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La dosis de recuerdo olvidada

Casi 115.000 gallegos menores de 60 años han recibido esta segunda inyección de refuerzo, tan solo el 10 por ciento de la población | Los expertos no la ven necesaria en personas sanas

Una mujer joven recibe la segunda dosis de recuerdo en el Álvaro Cunqueiro.

Una mujer joven recibe la segunda dosis de recuerdo en el Álvaro Cunqueiro. / FDV

Hace apenas dos años, se abrían los llamados vacunódromos y las autoridades sanitarias llamaban a la vacunación masiva para hacer frente a la pandemia del COVID-19. Hoy, tres dosis de vacuna después, el panorama es radicalmente diferente y, si bien es cierto que el virus continúa circulando, la enfermedad que provoca, el COVID-19, está cada vez más cerca de parecerse a una gripe: la mayoría de los casos son leves si no asintomáticos, por lo que los casos graves y de fallecimiento se han reducido drásticamente.

Este cambio de paradigma se debe, precisamente, a la alta tasa de vacunación alcanzada, y a este respecto España es uno de los países que está en cabeza, con el 93,1% de la población mayor de 12 años con la pauta completa (las dos primeras dosis de la vacuna recibida en preparados bidosis), a la efectividad demostrada por las vacunas de ARN mensajero frente a la enfermedad grave y muerte, y a que la mayoría de la población, además, se ha infectado. Por todo ello, a los expertos ni les sorprende ni les preocupa que la adhesión a la segunda dosis de recuerdo no esté teniendo la misma adhesión entre los colectivos no diana, como es el caso de los menores de 60 años sanos.

En este sentido, desde la Consellería de Sanidade se recuerda que la en la Comisión Nacional de Saúde Pública del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS), formado por el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas, se acordó que los menores de 60 años que no sean personas de riesgo no son población diana, es decir, pueden acudir a vacunarse, pero no se les recomienda expresamente. “En Galicia, no obstante, a todas aquellas personas que quieren la vacuna, se les administra”, matizan desde este departamento.

Así, según datos del Sergas, hasta la fecha han recibido esta segunda dosis de recuerdo 115.044 gallegos menores de 60 años, lo que representa el diez por ciento de la población susceptible de ser vacunada. En la última semana, desde que Sanidade lanzó la campaña de los SMS recordando que está activa la vacunación y se ampliaron los horarios, más de 16.600 personas fueron vacunadas, una cifra que desde la consellería califican de “alta”.

“Desde el punto de vista inmunológico, esta dosis de recuerdo no es necesaria”

África González - Catedrática de inmunología

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África González, catedrática de Inmunología en la Universidad de Vigo (UVigo), no recomienda esta segunda dosis a menores de 60 años que no pertenezcan a alguno de los grupos de riesgo, ya que una cuarta dosis no aumenta ni alarga en el tiempo la respuesta inmune que ya se había generado con las anteriores. “Desde el punto de vista inmunológico no es necesaria. Todos los datos apuntan a que con las tres dosis iniciales se tiene una buena memoria inmunitaria”, afirma.

Según la reputada inmunóloga, las primeras vacunas han demostrado que protegen frente a la enfermedad grave y muerte, pero no tanto del contagio, por lo que muchas personas vacunadas se han infectado de ómicron, por lo que tener una vacunación añadida no mejoraría su memoria inmunitaria. “La gente que está hospitalizada con cuadros graves y que fallece por COVID-19 suele ser gente mayor. En medicina nunca nada es cero, pero la probabilidad de que una persona sana menor de 60 años enferme de forma grave con sus tres dosis de vacuna es prácticamente nula”, sostiene.

“Es lógico que se ofrezca porque en algunas personas puede tener un efecto psicológico”

José Gómez Rial - Inmunólogo del CHUS

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José Gómez Rial, médico de Inmunología del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS), considera acertado que las autoridades sanitarias “ofrezcan” la vacuna a este colectivo pero que no la indiquen a través de una recomendación clara dado que su beneficio es bajo. Señala que si además ha pasado la infección por ómicron “el beneficio es prácticamente nulo”.

“Las indicaciones de vacunación se hacen de acuerdo a una relación riesgo/beneficio asumiendo un riesgo bajo para esta vacuna, si el beneficio también es bajo, no hay indicación para la vacunación. Es lógico que haya un ofrecimiento porque se ha mediatizado tanto el COVID y sus efectos que en algunas personas puede haber lo que se llama un beneficio psicológico, y dado que la vacuna es segura no hay problema en ponérsela, pero dejando claro los mínimos beneficios sobre la salud si no se pertenece a grupos de riesgo”, remacha.

“Estamos en una época de pospandemia, pero eso no quiere decir que el virus ya no circule”

Juan Gestal - Epidemiólogo

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Juan Gestal, profesor emérito de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidade de Santiago (USC), asegura que la situación actual no es comparable con la de hace un año debido al alto nivel de vacunación y a la incidencia del virus, cada vez menor y con tendencia a la baja, por lo que la vacunación con esta segunda dosis de recuerdo no es prioritaria en la población no de riesgo. “La pandemia se está terminando y estamos muy bien inmunizados. Estamos ya en la pospandemia, aunque esto no quiere decir que el virus no esté circulando y que todavía se estén produciendo muertes. Por lo tanto, es conveniente que aquellas personas de riesgo se vacunen. Además, los estudios apuntan a que esta nueva vacuna bivalente protege algo frente a los sublinajes de ómicron. Por eso yo si tuviera 60 años y no fuese persona de riesgo sí me vacunaría”, comenta.

