Amelia Tiganus, activista de Feminicidio.net, víctima durante cinco años del tráfico de personas y explotación sexual en España, donde la prostitución "mueve 10 millones de euros al día", según aseguró, participó ayer en la Casa das Campás en el acto con el que la Universidade de Vigo conmemoró el Día Internacional contra la explotación sexual, que tuvo lugar el pasado domingo 23, y que se vio complementado con la inauguración de la exposición Excusas, una muestra promovida por la ONGS Médicos.

Las actividades promovidas por el Área de Igualdad de Oportunidades de la Universidad contaron con la participación de la vicerrectora de Responsabilidad Social, Igualdad y Cooperación, María Isabel Doval, del vicerrector del campus, Jorge Soto, y de la presidenta de la Diputación de Pontevedra, Carmela Silva, así como de la directora del área de Igualdad de Oportunidades, Águeda Gómez, del director del área de Responsabilidad Social y Cooperación, Xosé Mahou, y de la representante de Médicos del Mundo en Galicia Iria Guippini.

Jorge Soto puso la tilde en la importancia de "sacar a la luz una auténtica injusticia que nos afecta a todos y a todas", así como en la necesidad de reivindicar "una educación afectiva y sexual que nos ponga en el siglo XXI", mientras que Silva denunció que "la prostitución es sinónimo de esclavitud, ligada a la trata y a la delincuencia más brutal", al tiempo que defendió el feminismo como "la filosofía de vida más potente nunca creada".

Esta actividad se completó con la inauguración de Excusas, una exposición integrada por nueve paneles que abordan el fenómeno de la prostitución poniendo el foco en las excusas de los demandantes de prostitución, pero también en la opinión que dieras hombres tienen las víctimas de explotación sexual. "Pago y ya esta, no me preocupo de nada más, es algo a la venta que yo compro" o "ligar costa mucho trabajo y además no tienes ninguna garantía de éxito" son algunos de los testimonios recogidos en esta exposición de Médicos del Mundo, que también refleja las denuncias de unas víctimas que afirman que "no el vivo como un trabajo, sino como una violación detrás de otra" o que "el cliente tiene el poder porque sabe que lo necesitas para vivir".