Los daños colaterales del coronavirus se hacen notar en sectores como el marisquero, a pesar de no haber cesado del todo su actividad en ningún momento; ni siquiera durante el periodo de máximas restricciones por el estado de alarma. Pero sí es cierto que bajó el ritmo de manera notable a causa del cierre del canal Horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías), de ahí que en los primeros cuatro meses del año vendiera solo 1.328 toneladas e ingresara 12 millones de euros. O lo que es lo mismo, setecientas toneladas y cinco millones de euros menos que en el mismo periodo de 2019.

Mayores son las pérdidas si se comparan con las correspondientes a los cuatro primeros meses de 2018, con 2.354 toneladas de bivalvos y 21 millones de euros; o 2017, cuando salieron de lonja 2.244 toneladas, por valor de 16,8 millones de euros.

Entre el pasado 1 de enero y el 30 de abril salieron de esos puntos de primera venta 92 toneladas de almeja babosa, 53 de fina, 43 de rubia, 656 toneladas de japónica y 199 de berberecho, además de bivalvos como la navaja (100 toneladas), la ostra (38), relojito (9 toneladas), vieira (44) y volandeira (69).

Ría de Arousa

Esta familia juega un papel determinante en la ría de Arousa, donde en esos cuatro meses, aprovechando que sus parquistas trabajaron duro en pleno confinamiento, la lonja de Carril marcó distancias respecto a las demás.

En este puerto se vendieron en dicho periodo 221 toneladas de bivalvos, con una facturación de dos millones de euros.

Muy por encima, por ejemplo, de las 126 toneladas subastadas en Cambados (923.000 euros) y de las 87 toneladas que salieron de A Illa (808.000 euros).

Respecto a la demás rulas, decir que Vilanova alcanzó los 733.000 euros, con 87 toneladas de bivalvos, que O Grove llegó a 685.000, tras vender 52 toneladas, y que Vilaxoán facturó 156.000 euros con la salida al mercado de 16 toneladas de producto.