-¿A qué desafíos ha de hacer frente una sociedad robotizada?
-Al menos hay dos. El más importante es que los seres humanos aceptemos la nueva situación que se va a crear y que empezamos a vislumbrar ahora. Hay algunas cosas que ya se están discutiendo, como los puestos de trabajo o cómo van a afectar los robots a la productividad, cómo va a ser en definitiva la nueva sociedad, a qué nos vamos a dedicar las personas. Tenemos que ver cómo los seres humanos vamos a aceptar el convivir con máquinas. Y hay otra variable, que es la que nosotros nos dedicamos, que es cómo diseñar robots que no produzcan miedo a las personas, ya no sólo por las funciones que realizan como también por su aspecto, porque estamos muy mediatizados por las películas de ciencia ficción y esto es algo que también tenemos que trabajar.
-¿Qué nivel de robotización alcanzaremos?
-Hay algunos gurús en Estados Unidos que además son futuristas reconocidos porque suelen acertar en las fechas de sus predicciones que hablan de que en el año 2029 todas las labores que realizan los humanos podrán ser realizadas también por los robots. Eso no quiere decir que en ese año todo lo hagan las máquinas, sino que las máquinas habrán alcanzado esa capacidad, y a partir de ahí ya se verá. Es algo que habrá que empezar a estudiar y de hecho en Estados Unidos ya se está haciendo, el año pasado empezaron a hacerse borradores de leyes de deberes y derechos de las personas digitales, es decir, de los robots.
-¿Llegará la robotización a todos los ámbitos?
-Quizás estamos más acostumbrados ver a los robots en las fábricas, y está claro el valor que han aportado por la reducción de costes desde la automoción hasta la alimentación, pero también llegarán a todos los ámbitos. Se empiezan a automatizar tareas que hasta hace poco se consideraba que se realizaban sólo por humanos. Hay gente que dice que la creatividad nunca va a ser sustituida por una máquina y se equivocan, porque hay universidades que están diseñando robots músicos que comparten "jam sessions" con un humano y el resultado es muy interesante. También hay robots periodistas que escriben noticias; el impacto va a ser en todas las áreas.
-¿Cuál será el papel de las personas?
-Depende de con quién hables y cómo vea el mundo. Yo suelo decir que esto es algo que la humanidad ya ha vivido. En la época de los romanos había dos clases sociales: los privilegiados y los esclavos. Los romanos se dedicaban a la poesía, las artes, la política o la ciencia porque tenían una clase social que los mantenía. Robot viene de la palabra checa "robota", que significa esclavo, quizás estemos ante una vuelta atrás más justa con los humanos.
-Y esto abre un gran abanico de oportunidades profesionales...
-Sin duda. Como poco tenemos por delante unos 20 años en los que serán necesarias este tipo de cualificaciones, y no sólo de carácter técnico. Nosotros estamos inmersos en algunos proyectos en los que están involucrados psicólogos o lingüistas porque lo que necesitamos es conseguir que las máquinas entiendan a los humanos, y eso no es sólo una cuestión de ingeniería. Hay muchos campos interesantes para explotar y desarrollar.
-¿Hacia dónde avanza la robótica social?
-Hay varios ámbitos en los que estamos centrados. Uno es el educativo y otro es el que trabaja en el envejecimiento activo. Nuestra vida cada vez es más larga, están apareciendo enfermedades nuevas y nuestro cerebro no aguanta tan bien como nuestro cuerpo, con casos de demencia frecuentes. El reto es cómo poder ayudar a las personas mayores a envejecer cuando su pareja ha fallecido, ofrecerle herramientas para que pueda mantener autonomía y con calidad de vida en su entorno conocido.
