Los matrimonios y la natalidad caen a la mitad en dos décadas, con 256 uniones y 496 bebés en 2021

Una mujer pasea con niños en el parque de Campolongo en Pontevedra. |   // GUSTAVO SANTOS

Una mujer pasea con niños en el parque de Campolongo en Pontevedra. | // GUSTAVO SANTOS / F. MarTínez

Que cada vez nacen menos niños, que las madres tienen su primer hijo más tarde, que se casan menos parejas y que retrasan esta decisión cada vez más, es algo que cualquiera puede comprobar echando un vistazo a su círculo cercano. Pero esta sospecha está avalada además por los datos del Instituto Galego de Estatística (IGE).

En el último balance de indicadores demográficos se pone de relieve que la tasa de natalidad ha descendido más de cuatro puntos en la última década, que los matrimonios cayeron a la mitad en los últimos veinte años y que la edad media de las madres primerizas se ha incrementado en tres años.

Si en 2008, tras el estallido de la primera gran crisis económica de los últimos años, nacían 11,63 niños por cada mil pontevedreses, en 2021 vieron la luz en este municipio solo 6 criaturas por cada mil habitantes, es decir, 496 pequeños.

En 2008 las pontevedresas tenían una media de 1,45 hijos, mientras que en el pasado 2021 –último año analizado por el IGE–, la media cayó a 0,99 hijos por mujer.

La caída de los nacimientos camina pareja al aumento de la edad de las madres primerizas. Era de 31 años hace dos décadas, cuando el pasado 2021 la edad media con la que las pontevedresas tuvieron su primer hijo era de 34 años.

La falta de seguridad laboral y económica, con un mercado laboral precario, salarios insuficientes o la dificultad para acceder a una vivienda digna, son sin duda los principales condicionantes de esta situación.

Matrimonios

La tasa de nupcialidad ha caído a la mitad en el municipio de Pontevedra. Hace 20 años se casaban 5,61 personas por cada mil pontevedreses (unas 425 parejas) cuando el pasado año 2021 lo hicieron solo 3,12 (256 matrimonios en el año).

Esta tasa de nupcialidad se desplomó en el año 2020 en el momento más duro de la pandemia sanitaria, cuando solo se casaron 1,97 personas por cada mil habitantes de Pontevedra (155 parejas).

En cuanto a la edad con que lo hacen, si ellas se casan cada vez más tarde los varones tardan mucho más en dar este paso.

Hace dos décadas los hombres de Pontevedra prometían sus votos matrimoniales por término medio a los 30,4 años, cuando en el pasado 2021 lo hicieron con más de 37 años. En el caso de ellas, en 2001 se casaban con algo más de 28 años de media, que en el último año analizado subió hasta los 35 años.

El informe del IGE confirma, de nuevo, que la población gallega está inmersa en un proceso continuo de envejecimiento del que no es ajeno toda Europa.

Para realizar un análisis del proceso de declive demográfico se usa el índice de envejecimiento, que calcula el número de personas de 65 o más años por cada 100 personas menores de 20. Desde el año 1975, su “continuo” aumento refleja “la velocidad del envejecimiento” de la población de Galicia, también en Pontevedra, superior en el caso de las mujeres.

La tasa bruta de mortalidad (número de defunciones por cada mil habitantes) fue del 9,90 el pasado 2021 en Pontevedra, cuando veinte años atrás era del 7,89.

Natalidad

En cuanto a la natalidad, la tendencia en la ciudad es clara y la edad de las madres marca las estadísticas. Si hace dos décadas la mayoría de las mujeres de Pontevedra daban a luz a sus hijos, ya fuesen primerizas o no, antes de los 35 años (más del 78%), en la actualidad las cifras han dado un giro, de modo que las que igualan o superan esos años ya representan más de la mitad del total de los alumbramientos (un 55%).

A nivel ginecológico a estas mujeres se las considera madres mayores y, a las que pasan de los 40, de hecho, se les advierte de que se enfrentan a un embarazo de alto riesgo. Pero el panorama laboral no da tregua y ante el temor de perder buenas oportunidades de trabajo, o incluso sus actuales empleos, prefieren aplazar la maternidad. Las cifras hablan por sí solas: el sistema no está preparado ni respalda a las mujeres en este sentido ni, por lo tanto, a las familias en general.

Así, la natalidad se desploma en Pontevedra, al igual que en la mayor parte de ciudades de nuestro entorno. Los nacimientos en la capital fueron en 2020 casi tres veces menos que a mediados de los años setenta del siglo XX. Si en 1975 nacieron en la ciudad del Lérez 1.353 pequeños (1.409 un año después), el pasado 2020 fueron solo 529 las criaturas que vieron la luz en Pontevedra. Aún así, ese año 2020 supuso una ligera mejoría respecto al año anterior. En 2019 nacieron solo 505 niños en esta ciudad. 496 en 2021.

La natalidad cayó el 61% desde mediados de los setenta

En los dos últimos años de pandemia, el censo de población cayó empujado por un significativo aumento de la mortalidad, unido a la caída sistémica de la natalidad y el éxodo de una parte de la población a zonas rurales o menos masificadas. La marcha de extranjeros también fue otra de las causas de la caída de población en Pontevedra, que no perdía habitantes desde el año 2015. En todo caso, en la serie analizada por el IGE, la natalidad cayó más de un 61 por ciento desde mediados de los años setenta. Algo más del 70 por ciento en otros municipios más pequeños del Área de Influencia de Pontevedra. En los últimos años no se ven síntomas de recuperación en una curva de natalidad que sigue en caída libre en la comarca como en el resto de Galicia.

La situación laboral de la madre y de la familia es uno de los factores decisivos a la hora de alumbrar nuevos ciudadanos. Según el estudio del IGE, de los 505 niños y niñas que vinieron al mundo en Pontevedra en el año 2019, un total de 398 fueron alumbrados por una mujer en situación laboral activa, mientras que 104 niños y niñas tenían una madre en situación de inactividad. Otra de las cuestiones relevantes en esta materia es el estado civil de las madres.

Según el IGE, el 53% de las que dieron a luz en 2020 en Pontevedra no estaban casadas, frente al 47% que sí. Aunque a simple vista parezca poca diferencia, echando la vista atrás supone un enorme cambio de tendencia, ya que hace veinte años las casadas representaban más del 84 por ciento.

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