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Balance de actividad del motor económico de la ría · Los puntos débiles y amenazas

La pesca fresca, la excepción

Las subastas en la lonja de Marín no frenan su caída y se descargaron el pasado año menos de dos mil toneladas

Una sesión de subasta en la lonja marinense. // Santos Álvarez

Los buenos datos generales de actividad del Puerto de Marín quedan empañados por las descargas de pesca fresca, cada vez más exiguas. En 2014 apenas se llegó a las dos mil toneladas. La propia Autoridad Portuaria admite este descenso, al caer en unas 200 toneladas con respecto al ejercicio anterior, si bien el valor de venta rozó los cinco millones de euros.

En estos cuatro primeros meses del año 2015, la lonja lleva subastados unos 400.000 kilos por importe de algo menos de 900.000 euros. Son peores cifras que las que s e registraban en 2014 en este mismo periodo, con 480.000 kilos subastados por 1,2 millones de euros.

Desde hace años la sociedad marinense se muestra preocupada por la delicada situación que atraviesa la lonja. La desaparición de la flota y la reducción del número de toneladas de pesca fresca obligan a los gestores de la infraestructura a plantearse nuevos usos para el edificio, si la situación no mejora. La principal causa, según los vendedores de la plaza de abastos de Marín, del declive de la rula es el cambio de hora de las subastas. Actualmente, la venta de las capturas se celebra a la misma hora que en la lonja de Vigo y esta dura competencia provocó la pérdida de descargas de pesca fresca en Marín. Anteriormente, las pujas se celebraban a medianoche y la lonja marinense ejercía de complemento, especializado en la pesca del litoral, a la de la ciudad olívica sin perjudicar su actividad, explican los vendedores.

Los vendedores de la plaza de abastos, compradores habituales del pescado descargado en el Puerto de Marín, sienten que si la lonja local sigue debilitándose sería" una ruina". Asimismo, critican la competencia con la rada viguesa, "no se puede comparar con Vigo, porque allí vivían de la pesca del Gran Sol y Marín se centraba en la pesca del día".

Por su parte, los clientes del mercado consideran que la decadencia de la lonja afecta a un símbolo del pueblo marinense, que vivió a lo largo de toda su historia del sector pesquero. Además, esta crisis está provocando pérdidas a todos los niveles, "habrá menos turismo y menos riqueza para Marín" explicaba un veraneante habitual de la villa. Otro cliente, aseguraba que esta decadencia acabará "provocando que las empresas cierren". Otro de los argumentos esgrimidos por los usuarios del mercado es el valor histórico y de identidad de la lonja de Marín, un edificio que generó riqueza para la sociedad marinense durante décadas.

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