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Cenas de empresa: qué harán los que saben

Una comida de Navidad con decenas de comensales celebrada antes de la pandemia. FdV

El brote COVID-19 en un hospital de Málaga, que arroja ya 96 casos entre sanitarios y otros empleados que acudieron a una comida navideña, ha hecho que muchos se lo piensen aún más a la hora de acudir a este tipo de eventos.

El brote entre sanitarios en Málaga pone estas citas en el punto de mira | Los profesionales consultados recomiendan no ir o, si se acude, limitar los comensales y elegir un lugar bien ventilado

Que haya ocurrido con profesionales de la sanidad que tomaron precauciones –estaban vacunados, incluso algunos con la tercera dosis, y se hicieron un test de antígenos previo– sugiere que hay que extremar la prudencia para reducir en lo posible la probabilidad de contagiarse.

FARO preguntó a profesionales del ámbito científico y sanitario bien informados qué harían y, en su caso, qué medidas de protección considerarían ante la tesitura de acudir a una comida o cena de empresa tipo con 30 comensales.

La Generalitat de Cataluña pidió ayer evitar estas ocasiones sociales

La Xunta de Galicia recomienda que las reuniones navideñas no excedan las ocho personas, y la Generalitat de Cataluña pidió ayer evitar las cenas de empresa. Pero ni los límites grupales ni las recomendaciones gubernamentales impedirán que se celebren. Todo queda supeditado a la responsabilidad individual.

“Debería exigir que el lugar esté bien ventilado y con medidores de CO2”

Juan J. Gestal - Catedrático de medicina preventiva de la USC

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“Actualmente existe un riesgo elevado de contagiarse en las comidas de empresa, siendo este mayor cuanto mayor sea el número de asistentes. Por eso lo recomendable es no organizarlas –señala el epidemiólogo gallego Juan Jesús Gestal–.

  • La cena de empresa, primera víctima de las nuevas restricciones por la sexta ola

El hecho de estar vacunado no nos garantiza que no nos vayamos a infectar”, recuerda el catedrático emérito de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Santiago de Compostela, uno de los expertos de referencia en esta pandemia.

El epidemiólogo Juan Gestal. Ediciones Bolanda

Gestal señala que no iría a una cena o comida con 30 personas. “Desde luego no me haría un test de antígeno para ir, pero es posible que una persona joven sí vaya y si fuera necesario se haga el test de antígeno, y debería exigir que el lugar esté bien ventilado y con medidores de CO2”, explica.

“Hay que evitar tertulias largas y usar mascarilla tipo FFP2 cuando no se coma”

África González - Catedrática de Inmunología de la UVigo

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África González, catedrática de Inmunología de la Universidad de Vigo, aunque dice no ser experta en estos aspectos, opina que para celebrar una comida o cena de empresa los lugares “deben estar bien ventilados y con renovación de aire, o con apertura de ventanas y puertas cada cierto tiempo; preferentemente en lugares abiertos (mejor terrazas que comedores cerrados) y que la gente esté vacunada”.

África González, catedrática de inmunología de la UVigo Alba Villar

Aboga también por “evitar tertulias largas” y, “cuando no se come, usar mascarillas tipo FFP2 bien fijadas a la cara”.

"Con poca gente y fuera, en una terraza o un sitio ventilado con el techo muy alto"

Anotnio Figueras - Biólogo y profesor de investigación del CSIC

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En este sentido, el doctor en Biología y profesor de investigación del CSIC Antonio Figueras aporta un ejemplo muy ilustrativo: “Una amiga fue a una comida de 8 comensales y ella fue la única que solo se quitaba la mascarilla para comer. Todos se contagiaron menos ella”.

