Todos los caminos conducen a la marquesina de plaza de Galicia

Los usuarios frecuentes del autobús son en su mayoría de fuera de la ciudad y están muy satisfechos con el funcionamiento

Una mujer ayuda a un hombre en silla de ruedas

Una mujer ayuda a un hombre en silla de ruedas / Gustavo Santos

Gala Dacosta

Gala Dacosta

Trabajadores y estudiantes son los segmentos de la población más habituales en la marquesina de la plaza de Galicia de Pontevedra, la “segunda terminal” del transporte público de la ciudad, tan frecuentada por las mañanas que parece una estación de autobuses. De hecho, es probable que más gente pase por esta amplia parada que por las instalaciones de la rúa da Estación.

De este modo, desde bien temprano llegan autobuses desde Marín, cargados de trabajadores y estudiantes que residen allí pero vienen cada mañana a la ciudad del Lérez: “Está tan complicado aparcar en Pontevedra que compensa venir en autobús”, explica Irene Rial, una poiense que no era usuaria del transporte público hasta que por causa de una lesión tuvo que dejar de conducir.

Esa lesión ocurrió ya hace tres meses y desde entonces viene a la ciudad más tranquila y descansada cada mañana. Asegura que está “muy contenta, la línea de Poio que uso yo es muy cómoda”. Está tan contenta con el funcionamiento del transporte público que piensa apearse del transporte privado.

A mediodía, cuando muchos usuarios residentes en la villa marinense han concluido su jornada laboral o hacen una pausa para almorzar, la demanda se intensifica aún más, generando un notable overbooking. Además, es común observar a numerosos residentes jóvenes del hospital en el área, dado que la línea 1 del transporte urbano pasa por Montecelo, facilitando su desplazamiento hacia y desde el centro médico.

Usuarios aguardan a subir al autobús en la marquesina del autobús de plaza de Galicia.  | // GUSTAVO SANTOS

Usuarios aguardan a subir al autobús en la marquesina del autobús de plaza de Galicia. | // GUSTAVO SANTOS / G. Dacosta

Lo primero que todo usuario tiene en cuenta para quejarse en un transporte es el cumplimiento de los horarios y la frecuencia de las líneas. Por eso, si hay algo fundamental en el transporte público es que llegue a la hora indicada. De esto dependen los cientos de personas de la comarca que hacen uso a diario del autobús, especialmente del interurbano, ya que su puntualidad es crucial para cumplir con sus compromisos laborales, educativos o personales. Los usuarios que esperan pacientemente en la marquesina, como es el caso de la poiense Rosa, aseguran que el conductor que suele hacer la línea por la mañana llega siempre “puntual y es un gusto”.

La confiabilidad en los horarios no solo se traduce en comodidad para los pasajeros, sino también en una mayor fluidez en la planificación de sus actividades diarias, evitando contratiempos y minimizando el estrés asociado a posibles retrasos.

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