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La cena de empresa, primera víctima de las nuevas restricciones por la sexta ola

Colas ayer para hacerse pruebas en el Punto de Atención Móvil (PAM) del Sergas ubicado en el Náutico. | // ALBA VILLAR

La sexta ola ha venido a empañar –de nuevo– las expectativas de la hostelería viguesa que, pese a disfrutar todavía del buen ritmo de trabajo experimentado en el fin de semana tras el encendido de las luces de Navidad, las cancelaciones vuelven a ser el pan de cada día. Esta vez son las cenas de empresa las que poco a poco se han ido cayendo de las reservas de muchos restaurantes de la ciudad olívica por la modificación en los aforos –mesas con un máximo de 8 personas–, y la obligatoriedad de pedir y mostrar el certificado COVID. “No solo cenas de empresa, que están cancelándose bastante, sino que este mismo fin de semana se han caído reservas de mesas para cenar. La gente está asustada y cansada a partes iguales. Presentar el certificado COVID es algo que frena a mucha gente que, o bien no quiere exponer sus datos o directamente, no está vacunada. Otras veces se presentan en el restaurante más comensales de los permitidos en una misma mesa y surge el conflicto”, explica Celia Cabrera, presidenta de la asociación de hosteleros de Bouzas.

Los restaurantes están “nerviosos y expectantes” ante los –más que probables– nuevos cambios que vendrán a partir de ahora con el aumento de casos. “Están cancelando muchas empresas y grupos grandes porque alguno del grupo, o bien no está vacunado, o tiene COVID. Están aplazándolas para cuando sepan cuál será la situación de aquí en adelante. Se nota el nerviosismo y la expectación ante lo que pueda pasar. Es muy duro. En el Casco Vello nos ha perjudicado bastante el tema del certificado COVID, y está siendo la Alameda la gran beneficiada con las terrazas llenas sin necesidad de pedir el certificado, mientras que los que solo tienen interior no pueden competir con eso”, asegura Juanjo Figueroa, presidente de los hosteleros del Casco Vello.

Para los restauradores, las nuevas restricciones han provocado la vuelta atrás para su sector, uno de los más castigados por la pandemia, y les ha obligado a tomar medidas a nivel interno porque no pueden asumir más pérdidas. “Hay miedo en el cuerpo por los nuevos contagios, las empresas prohiben, en muchos casos, a hacer cenas, uno o varios del grupo tiene COVID, y hay mucha gente sin vacunar. Hemos decidido rechazar a grupos grandes, pero si cancelan pocos días antes de la cena, les tocará pagarla”, advierten desde el restaurante Malasangre. Insisten que ahora tienen que trabajar con productos para consumir en el mismo día y que si la gente empieza a cancelar dos o tres días antes no tienen capacidad de cubrir esas vacantes y tienen unas “pérdidas inasumibles”.

Los vecinos de Traviesas se quedarán también –de nuevo– sin su fiesta de Fin de Año, que en esta ocasión iba a celebrarse –como en los últimos 20 años, excepto el año pasado– en Plaza de América. La organización ha decidido, finalmente, suspenderla debido al giro de la situación pandémica que ha traído consigo la sexta ola. “Habrá otro evento durante varios días que organizaremos los comerciantes y del que informaremos, pero no Fiesta de Fin de Año”, matizan desde la organización.

Las cenas que por estas fechas solían –cuando fue posible– celebrar los diferentes colectivos de sanitarios también empiezan a suspenderse. Es el caso de la cena de los profesionales de la UCI del Hospital Álvaro Cunqueiro, que en un ejercicio de prudencia, han concluido no celebrar el evento hasta que vuelva a darse una nueva “coyuntura más propicia”. Una decisión que se está haciendo extensiva a otros departamentos del complejo sanitario. Desde la gerencia del Sergas, a través de una circular, se ha informado a todo el personal laboral, que deben extremar la precaución y cumplir con las medidas sanitarias existentes ante las reuniones que se sobrevienen “en las próximas fechas”.

Los vigueses acuden en masa al cribado en el Náutico: casi 1.300 entre los citados por el Sergas y voluntarios


El avance de la sexta ola en el área sanitaria de Vigo empieza a generar respuesta en la población. Prueba de ello es lo que se ha vivido en los últimos días en el Punto de Atención Móvil (PAM) que ha habilitado el Sergas en el entorno del Náutico para hacerse pruebas PCR de forma gratuita. Desde el sábado y gasta ayer acudieron cerca de 1.300 personas a este dispositivo móvil a hacerse la prueba. Entre ellas hay que diferenciar dos grupos. En primer lugar se encuentran todas aquellas personas citadas por el Sergas en el marco de los cribados poblacionales entre asintomáticos que se han reanudado debido al aumento de la incidencia del virus. Aunque no se saben las cifras concretas de participación, parece que la población está respondiendo a la llamada de las autoridades sanitarias. El objetivo de estos cribados es detectar positivos asintomáticos para cortar inmediatamente la cadena de contagio. Por otro lado, están todas aquellas personas que están yendo de forma voluntaria al Náutico a realizarse una prueba PCR gratuita. En este sentido, ayer por ejemplo acudían personas de diferentes edades que necesitaban una prueba negativa para poder viajar a otro país (hay algunos como Portugal que la empiezan a exigir a partir de mañana) o incluso para acceder a un restaurante. En el Cunqueiro, mientras tanto, se ha subido a la fase uno del plan de contingencia frente al COVID. Si hasta ahora había una unidad mixta en la que se atendían a los positivos y a los pacientes sospechosos de estar contagiados, ahora esa unidad se ha desdoblado, por lo que hay una zona especifica únicamente para contagiados y otra para sospechosos.

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