boda.

Se trata de un rol carente de título oficial ni homologado que los novios, bien le atribuyen a un amigo o a un familiar especial para ellos, que tenga, sobre todo, facilidad de palabra y ciertas tablas a la hora de hablar en público, o bien contratan como un servicio nupcial profesional. En Galicia, la lista de personas que se dedican a estos menesteres no es excesivamente larga, pero cada vez son más los nombres de ámbitos relacionados con la televisión y los escenarios que añaden a su abanico de actividades esta especialidad. Pero también hay maestros y maestras de ceremonias que nada tienen que ver con el mundo del espectáculo, y que han convertido esta labor en su medio de vida.

¿QUIÉN PUEDE OFICIAR UNA BODA CIVIL LEGAL?

Un oficiante o maestro de ceremonias profesional que se encargue del ritual nupcial no tiene potestad legal para unir a una pareja por lo civil. Para que esa boda sea válida los novios tendrían que hacer los trámites antes o después. En los enlaces religiosos las cosas están claras, pero ¿qué pasa con las bodas civiles? ¿Quién puede oficiarlas?. En España hay un número limitado de personas que pueden hacerlo:

  • Alcaldes y concejales
  • Jueces de paz
  • Encargados del Registro Civil
  • Cónsules y funcionarios a su cargo
  • Notarios (desde 2015)
  • Los capitanes de barco, pero solo cuando haya inminente peligro de muerte de alguno de los contrayentes

Armando Álvarez es amigo; Rafa Durán es showman; y María Meiras, oficiante profesional. Los tres representan las opciones por las que una pareja de novios puede optar para casarse, al margen de sermones religiosos o estrictas lecturas del Código Civil.

Armando: "Ha sido mi primera y mi última boda"

Unos meses antes de casarse -casi un año- los vigueses Marcos y Carla le propusieron a Armando que oficiase su boda. "No tenía experiencia previa; ni siquiera sabía que esta figura existía", asegura el elegido por la pareja, compañero de trabajo y muy amigo del novio. "Como no sé decir que no, acepté", se sincera Armando que no fue consciente del 'embolao' hasta que se fue acercando la fecha.

Armando, amigo cercano de los novios, se encargó de oficiar la boda de Marcos y Carla.

Armando, amigo cercano de los novios, se encargó de oficiar la boda de Marcos y Carla. / David de Benito

"Me olvidé del tema porque aún quedaban muchos meses. Cuando me di cuenta, ya no tenía salida y debía preparar algo. Pasé del sí rotundo, al arrepentimiento meses después, a los nervios en los momentos previos y, finalmente, a hacerlo".

Unas semanas antes del enlace, el novio y su oficiante se sentaron para concretar algunos detalles de su intervención. "Además de buen amigo, yo creo que me eligió porque tengo un humor socarrón, y también experiencia por eventos que he presentado, así que Marcos confiaba en que pudiera darle cierto empaque y hacerlo bien", apunta Armando que reconoce que no se documentó demasiado para ese momento. "Del ritual, solo conocía lo que se ve en las películas americanas, así que entendí que se trataba de hacer una boda bonita y entretenida para los invitados, pero sobre todo para los novios".

"Además de buen amigo, yo creo que me eligió porque tengo un humor socarrón, y también experiencia por eventos que he presentado, así que Marcos confiaba en que pudiera darle cierto empaque y hacerlo bien"

Armando Álvarez

— Maestro de ceremonias en la boda de unos amigos

Además de su intervención, durante la ceremonia habría un par de actores más: un familiar de la novia que estuvo presente a través de un vídeo, y otro amigo que salió a hablar. "Ya habíamos guionizado, entre comillas, los actos de la ceremonia, con esas intervenciones, y el novio me explicó, más o menos, cómo quería que fuese, pero por lo demás me dio total libertad".

Armando, en el papel de maestro de ceremonias.

Armando, en el papel de maestro de ceremonias. / David de Benito

Armando arrancó con la creación del Universo, la explosión del Big Bang y cómo aquellas partículas y el devenir de los acontecimientos en los miles de años posteriores, "una cadena de milagros", había desembocado en ese instante que podría no haberse producido con tan solo un pequeño cambio en la historia de la humanidad. "Al principio me trabé un poco, pero después de dos minutos, ya me sentí más seguro".

El acto duró una media hora, y el oficiante provocó aplausos, lágrimas y risas, que era lo que pretendía con esa escenificación. "Aunque para mí, era una responsabilidad mayor que la de presentar cualquier evento, tanto el público como los novios estaban predispuestos a emocionarse y a que todo fluyese, así que en ese sentido, no era difícil conseguir esas sensaciones", reconoce Armando, tirando de humildad, a pesar de que recibió la enhorabuena por parte de todos los presentes. Incluso de la gente de más edad: "Independientemente de sus creencias religiosas, agradecieron que no fuese todo tan marcado y previsible; se tomaron bien ese tono ligero y desenfadado".

