Nacido el 28 de abril de 1933 en A Illa de Arousa, Ramón Búa Otero ingresaría en el Seminario de Tui a los 20 años de edad, aunque después se trasladaría a Roma en donde fue ordenado sacerdote el 19 de marzo de 1961. En la Universidad Gregoriana obtiene la licenciatura en Teología y en el Instituto Pontificio Bíblico su licenciatura en Sagradas Escrituras.

De vuelta a España continua su formación religiosa a la vez que inicia una brillante carrera en las instituciones eclesiásticas ejerciendo los siguientes cargos: Profesor de Sagrada Escritura en el Seminario de Tui-Vigo, Delegado Episcopal de Enseñanza y Catequesis, Asesor religioso de la cadena COPE en Vigo; en 1969 es nombrado profesor de Religión del Instituto Nacional Femenino de Enseñanza Media de Vigo; en 1972 obtiene por oposición la canongía de lectoral de la catedral de Tui, para posteriormente ser nombrado Ecónomo de la concatedral de Santa María de Vigo.

De su paso por Vigo, comentaba la prensa riojana con motivo de su fallecimiento, "que en su época como sacerdote y canónigo de Tui-Vigo desempeñó una gran labor en el Seminario pero sobre todo en la catequesis llegando su influencia a las diócesis gallegas y al Concilio gallego en el que fue pieza básica y un punto de referencia, entonces, por la enseñanza religiosa en Galicia".

El 12 de enero de 1982 llega la noticia a A Illa de Arousa de que su vecino Ramón Búa ha sido nombrado obispo de la diócesis de Tarazona, de la cual tomaría posesión el 21 de febrero.

La diócesis de Tarazona consta de 139 parroquias, e históricamente era de las más antiguas de España ya que en el año 465 aparecen registrados sus obispos en los Concilios de Toledo. Tras la reconquista en el siglo XII, su territorio se extendía por zonas de las actuales provincias de Zaragoza, Pamplona, Soria y La Rioja, hasta que en el año 1956 se reestructuró, perdiendo todos los territorios que no pertenecían a la actual provincia de Zaragoza. Era por lo tanto una diócesis grande territorialmente en la Edad Media que por las recientes medidas de acoplamiento a las provincias quedó restringida a su actual territorio.

Con motivo de su nombramiento comentó que "hoy no es privilegio alguno ser nombrado obispo, sino que representa una carga. Si fuera un privilegio no aceptaría", y consciente de la probable frustración de los aragoneses al no ser de dicha región, añadió que "para mí el ser obispo de Tarazona significa dejar mi tierra, mi parroquia, mi diócesis. Pero voy con sentido pluralista, abierto, ecuménico. A los de Tarazona les acabo de decir que ya me siento de allí, y a los de Vigo y a los de mi pueblo que, aunque esté en Tarazona, toda la vida seguiré siendo arousano, vigués y gallego".

Tan pronto tomó posesión de la diócesis se dio cuenta de los graves problemas estructurales que tenía la catedral, razón por la que ordenó cerrar en parte la fábrica al público a la vez que se iniciaba el estudio de las obras de restauración, las cuales no se terminaron hasta el año 2012 tras un gasto de 20 millones de euros. Fue precisamente por el lamentable estado de la catedral de Tarazona por lo que Ramón Búa tomó posesión de la diócesis en el antiguo convento de San Francisco de dicha ciudad.

Dada su experiencia en labores de enseñanza y educación, siendo obispo de Tarazona inicia su labor en la Conferencia Episcopal Española en la Comisión de Enseñanza y Catequesis en la que trabajó desde el año 1984 al 1999, así como de la comisión de Obispos y Superiores Mayores desde 1984 a 1993.

En 1989 es nombrado obispo de Calahorra-La Calzada-Logroño, ocupando el número 102 en la relación de obispos de esta diócesis, desde que se tiene noticia de la creación del mismo entre los años 400 y 420. En esta diócesis ejerció su mandato de forma efectiva y pastoral hasta que un lamentable accidente le obligó a presentar su renuncia, que el Papa aceptó con fecha de 15 de septiembre de 2003.

Durante esta segunda etapa pastoral siguió colaborando con la Conferencia Episcopal Española a través de la Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades, de la que formó parte desde el año 1993 a 2005.

Con todo, lo más importante de su labor fue lógicamente en su obispado en el que "buscó y tenía ilusión por renovar la Diócesis riojana en muchos aspectos y destacó por el cuidado del patrimonio cultural y artístico".

Tras su entrada episcopal en diciembre de 1989, instituye las Jornadas Diocesanas de Pastoral que se inician al año siguiente, creando en el año 1993 el "Consejo Diocesano de Pastoral, para animar la participación de todo el Pueblo de Dios en la vida diocesana".

Fruto de todo ello fue la celebración de un Sínodo Diocesano, que no se celebraba desde hacía 100 años, y que se inició el 16 de enero del año 2000, con la asistencia de 226 miembros de la iglesia de la diócesis, concluyendo entre otros objetivos, que "la tarea de la evangelización de todos los hombres constituye la misión esencial de la Iglesia".

Dentro de su diócesis, firmó en diciembre del año 2000 el Estatuto Marco para las Hermandades y Cofradías de la diócesis, por la falta de unidad que en este aspecto presentaban estas asociaciones religiosas.

Tuvo además un papel importante en la renovación de la misión de Benin y en la creación de la misión en Ecuador.

Es igualmente autor de la publicación "Seminario Diocesano "el Salvador". Guía del Curso 1995-1996".

Tras la renuncia como obispo a causa de un accidente de tráfico que le fue mermando las facultades es trasladado a la residencia Nosa Señora da Guía de Vigo, en donde permaneció hasta su fallecimiento el 21 de abril del año 2012. Comentaban quienes le conocían que "pasaba los días en la residencia sacerdotal viguesa, con paciencia sin límites viendo como sus facultades mermaban, su voz no respondía a la inteligencia y su físico se deterioraba poco a poco. Contemplaba su colección de búhos y recibía con cariño a cuantos le visitábamos".

Durante su estancia en la residencia, tuvo la alegría de recibir en el año 2007 el homenaje del Seminario de Logroño del que tanto se había preocupado.

Tras su fallecimiento dicho 21 de abril de 2012, sus restos mortales permanecieron en la con catedral de Vigo de Santa María hasta que fueron trasladados a su lugar de nacimiento el día 23 a las 3 y media de la tarde. Ya en A Illa de Arousa y de acuerdo con las notas oficiales, la organización de las honras fúnebres de Monseñor Ramón Búa "corresponden principalmente al obispado de Calahorra y La Calzada - Logroño del que actualmente es titular Monseñor Omella, a la familia de don Ramón y a la diócesis de Tui-Vigo de donde era originario don Ramón Búa".

El funeral en su isla natal fue presidido por el obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño, don Juan Omella, acompañado del obispo Luis Quinteiro, del de Tarazona Eusebio González y del obispo emérito de la diócesis José Diéguez Reboredo.

Entre las muchas adhesiones que se recibieron, destaca la remitida por el presidente del gobierno de la Rioja, Pedro Sanz, que envió sendos telegramas, a la familia de Ramón Búa así como al actual obispo de la diócesis riojana, Juan José Omella.

Con motivo de su fallecimiento, la prensa riojana comentaba la figura del obispo arousano comentado que era una persona a quien le gustaba el arte y la cultura, así como viajar y descubrir realidades nuevas. Su "mente era abierta, su inteligencia perspicaz y su interés por las cosas, sumo. Así como un fino humor gallego al que nunca renunciaba".