Una vecina de Cambados de 49 años asegura que el Ministerio de Educación quiere quitarle una beca de 1.500 euros tras sufrir un presunto caso de acoso escolar en el instituto de Pontevedra en el que se matriculó a principios de curso. El centro, por su parte, asegura que se investigó la denuncia, pero que la instructora independiente concluyó que no existió acoso, sino "un problema puntual" a la hora de realizar un trabajo de grupo.

La denunciante, de iniciales M.L.P.A., sostiene que se matriculó en el centro porque estaba en el paro y le salió una oferta de trabajo para el verano, pero con la condición de que obtuviese un título oficial en la rama de Hostelería. Según su relato, un grupo de jóvenes, de entre 18 y 20 años, empezó a acosarla.

Aduce que se burlaban de ella, que la persiguieron con dos coches por Pontevedra y que una estudiante incluso la golpeó en la espalda con su brazo escayolado.

M.L.P.A. acudió a diversas instancias, incluida la dirección del instituto y un inspector de Educación. También se puso en contacto con la asociación No al Acoso Escolar (NACE), una entidad con sede en Cataluña que también realizó alguna gestión ante el centro en nombre de la cambadesa.

Finalmente, siempre según la versión de la denunciante, las autoridades de Educación le recomendaron que se matriculase en otro instituto que ofreciese la titulación de la rama de Hostelería que ella necesitaba. Y M.L.P.A. así lo hizo, empezando a recibir clases de un centro de Santiago.

Pero asegura que cuando creía que su situación se había encauzado recibió una llamada telefónica de una funcionaria del Ministerio de Educación, la cual le anunció que debe reintegrar la beca de 1.500 euros que le concedieron a mediados de diciembre. Además, le piden que abone los intereses correspondientes a esa cantidad.

M.L.P.A. declara que "el argumento que me dan es que al no terminar el curso en el instituto de Pontevedra incumplo los requisitos para tener la beca. Lo que no tienen en cuenta es que no lo terminé por lo mal que lo estaba pasando allí por culpa de unos compañeros, sin que la dirección del centro hiciese nada por solucionarlo".

Mientras, la versión del instituto es completamente distinta. Su director afirma que se activó el protocolo correspondiente y que se nombró a una instructora independiente -una profesora que no da clase en el aula de la afectada-, y que tras su investigación "no se evidenció que hubiese un caso de acoso". "Lo que sí hubo fue un problema puntual entre unos alumnos y la denunciante por discrepancias a la hora de realizar un trabajo de grupo".

El director añade que la instructora "se entrevistó con los alumnos y profesores de la clase", y que "cuando se produce un caso de acoso escolar es algo reiterado en el tiempo", sin que, según la instrucción, se diese esta condición en el presente caso. En su opinión, "existe una disparidad de edades y de intereses" entre los afectados, que podría estar en el origen del enfrentamiento.

Plantea que la agresión de la estudiante con el brazo escayolado fue fortuita, según otra alumna consultada, y que "fue ella quien decidió cambiar de centro y trasladar su matrícula. En absoluto fue recomendación nuestra. De hecho, le enviamos una carta pidiéndole que se reincorporase a clase".

Sin embargo, la secretaria de NACE, Carmen Cabestany, está convencida de que "se trata de un caso de acoso de libro". "Es un caso excepcional, porque el acoso se suele dar en criaturas, entre adolescentes, y aquí la víctima es una mujer de casi 50 años", añade.

Carmen Cabestany cuestiona la actuación del centro, y afirma que la presunta víctima "ha sufrido un enorme daño moral, emocional y ahora también económico".

Escrito a la jefa de estudios

M.L.P.A. le envió el 24 de enero un escrito a la jefa de estudios del instituto, después de que cuatro días antes "tuviese que abandonar el centro sin haber terminado mi horario de estudios", según ella porque los supuestos acosadores la amenazaron con eliminar de un trabajo de grupo la parte del mismo que le correspondía a ella. Acudió ese día al centro de salud, donde le encontraron "la tensión altísima". "Me han recomendado no asistir a clase momentáneamente, para evitar esa presión a la que estoy sometida", añade en su comunicación a la directiva.

La cambadesa hace el curso en Santiago, tanto de forma presencial como a distancia, y la próxima semana tiene ya varios exámenes.