Todos los grandes premios que cayeron en Vigo fueron emitidos por terminales automáticos. Un dato llamativo, teniendo en cuenta que la compra preferida sigue siendo la del décimo habitual: "El 85% de los que vendí fueron tradicionales", admitía Teresa Méndez, lotera de la administración 35 que vendió un segundo premio. Los terminales, presentes tanto en las Administraciones como en los negocios "mixtos", provocan una mayor individualización y fragmentación de los premios. Y es que cualquier puede elegir el número que quiera -siempre que quede- o la terminación.