La novia, abrazada a Armando, se emocionó con la ceremonia que preparó, "y a Marcos estuvo a punto de soltar la lagrimita", recuerda.

La novia, abrazada a Armando, se emocionó con la ceremonia que preparó, "y a Marcos estuvo a punto de soltar la lagrimita", recuerda. / David de Benito

Hubo chascarrillos, poesía, alusiones a pareja e invitados, y algunos consejos con retranca, además de la promesa de que "ésta ha sido mi primera, y como supongo que todos desearéis, mi última boda. Me quiero retirar con el cien por cien de éxito, así que no admito devoluciones", bromeó al final de su intervención.

RAFA DURÁN: "Los protagonistas son los novios, no es tu show; humor, sí pero sin circos"

Presentador, cómico, animador, actor, improvisador y showman. Son algunas de las múltiples facetas del baionés Rafa Durán que lleva 17 años desarrollando su carrera en platós de televisión -habitual de la TVG-, y sobre los escenarios de teatros, espectáculos y eventos, derrochando buen rollo, sentido del humor, y muchas tablas. Sus perfiles de redes sociales son otros de los soportes en los que muestra, a través de pequeños clips y 'sketchs', su vis más cómica, una virtud de la que muchas parejas se aprovechan para contratarle como perfecto maestro de ceremonias para sus bodas.

Rafa Durán, durante la grabación de un programa para la TVG.

Rafa Durán, durante la grabación de un programa para la TVG. / Instagram

"En realidad, yo no ofrezco ese servicio directamente. Pero con el boca a oreja, me llegan peticiones que hago puntualmente, ya que en ocasiones las bodas me coinciden con otros proyectos más gordos. Normalmente, no me puedo comprometer a una fecha con tanta antelación, porque si doy el ok, me implico a tope", reconoce Rafa al respecto de una labor "que fue de las primeras cosas que hice, relacionado con mi actual profesión".

Hace muchos años, trabajó en el sector de la hostelería, concretamente, en un parador. Un día, se celebraba allí una boda y el concejal de turno no pudo acudir, así que el metre le pidió que ocupara su lugar. "Se celebró en una pequeña capilla que tenía el establecimiento y salí bien del paso. Solo tuve que leer los artículos del Código Civil, aunque la boda fue en inglés, pero tampoco le metí demasiado rollo", recuerda. Fue un estreno más sobrio que las siguientes ceremonias que ofició.

Rafa Durán se acerca al medio centenar de bodas oficiadas.

Rafa Durán se acerca al medio centenar de bodas oficiadas.

"Después casé a unos amigos, y ahí ya sí, lo hice más distendido, aunque quiero dejar claro que utilizo el humor para empatizar, no se trata de un circo. Hay que buscar un término medio, ya que es un ritual importante para los novios; formas parte de su gran día, pero no se trata de mi show, los protagonistas son ellos. Aunque tiro de chascarrillos, la idea es que lo disfruten y se emocionen", aclara.

"Me gusta quedar previamente con ellos para sentirles, conocerles y ver qué onda llevan; escanear a la pareja saber cómo se conocieron, con qué sueñan, lo que les gustaría y lo que no, y a partir de ahí me hago una composición del evento"

Rafa Durán

— Actor, humorista y animador

Bodas en Galicia, Valencia, Madrid y Málaga

No las cuenta, pero echando la vista atrás calcula que habrá oficiado ya unas 40 bodas, la mayoría en Galicia y Valencia, donde residió unos años. También vivió en Madrid y Málaga, así que en esas ciudades tuvo algunas peticiones, "pero no suelo desplazarme de los lugares donde resido. Moverme hace que se desmadre el caché, y a los novios no les compensa", reconoce Rafa cuya tarifa por esta clase de eventos asciende a 600 euros.

Algunas de las bodas que ofició Rafa Durán.

Algunas de las bodas que ofició Rafa Durán.

Un precio que no se reduce a la media hora de escenificación nupcial. "Me gusta quedar previamente con ellos para sentirles, conocerles y ver qué onda llevan; escanear a la pareja, saber cómo se conocieron, con qué sueñan, lo que les gustaría y lo que no, y a partir de ahí me hago una composición del evento". El actor de Baiona les pide que tengan confianza en él, y crea un grupo de guasap con los novios "para que vayan aportando sus ideas, las personas que van a intervenir, sus coñas internas, advertencias para no meter la pata... Y, a partir de ahí, me estructuro una especie de escaleta para que el mecanismo quede bien engrasado".

En los enlaces que oficia, "puede sonar Camela, que un águila lleve los anillos, que el novio vaya vestido con falda, que un amigo cante una canción de AC/DC, o que los sobrinos toquen "Stand by me" a órgano y violín. Todo tiene cabida", apunta, aunque aclara que son el sentido del ritmo y la cercanía los elementos clave para no espantar, por ejemplo, a esos invitados que acostumbran a escaquearse de las ceremonias religiosas y civiles al uso.

