"Quisimos recordar por medio de fotos cómo se vivía en los pueblos de una España que fue como ayer mismo en términos de la historia pero que hoy es totalmente desconocida para varias generaciones y está casi desaparecida". Así definía el periodista Jesús Pozo la intención del trabajo de recopilación de fotos del que ayer habló en el Club FARO con un título referencial, "Aquella Galicia nuestra (la vida perdida de los pueblos entre 1940 y 1970)", aunque esta comunidad autónoma fuera solo el aperitivo de una proyección que recorrió diversos pueblos de España.

Una charla presentada por el fotógrafo Lalo R. Villar en la que el periodista no se detuvo en discurso teórico alguno sobre esa etapa sino que prefirió ir comentando a vuelapluma las fotos que iba mostrando al público. Unas fotos que son hoy el libro "Aquella España nuestra", editado por "La Esfera de los Libros, de las que empezó por las relacionadas con Galicia. "Conscientemente hemos huido de bancos de fotos oficiales para intentar buscar la imagen sincera y espontánea. Son fotos de Galicia, Extremadura, Andalucía, Canarias, Cataluña, País Vasco, Valencia, Murcia, Canarias, las dos castillas, La Rioja? que nos enseñan una parte importante de cómo hemos llegado hasta la España del siglo XXI desde la miseria".

Lo que hizo ayer Pozo (y se muestra en su libro) fue "un recorrido visual sosegado de una España que algunos, los menos, vivimos desde un azul marino que para otros muchos siempre fue gris y, para la mayoría, negro, muy negro. Por eso esta proyección no es una reivindicación de nada ni de nadie. Solo pretende ser una exposición de lo que fue. Es una reducida y tranquila visión documentada de la realidad de la que venimos la generación que mejor ha vivido hasta ahora en este país. Aquí lo que aparece es una reducida memoria de la posguerra y la posguerra de la posguerra".

Memoria y desmemoria

Para el periodista almeriense y presidente de la Fundación Inquietarte, "es parte de la uniformidad que queda en la memoria de muchas familias y la desmemoria de otras, y que, seguro, sonrojará a más de uno que conocerá por primera vez qué pueblo querían vender y cómo vendían los pueblos".

Así, fueron apareciendo imágenes como las de muertos en Galicia, con un férretro expuesto a pie de calle o sacando a una mujer de su casa. "Hay una tesis doctoral de Virginia de la Cruz -dijo- que las explica en base a la necesidad de mandar el testimonio a la parte emigrante de la familia, que no puede estar presente".

Fotos sobre tiendas de pueblo también gallegas. "El tendero casi siempre anotaba a lápiz la deuda familiar en papel de estraza. Los ultramarinos eran estanterías y mostradores llenos de latas de conservas, sacos de garbanzos y vino o aceite a granel. Imposibles de olvidar aquellas balanzas que jubilaron a lasa antiguas 'romanas', los molinillos de café", los medidores de aceite...".

Una familia posando en torno a su cabra. "En la España de posguerra era tan importante la posesión de un animal que eran comunes las fotos junto a ellos. Para los ricos eran animales pero para los pobres eran 'amigos. Ahí se mostraba también la diferencia de clases".

La matanza del cerdo, otra imagen. "El cerdo -dice Pozo- era el mejor amigo para aquellas familias que lo necesitaban para sus subsistencia. La matanza era una costumbre popular que se ejecutaba con diversas peculiaridades y un rito con el que se acaba". Otra foto; una familia posando cada uno con piezas diferentes. El padre, en el centro, con escopeta; su mujer, de negro, con perdices; su hija con una liebre; el perro con una codorniz en la boca. "Parece un cuadro. No era un deporte sino un modo de llenar el estómago, para el que utilizaban artes diferentes"

Una pareja posando ante un tren que llega al pueblo. "El tren alimentaba ilusiones de marcha, de viaje, de salida de la vida gris del rural. La estación del tren era un lugar al que se iba de paseo a conocer gentes que llegaban o pasaban. El mundo que venía".