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Funambulistas de la desescalada

Playa América y Panxón, un espejismo del verano en pleno febrero Marta G. Brea

Un equilibrio entre la libertad y la responsabilidad. Asunto díficil, quizás solo apto para ‘funambulistas’ expertos, es el que se hace preciso en este momento de ‘desescalada’ para conciliar las ansias de contacto social de la ciudadanía y las medidas de prevención.

“Es nuestra responsabilidad y debemos de interiorizarla”, recomienda el sociólogo de la UVigo, José Durán, frente a la infantilización de la ciudadanía. Y también, por el continuo hábito de desviar ‘culpas’, ya sea hacia el Gobierno o la Xunta, la hostelería o el comercio.

Psicólogos y sociólogos dan claves sobre cómo conciliar el contacto social con la prevención: no hay que desvincularse de amigos y familiares, pero también conectar con deporte o naturaleza

“Es una responsabilidad compartida”, reconoce Durán, en relación a ese equilibrio de medidas que deben cumplir la admisnitración y los administrados. “La vuelta a la normalidad sí será mucho más efusiva, pero no tiene por qué traducirse en un descontrol...”, asegura, “quizás como cuando se sale de una guerra, haya una vuelta a la alegría cotidiana de vivir”, sostiene. A veces, solo por contraste, queda al descubierto el valor ‘real’ de las cosas.

Así luce Vigo en el primer sábado de desescalada

Así luce Vigo en el primer sábado de desescalada Ricardo Grobas

“Estamos viviendo una situación nueva como generación”, explica el doctor en Psicología y profesor en la Escuela de Povisa, el vigués Vicente Suárez, “cuando las emociones influyen de un modo importante, la toma de decisiones se ve sesgada y actuamos de un modo incoherente”.

“Si estamos muy influidos por las emociones, la amígdala toma el control y tomamos decisiones irracionales. Y, por otra parte, si somos muy precavidos y usamos excesiva información, a veces las decisiones son tardías”

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Así, podemos incurrir en errores. El psicólogo recomienda psicoeducación y pone de ejemplos a los más pequeños (y su comportamiento) como ejemplares en esta pandemia. “Estamos muy mediatizados por la información que recibimos. Y quizás se dé como amenaza. Es una situación compleja, pero lo lógico es que vayamos aprendiendo de los errores. Eso sí, el precio a pagar es muy alto. La única forma de mejorar la toma de decisiones es a través de psicoeducación.

¿Cómo detectar la fatiga pandémica?

Cansancio, indefensión tristeza, preocupación, frustación o la irritabiidad son indicadores de fatiga pandémica, por la que las personas se sienten desmotivadas para seguir las recomendaciones y restricciones de las autoridades sanitarias.

Así, está disminuyendo su esfuerzo por mantenerse informados y las percepciones del riesgo relacionadas con la COVID-19, también.

La fatiga pandémica, nueva dolencia de la sociedad

La fatiga pandémica, nueva dolencia de la sociedad Vídeo: Agencia ATLAS | Foto: EFE

Si estábamos a gusto, nos sentimos seguros.

Al funcionar por rutinas, nuestra memoria está acostumbrada los hábitos: nuestro cerebro da el mensaje de estamos a salvo en lugares en los que antes nos sentíamos a gusto. ¿El problema? En esos lugares sigue circulando el virus.

Educar y sancionar.

Lo ideal es una combinación de normas punitivas y positivas: habrá que sancionar, pero también habrá que educar y estimular el conocimiento positivo.

‘Mens sana, in corpore sano’

Cuidar el organismo mediante una alimentación saludable, una correcta higiene del sueño y ejercicio físico. Fomentar el diálogo interno positivo y crear nuevas tradiciones y pasatiempos.

Fórmulas para reducir el estrés.

Combatir la ansiedad y reducir el estrés con ejercicios como el yoga, la lectura o los paseos por la naturaleza... A cada uno, podría funcionarle una práctica distinta. Lo importante es descubrirla.

Mejor, con amigos.

El clásico refrán de los años 80 se vuelve clave. Una cuestión es no poder hacerlo de forma presencial y otra, no buscar la manera. Mantener el contacto social con amigos y familiares.

No enmascarar cómo te sientes.

Aceptar las sensaciones. “Las situaciones desafiantes despiertan una mezcla de emociones, pero reprimir los sentimientos e ignorarlos no los hace desaparecer. En cambio, reconozca y nombre sus sentimientos”.

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