“No tiene sentido estar vacunando a todo el mundo de todo. No sobran los recursos”

Jesús Sueiro - Médico de Atención Primaria

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Jesús Sueiro, médico de familia y portavoz de la Asociación Galega de Medicina Familiar e Comunitaria (AGAMFEC), cree que es lógico que esta segunda dosis de recuerdo tenga menos adhesión que la anterior entre la población joven, que está pasando el COVID-19 como un catarro más. “La expectativa del coronavirus es que acabe siendo una infección vírica como cualquier otra y que tengamos que incidir en aquellas personas de riesgo. No tiene mucho sentido estar vacunando de todo a todo el mundo. Tampoco se aconseja poner la vacuna del neumococo a todo el mundo, se le pone a los mayores de 65 porque es una etapa en la que hay más riesgo, o de la de fiebre amarilla si no vas a viajar a un país donde sea endémica. Cada vacuna tiene su población diana para sacarle beneficio porque tampoco sobran los recursos”, expone.

Los expertos insisten, sin embargo, en la importancia de que las personas que pertenecen a algún grupo de riesgo sí se vacunen, esto es, mayores de 60 años; menores de 60 años con enfermedades crónicas cardiovasculares, neurológicas o respiratorias; personas de entre 12 y 59 años con patologías de riesgo; embarazadas en cualquier trimestre de gestación; receptores de trasplantes; pacientes en tratamiento quimio y radioterápico, y personas con inmunodeficiencias, así como personal sanitario.

Este es el caso de Irene, de 49 años, con un problema autoinmune, que se puso esta segunda dosis de recuerdo hace dos semanas en el Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo, por donde pasa una media diaria de 150 personas de distintas edades para ponerse la vacuna del COVID. “Aproveché que tenía una cita en el hospital para vacunarme”, afirma esta mujer, que cada año tiene que vacunarse de la gripe común. Irene no conoce a nadie de su entorno con su misma edad que se haya puesto esta segunda dosis de recuerdo.

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Mónica acaba de cumplir 48 años y el pasado 26 de diciembre recibió su quinta vacuna contra el COVID-19. Es una de las personas que pertenecen a uno de los grupos de riesgo para los que está aconsejada la dosis de refuerzo.

En 2004, Mónica fue sometida a un autotrasplante de médula ósea y aproximadamente cada tres meses es convocada por Medicina Preventiva para que se vacune. Tenía que haberse vacunado ya el pasado mes de noviembre, pero a finales de junio se infectó del SARS-CoV-2, por lo que la vacunación se demoró un mes. “Pasé el COVID como una gripe normal, aunque los test tardaron mucho tiempo en dar negativo”, afirma.

Mónica se vacunó ese mismo día del COVID-19 y de la gripe. “Después de pasar por un autotrasplante de médula y por quimio en dos ocasiones prefiero no correr riesgos. Ante la duda prefiero ponérmela, al igual que me pongo todos los años la de la gripe. Estoy un poco cansada de tanta vacuna, pero como no sé de qué forma puede repercutirme el COVID”, comenta.

Ese mismo día también se vacunó su marido. Para él es la tercera dosis –la primera vez se le suministró el preparado de Janssen, la única vacuna que era monodosis–. De su entorno, es la única persona que se ha vacunado con esta segunda dosis de recuerdo. “No conocemos a nadie de nuestra edad que se la haya puesto y cuando digo que yo voy ya por la quinta, la gente se sorprende”, afirma.

Juan Carlos, de 53 años, se vacunó aprovechando que vacunaban a su mujer, que trabaja en el sector sanitario. “Me he puesto la cuarta dosis por no haber tenido problemas con las anteriores, por considerar que puedo ser paciente de riesgo por un extenso historial de problemas médicos y por seguir evitando riesgos”, apunta.

A Julio, de 44 años, el COVID le tumbó el pasado mes de junio: fiebre, pesadillas y una sensación extrañísima en el cuerpo. “Entendí perfectamente eso que decía mucha de gente de ‘sentir el bicho dentro’”. Después de tres días hecho polvo, empezó a encontrarme mejor, aunque hasta el 5 de julio no dio negativo en los test. Esto afianzó su convencimiento sobre ponerse esta segunda dosis de recuerdo. Si aún no se la ha puesto es porque pensaba que sería convocado como en las anteriores campañas. “Como ha habido tanto ruido siempre alrededor de las recomendaciones, esperaba a que se siguiera el mismo protocolo. El Sergas convocó a mis padres y pensé que era cuestión de tiempo. Esta semana recibí un SMS del Sergas recordándome que puedo pedir cita. Tengo previsto ir”, afirma.

Joven recibiendo la segunda dosis de recuerdo.

Joven recibiendo la segunda dosis de recuerdo. / FDV

María, de 52 años, sin embargo, no se pondrá esta nueva dosis. Todo su entorno ha pasado ya el COVID-19 y lo ha hecho de forma leve. Ella, al menos que lo sepa, no se ha infectado aún. “Supongo que algún día lo pillaré si el virus ha venido para quedarse como dicen y me he vacunado las tres veces anteriores, por lo que creo que estoy protegida”, afirma esta viguesa.

Su amiga Sofía, de 51 años, tampoco se ha vacunado. Cuando se puso la primera dosis de recuerdo decidió que sería la última. “Me vacuné cuando me lo dijeron porque la situación era muy grave y tenía gente a la que proteger, pero no podemos estar constantemente vacunándonos. Además, acabo de pasar el COVID hace dos meses, de forma leve. Al principio hasta pensé que era un catarro”, comenta.

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