Antonio Figueras, CSIC

Figueras optaría por almorzar “con poca gente y fuera, en una terraza o un sitio ventilado y con el techo muy alto”. El científico especializado en inmunología y genómica cree que “no hay que volverse paranoico ni tampoco confiarse mucho”. Apunta que la vacuna “puede dar una falsa sensación de seguridad” y que con los coronavirus “puedes tener más de una infección por temporada, como ocurre con los catarros”. Reconoce que “la gente está harta y no se le puede pedir mucho más”, pero que acudir a una comida con numerosos comensales, durante mucho tiempo y sin ventilación es “jugar a la ruleta rusa con más de una bala en el cargador, y puede producir un efecto rebote” de contagio hacia personas vulnerables.

“Para ir a un restaurante necesito que esté bien ventilado y que la incidencia sea baja”

Mª Jesús Díaz - Doctora en Medicina, radióloga (CHUAC)

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Por su parte, la doctora María Jesús Díaz Candamio, radióloga en el Hospital Universitario de A Coruña, asegura que no acudirá a la cena del Servicio de Radiología de su centro, pese a haberse a haberse vacunado recientemente con la tercera dosis de Pfizer.

Mª Jesús Díaz - Doctora en Medicina, radióloga (CHU FdV

“Apenas he pisado el interior de un restaurante desde que comenzó la pandemia –explica–. He aprovechado para ir con mayor frecuencia cuando la incidencia era baja, y casi siempre he ido a terrazas al aire libre. El riesgo cero no existe, y menos en cuanto te sacas la mascarilla para comer”. La médico dice que para disfrutar a tope de un restaurante necesita “no solo que el local esté bien ventilado, sino que, punto primordial, la incidencia sea baja”.

Díaz Candamio, muy activa en la divulgación de noticias sobre el COVID-19 en sus dos cuentas de Twitter, @Perbess y @Vilavaite, con casi 30.000 seguidores en total, recalca que bares y restaurantes “están siendo víctimas de esta decisión por parte de los gobiernos de ‘convivir con el coronavirus’”. Sostiene que esta pandemia “tiene que suponer un antes y un después en la limpieza del aire de los interiores de los edificios, que tiene que empezar, en primer lugar, por los hospitales”. Por ello defiende que “los bares y restaurantes tienen que recibir ayudas para mejorar su ventilación. Japón ha demostrado que es posible la eliminación local del coronavirus, y la ventilación es clave para ello”.

Sí a los test de antígenos antes de los encuentros, pero teniendo en cuenta las recomendaciones

Los test de antígenos suscitan debate, también entre los científicos y sanitarios mejor informados sobre la pandemia. En general se consideran una capa de protección más –junto a vacunas, mascarillas, ventilación, distancia, filtros de aire...–, y como tal tienen sus limitaciones.

Son buenos detectando personas que contagian, no todos los positivos –para eso está la PCR–, y expertos como Michael Mina, epidemiólogo de la Universidad de Harvard, insisten en que para mayor seguridad conviene repetir la prueba, de ahí que resulte fundamental que sean muy baratos y accesibles (algo que no se cumple en España, ya que cuestan unos 7 euros y solo se venden en farmacias). En caso de contacto con un positivo habría que esperar unas 48 horas para realizar el test. Y antes de acudir a una reunión, lo mejor es hacer un test entre 6 y 12 horas previamente a la cita y otro justo antes del encuentro.

“Con poca gente y fuera, en una terraza o un sitio ventilado y con el techo muy alto”

Antonio Figueras - Biólogo. Prof. de Investigación del CSIC

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“Que la gente se haga test, no cuesta nada”, propugna Antonio Figueras, habituado a hacer pruebas PCR en su laboratorio. Pone como ejemplo Inglaterra: allí se puede pedir por internet un paquete de 7 test de antígenos gratis –a cuenta del erario– cada día, y los envían directamente a casa.

África González, por su parte, señala que hacerse un test de antígenos “sirve si estamos con gran cantidad de virus, pero lo mejor sería una prueba PCR antes de celebrar reuniones familiares, sobre todo con personas mayores”. “Esta sería mi recomendación para estar seguros”, señala.

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