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La apertura que convierte puentes en fronteras

La concepción provincial de la desescalada plantea incógnitas en localidades que viven a caballo entre Pontevedra y A Coruña

Pedro Castañeda, presidente de Entre as Pontes. // Bernabé / Javier Lalín

De hermosa factura y con muchos años de historia, sobre el curso del río Ulla se levantan múltiples puentes ideados hace siglos para unir los asentamientos poblacionales en una y otra ribera. Sin embargo, estas infraestructuras de unión han pasado a convertirse, en la desescalada programada para caminar hacia la "nueva normalidad" tras la crisis sanitaria del Covid-19, en puentes que separan. En base a las explicaciones ofrecidas este martes por el Gobierno, los desplazamientos entre provincias no estarían permitidos hasta -en el mejor de los escenarios previstos- el próximo 22 de junio. Y es que el Ejecutivo Central planteó una desescalada en la que la referencia administrativa es provincial, sin tomar en consideración las áreas sanitarias, como se propone desde la Xunta. Ello hace que la duda planee sobre la movilidad en poblaciones en las que la vida cotidiana discurre no solo a caballo entre dos municipios, sino también entre dos provincias.

El puente medieval de Pontevea comunica A Estrada con Teo y, por tanto, las provincias de Pontevedra y A Coruña. La localidad coruñesa de Pontevea es el punto de referencia para muchos estradenses que viven en las parroquias próximas, caso de Couso o Barcala, por ejemplo. El núcleo ofrece numerosos servicios de primera necesidad, desde supermercados hasta farmacias, pasando por gasolineras o sucursales bancarias. A menos de 100 metros de este puente está el Multicentro Daniel Pernas, un establecimiento con un surtido tan amplio como su horario (está abierto todos los días del año). Desde este negocio, Isidro Pernas explica que la mitad de su clientela es de la provincia de A Coruña y la otra mitad pertenece a la de Pontevedra. "Entiendo que a las tiendas de primera necesidad no les afectará. Si la tienda más cercana es la nuestra, supongo que podrás cruzar el puente", estima cuando se le pregunta por si el plan de desescalada por provincias podría ser un problema para su clientela habitual.

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Sin salir de Pontevea, el presidente de la asociación Entre as Pontes, Pedro Castañeda, no encuentra mucho sentido a que se prohiba la movilidad interprovincial en puntos como este. "Igual darán vuelta atrás. Así, podrías ir una playa en Estaca de Bares, a más de 150 kilómetros, pero no cruzar el puente", expone, haciendo referencia al área fluvial A Praíña, que este colectivo intenta recuperar para disfrute de la ciudadanía y que se encuentra en la ribera estradense del Ulla. "Es hacer fronteras que no existen", profundiza Castañeda, que subraya el perjuicio que la normativa actual supondría para los comercios que están abiertos.

"El que vive en Couso podría ir a Tui, en la frontera con Portugal, pero no a O Xirimbao", añade Castañeda, haciendo alusión a otro puente que une A Estrada con Teo y, por ende, Pontevedra con A Coruña. Se trata de la mítica Pasarela Mariola, un puente colgante sobre el Ulla en un paraje natural de gran belleza. Ayer mismo la estructura se encontraba abierta al paso. Con las últimas directrices en la mano, tan pronto como se permitan los paseos familiares -o los desplazamientos con niños para residencias a menos de un kilómetro de este puente- el paso tendría que cortarse a mitad de la estructura, sin llegar a invadir la provincia contraria.

La situación es similar en Ponte Ulla. El río, coronado por varios puentes en este tramo, separa las dos provincias. Sin embargo, estradenses de zonas como San Miguel de Castro, Arnois, Loimil o Berres se desplazan hasta los supermercados asentados en esta localidad coruñesa. "Ningún cliente tuvo hasta ahora ningún problema", reconocen desde un supermercado de la cadena Día, subrayando que no tendría sentido que una casa que está a 100 metros del establecimiento tuviese que recorrer una considerable distancia para acudir a un supermercado asentado en la provincia vecina. "Si lo quieren complicar pueden hacer muchas cosas; si quieren ser lógicos, es fácil", apuntan. En el Carrefour localizado también en Ponte Ulla se apunta en la misma dirección, con una clientela dividida al 50% entre estas dos provincias.

Hasta el área sanitaria -la de Santiago- cambia de provincia para muchos vecinos de la zona. Desde el Sergas se aseguró ayer que hasta ahora no ha habido problemas y que seguirá sin haberlos. En zonas como Gres (Vila de Cruces) y Ponte Ledesma (Boqueixón), el río vuelve a separar municipios y provincias. Sin embargo, vecinos de las pontevedresas Cirela, Camanzo o la propia Gres acuden al médico a Boqueixón, por cercanía. En la zona incluso existen superficies comerciales con una nave en una provincia y un almacén en la otra. En estas tierras la división interprovincial se ha difuminado por completo. "Es un despropósito. Tenemos la esperanza de que hagan la vista gorda", apunta una vecina. "Si empiezas a pensar en la cantidad de cosas que haces en la otra provincia, es totalmente absurdo", añade. Peluquerías, supermercados, talleres o cajeros bancarios son compartidos por estos habitantes, sin fijarse en si cambian de municipio o si acceden a la provincia limítrofe. "O aumentan las cárceles o vamos a estar todos fuera de la ley", reflexiona con ironía una vecina.

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