Cobres renueva la tradición de la Morada

La fiesta en agradecimiento a Madamas y Galáns tuvo lugar este sábado en Riomaior

La comida de las madamas y los Galáns, así como otros invitados, hoy durante la Morada en Vilaboa.

La comida de las madamas y los Galáns, así como otros invitados, hoy durante la Morada en Vilaboa. / FdV

G. Dacosta

La Morada de las Madamas y los Galáns se celebró por todo lo alto y a pesar del frío polar, porque lo primero era cumplir con la tradición favorita del Entroido de Cobres. Así, un total de 220 personas disfrutaron de esta celebración, y lo hicieron bajo una carpa que se instaló en Riomaior, como ya se viene haciendo desde hace varios años.

La Morada, que ahora es una jornada más de fiesta para todo aquel que desee sumarse a otra celebración más propia del Entroido de Cobres, tiene un origen curioso. Tal y como explica la directiva de la asociación cultural Cobres, “hay quien antiguamente hasta traía una vaca para hacer la comida”. Y es que esta tradición comenzó como una compensación a las Madamas, a los Galáns y a los músicos que les acompañaban, ya que los integrantes de estas comitivas pasaban los cuatro días que dura la fiesta de pie y bailando para animar al pueblo.

Esta era la manera en que los vecinos de la parroquia les mostraban su agradecimiento, a través de una comida de confraternidad una vez finalizado el carnaval más famoso de la provincia: “Es una compensación por las horas de baile, los kilómetros trasladando la ilusión barrio por barrio y la renuncia a cualquier otro Entroido que no sea el de Cobres”.

Antiguamente, recuerda la presidenta de la asociación, Lidia Peleteiro, tan solo asistían al convite los miembros de esa comitiva del Entroido. Pero lo cierto es que los tiempos han cambiado y desde la organización decidieron realizar una serie de modificaciones: “Ahora, la Morada está abierta a las familias y a los vecinos que de alguna forma colabora en la conservación de esta fiesta que es una seña de identidad para Vilaboa y especialmente para Cobres”.

Este nuevo formato bajo carpa, con catering, ha tomado el relevo de esta tradición secular que continúa teniendo presente la implicación y la responsabilidad del rol de Madama o Galán, y que a menudo pasa de padres a hijos.