Existen tumores más susceptibles de ser atacados por las células "asesinas", como es el caso del melanoma, pero los expertos apuntan que "en teoría" podrían funcionar con todo tipo de tumores ya que se diseñaría un tratamiento lo más específico posible en cada caso.
"Se han probado con cánceres hematológicos pero no hay ninguna razón para decir que no van a funcionar también en tumores sólidos", apunta Fernando Domínguez, aunque añade que "todavía es muy prematuro afirmar que esto se va a trasladar a un tratamiento para los pacientes en un corto plazo de tiempo".
"La sociedad quiere que los hallazgos científicos lleguen muy rápido a la población general pero el área de la investigación biomédica necesita sus tiempos, nos jugamos mucho. Si hay toxicidades y riesgos en el tratamiento se tienen que valorar previamente y de forma muy cuidadosa. Como en todo acto médico, lo que se busca es que el beneficio pese más que el riesgo", argumenta José A. Costoya.
