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Donde los dioses se echaron a descansar

Paseo en el Día de Difuntos por las tumbas en las que los gallegos ilustres duermen el sueño eterno: desde Rosalía de Castro y Castelao en Bonaval, a Concepción Arenal en Pereiró, o Ánxel Casal en San Amaro

Monumento funerario de Concepción Arenal en Pereiró. Eli Regueira

En Vigo, hallamos a los siguientes ilustres en el cementerio de Pereiró: la penalista Concepción Arenal (1820-1893), o el industrial y mecenas Policarpo Sanz (1841-1889). En el camposanto coruñés de San Amaro podemos encontrar los enterramientos del editor y político Anxel Casal (1895-1936), ejecutado cuando era alcalde de Santiago de Compostela; o del poeta Curros Enríquez (1851-1908), punta del triunvirato del Rexurdimento. Y en el compostelano Boisaca están los restos del escritor Ramón María del Valle-Inclán (1866-1936) que tiene a su familia en el gótico de Cambados.

Hacia las estrellas viajan cada noche los gallegos ilustres enterrados en cementerios de cruces afiladas (casi listas para el vampiro). Se celebra este 2 de noviembre el Día de Difuntos, mientras el ciclo del otoño avanza hacia una noche eterna. ¿Quiénes duermen el sueño de los justos en los camposantos gallegos? Desde San Amaro en A Coruña hasta Pereiró en Vigo, viajamos por la cartografía de los dioses que aquí se echaron a descansar. Ante el Atlántico.

En Vigo encontramos a los siguientes ilustres en el cementerio de Pereiró: la penalista Concepción Arenal (1820-1893), el industrial y mecenas Policarpo Sanz (1841-1889), el empresario y filántropo José García Barbón (1831-1909), o el inventor Antonio Sanjurjo Badía (1837-1922, constructor de la primera máquina de vapor gallega).

En Santiago de Compostela, el Panteón de Galegos Ilustres de Santo Domingo de Bonaval alberga (como su nombre indica) a los patriarcas y matriarcas del país. Allí descansan nada menos que la poeta Rosalía de Castro (1837-1885), el escritor y dibujante Daniel Rodríguez Castelao (1886-1950), otro escritor como Alfredo Brañas (1859-1900), o el poeta Ramón Cabanillas (1876-1959).

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¿Dónde están enterrados los ilustres gallegos? Patricia Pedrido

En el Panteón Real de la catedral de Santiago duermen el conde y consorte de reina Raimundo de Borgoña (1070-1107), la reina Berenguela de Barcelona (1108-1149), el rey Fernando II de León (1137-1188), el rey Alfonso VIII de Castilla (1155-1214), la reina consorte Juana de Castro (nacida en fecha desconocida y fallecida en 1374) y el conde Pedro Froilaz de Traba (1072-1128). Además, en el cementerio compostelano de Boisaca se encuentran los restos del escritor Ramón María del Valle-Inclán (1866-1936) aunque tiene a su familia en el camposanto gótico de Cambados, el médico y pensador Nóvoa Santos (1885-1933), el escritor y lingüística Ricardo Carvalho Calero (1910-1990), el intelectual y pintor Isaac Díaz Pardo (1920-2012), el primer presidente de la Xunta Xerardo Fernández Albor (1917-2018), o el dramaturgo y actor Roberto Vidal Bolaño (1950-2002).

Centenario de la muerte de Curros Enríquez en San Amaro. Víctor Echave

Justo frente al océano, San Amaro en A Coruña sirve de pequeño laberinto para el visitante. Aquí puede encontrarse con tumbas como las de los siguientes muertos: el editor y político Ánxel Casal (1895-1936), ejecutado cuando era alcalde de Santiago de Compostela; el poeta Curros Enríquez (1851-1908), punta del triunvirato del Rexurdimento junto a Rosalía de Castro y Eduardo Pondal; o el escritor Carré Aldao (1859-1932). Más lápidas: para el escritor y periodista Wenceslao Fernández Flórez (1885-1964), el artista exiliado Luis Seoane (1910-1979) o el músico Marcial de Adalid (1826-1881).

Las últimas paradas llegan en los cementerios de San Mauro (Pontevedra) con el intelectual fusilado Alexandre Bóveda (1903-1936), y en Sigrás (Cambre) con la heroína María Pita (1565-1643).

Tumba de Heraclio Botana en Pereiró. Marta G. Brea

La última morada de represaliados y repatriados

Muchos cementerios gallegos albergan tumbas y recuerdos para los represaliados y fusilados en la Guerra Civil, o para los repatriados de las contiendas más allá de los mares. San Amaro en A Coruña tiene nichos para los fallecidos en la Batalla de Elviña, los marineros alemanes naufragados en la II Guerra Mundial o las víctimas del cólera (estas últimas enterradas en vertical, como indican los informes del Consello da Cultura Galega). Además, hay fosas de los fusilados por los fascistas.

Los muros de Pereiró atestiguan fusilamientos de la Guerra Civil. Un monolito recuerda a los asesinados: como el alcalde vigués Emilio Martínez Garrido (1886-1936), el alcalde de Lavadores José Antela Conde (1900-1936), el sindicalista Heraclio Botana (1871-1936), y los diputados Ignacio Seoane (1900-1936) y Antonio Bilbatúa (1894-1936).

También en Boisaca (Santiago de Compostela) distintas placas de monumentos rememoran a los fusilados en sus tapias. Se encuentran José Pasín Romero (1878-1960) y sus hijos Marcelino (1901-1936)y Modesto Pasín Noya (1903-1936). El primero fue un sindicalista que permaneció huido durante tres años al ser perseguido durante la Guerra Civil. Los dos últimos, también sindicalistas, fueron fusilados en los primeros meses de la contienda.

Por último, otra historia de la represión en Boisaca. Las Dos Marías: María “Maruxa” Fandiño Ricart (1898-1980) y Coralia Fandiño Ricart (1914-1983). Hijas de una familia de sindicalistas de la CNT, sufrieron distintas formas de represión por parte de la dictadura. Hasta 2014 se encontraban en sepulturas separadas. Pero una colecta popular logró reunirlas.  

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