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Beatriz Domínguez-Gil: "Algunos países llevan mal que España sea líder mundial en trasplantes"

La compostelana recalca la importancia del trabajo en equipo para llegar al liderazgo

Beatriz Domínguez-Gil, directora de la ONT. // Faro

Beatriz Domínguez-Gil González nació en Santiago de Compostela (1971). Acaba de ser nombrada directora general de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), una de las grandes señas de identidad de España en el mundo. Especialista en nefrología, ha relevado a Rafael Matesanz, principal impulsor de la ONT, de cuyo equipo formaba parte.

-¿Da vértigo ponerse a los mandos de lo que, valga el tópico, es una de las joyas de la corona sanitaria de España?

-Es una enorme responsabilidad, pero al mismo tiempo sé que cuento con la colaboración de todo el equipo de la ONT, de los coordinadores de trasplantes de las comunidades autónomas y de los hospitales, y de los equipos de trasplantes. Tengo la tranquilidad de estar en un equipo que ha trazado unas líneas de trabajo muy claras que nos han conducido al liderazgo mundial, y sé que cuento con una muy buena herramienta para afrontar este reto.

-Siempre se dice que el trasplante es una actividad de equipo.

-Y es muy cierto. En cada trasplante participan más de cien personas perfectamente coordinadas y a menudo situadas en lugares distantes entre sí.

-¿Cuántas horas de dedicación exige este cargo?

-Las veinticuatro horas del día. Y una tiene que asumir que aunque esté de vacaciones siempre surgen asuntos que requieren atención inmediata.

-¿Es mucha responsabilidad la de relevar a Matesanz?

-Efectivamente, pero Rafael Matesanz ha sido para mí un referente y va a seguir siéndolo. Tendré que ir configurando mi propio estilo, y unas veces acertaré y otras me equivocaré, pero sé que contaré con el asesoramiento del doctor Matesanz siempre que lo necesite.

-Matesanz había pedido que su sustituto fuera alguien de dentro de la ONT.

-Es lógico. Para alguien de fuera resulta muy difícil hacerse cargo del funcionamiento de una estructura tan compleja como es la ONT. Por supuesto, podría lograrlo, pero le costaría. También lo ha visto así la ministra de Sanidad, que ha considerado fundamental la continuidad.

-¿Qué le ha pedido la ministra?

-Que lo haga perfectamente (risas), como se han hecho las cosas hasta ahora.

-¿Es posible mejorar?

-Es difícil, pero existe un cierto margen de mejora. El desafío es llegar a cincuenta donantes de órganos anuales por cada millón de habitantes, y superar los 5.000 trasplantes al año. Incluso aunque no aumentara la cifra de donaciones, entendemos que sí podría aumentar la de trasplantes gracias a un mejor aprovechamiento de los órganos.

-¿Percibe envidias en el extranjero por el éxito de los trasplantes en España?

-Sí, en Europa y en el mundo se vive mal que España sea líder en este campo. Especialmente en algunos países, que consideran que su superioridad económica debería reflejarse también en el ámbito de la donación y los trasplantes.

-¿Objetivos prioritarios, además de los cuantitativos?

-Impulsar las extracciones de órganos a pacientes en situación de parada cardiaca. Y también garantizar que en los trasplantes de órganos de donante vivo, esos donantes no se vean perjudicados desde el punto de vista laboral o económico.

-¿Se ven perjudicados?

-Las asociaciones de pacientes están reclamando más facilidades para estas personas, que requieren chequeos previos y posteriores, que se someten al proceso de extracción... Cada años hay entre 350 y 400 personas vivas que donan un órgano.

-¿Sale muy cara la ONT?

-No. El coste de la estructura organizativa es aproximadamente un cinco por ciento del coste total. Es una cifra ridícula. Para valorar la rentabilidad del sistema basta tener en cuenta lo que los trasplantes ahorran en tratamientos de diálisis a enfermos renales.

-Usted tiene tres hijas, de quince, once y casi seis años. Va a tener que conciliar mucho...

-Sí, pero siempre ha sido así, porque me he dedicado a tareas de cooperación internacional dentro de la ONT, y he tenido que viajar con mucha frecuencia. Conciliar siempre es complicado, pero me voy apañando.

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