"Fui vendida por 300 euros a un proxeneta español y convertida en mercancía para el uso y disfrute de los hombres del mal llamado primer mundo", relató Tiganus, que hace once años pudo "salir del sistema prostitucional después de ser explotada durante cinco largos años en diferentes puntos del territorio español".

Natural de Rumanía, la activista incidió, frente a "tergiversaciones", en la existencia de un "sistema que nos prostituye a las mujeres, a las niñas y cada vez a más niños". Sistema conformado, explicó, por un estado "que desde el 2014 incluye en el cálculo del PIB los 10 millones de euros de euros que mueven al día la prostitución y la trata" y que permite "que nuestras carreteras estén plagadas de campos de concentración y de internamiento de mujeres". Un sistema conformado también por los " puteros", para los que "somos agujeros, receptoras de semen, que vienen a divertirse y no ven nuestra humanidad"; y por los proxenetas. "Estamos hablando de una industria en la que quienes mueven los hilos cotizan en bolsa", denunció Tiganus.