MARÍA MEIRAS: "En algo más de dos años ya he oficiado unas cien bodas"

Reconocida por el portal bodas.net como una de las oficiantes mejor valoradas por sus clientes durante 2022, esta pontevedresa lleva casi diez años ligada al sector nupcial. Primero como directora comercial de un pazo gallego que organizaba los enlaces y banquetes para los novios, y después como maestra de ceremonias. "Estuve cinco años desarrollando ese primer trabajo, pero cuando lo dejé no quería desvincularme del mundo de las bodas. Ya hacía tocados en esa anterior etapa y continué haciéndolos, pero después de analizar un poco el mercado y darme cuenta de que Galicia adolecía de la figura del oficiante, me lancé", confiesa María que empezó a desarrollar su actual trabajo en pandemia.

María Meiras, maestra de ceremonias de Pontevedra.

María Meiras, maestra de ceremonias de Pontevedra.

Su experiencia durante ese primer lustro al frente de esa casa señorial fue fundamental para entender que aquellos contrayentes que optaban por el matrimonio civil al aire libre para crear una atmósfera especial con infinidad de románticos detalles, debían conformarse con una ceremonia trámite que no se correspondía con su día de ensueño. "Algunos concejales no lo ponían fácil. No se salían del guión, por no hablar de que ni siquiera conocían a los novios. Llegaban, les pedían el DNI, leían los artículos, y si podían resolver en diez minutos, no se alargaban más". María quería personalizar esos enlaces y que ese día fuese especial para las parejas, "y como tenía el bichito de las bodas después de trabajar en el pazo, necesitaba volver a vivirlo de cerca", confiesa.

"Algunos concejales no lo ponían fácil. No se salían del guión, por no hablar de que ni siquiera conocían a los novios. Llegaban, les pedían el DNI, leían los artículos, y si podían resolver en diez minutos, no se alargaban más".

María Meiras

— Maestra de ceremonias nupcial

"Cada boda es diferente, porque los novios lo son. Tienen sus historias personales así que realizo con ellos una entrevista personal para que me cuenten sobre ellos, sobre su gente y empaparme de todo", un protocolo similar al que sigue nuestro anterior protagonista, Rafa Durán, con grupo de guasap incluido, aunque en el caso de esta oficiante, lo abre a los invitados más cercanos para que aporten sus ideas e incluirlas en el 'timing' de la ceremonia. "Intento que sea algo empático, romántico y simpático, pero esto no se trata de hacer un Club de la Comedia. Hago una bonita presentación con la historia de la pareja, y después trato de generar curiosidad, dar abrazos verbales, mitigar los nervios de los novios y que los asistentes se sientan cómodos".

María conduce la ceremonia de una pareja de novios.

María conduce la ceremonia de una pareja de novios.

En los poco más de dos años que lleva ejerciendo de maestra de ceremonias ha oficiado unas 100 bodas en Galicia y en el norte de Portugal, "en Ourense, por ejemplo, no existe esta figura como tal", apunta María, que entre esa falta de profesionales, el boca a boca y las recomendaciones de los establecimientos a los que va a oficiar suele tener la agenda nupcial llena.

Quiere dejar claro que ella no es una "wedding planner", simplemente se encarga de conducir el acto de la ceremonia en sí. Para ello llega una hora antes al enlace para supervisar que todo esté listo, "y me voy cuando termino mi trabajo y compruebo que todo está en orden". Hay que revisar las músicas "que normalmente ya eligen los novios" y encajar la intervención del concejal, si la hubiera. "Lo ideal es que la firma oficial y el acto de la ceremonia sea conjunta, pero hay novios que se casan antes o después. En el caso de que el edil acuda al lugar de la celebración, intento convencerle de que su parte se realice al final, y normalmente se adaptan. Suelen aceptar que lleves tú el peso de la ceremonia".

María Meiras, en diferentes momentos de su servicio nupcial.

María Meiras, en diferentes momentos de su servicio nupcial.

"Hay concejales que parece que vienen de la playa"

Para este servicio que desempeña María no existen estudios ni formación específica reglada. "Aquí no hay un máster, se trata de ser desenvuelto, saber improvisar, valorar la importancia de lo que tienes entre manos y respetar a la pareja", apunta esta maestra ceremonial cuya tarifa asciende a 360 euros. Todo está cuidado en sus oficios, incluida su propia vestimenta. "A mí me gusta ir bien vestida, y en mi armario casi tengo más ropa de 'trabajo' que la que uso a diario. Considero que la presencia es muy importante, aunque tendrías que ver a algunos concejales que parece que vienen de la playa", señala.

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