Uvas y rojo para conjurar al 2023

Pedir deseos, cenar lentejas, ordenar la casa o hasta sumergir un anillo en la copa de champán. En Nochevieja se multiplican los rituales para atraer la buena suerte y, a la inversa, para dejar atrás los malos momentos, tradiciones que año a año ganan adeptos en Pontevedra.

La más extendida son las 12 uvas coincidiendo con las campanadas. En la frutería El Vergel Paula Costas constata que “no faltan en ninguna mesa. La gente empezó a encargar ya desde hace días, llama preguntando si vamos a tener uva y ¿cómo no vamos a tener uva para este día?”.

Cada vez más, en este establecimiento de la calle Uxío Novoneyra los clientes “están pidiendo mucho las que no llevan pepita”, explica la profesional, que estos días despachará decenas de racimos, tanto de la variedad española Aledo, la más típica de la Nochevieja, como importadas.

En concreto, desde Chile llegan a las mesas de la Boa Vila las uvas sin pepitas. “Cada vez más la gente las quiere así, pero son más grandes y por eso más difíciles de tragar”, explica la frutera. Con las uvas, las piñas figuran entre las principales opciones de sus clientes.

En la frutería El Vergel, Paula Costas constata que las uvas “no faltan en ninguna mesa. La gente empezó a encargar ya desde hace días, llama preguntando si vamos a tener uva y ¿cómo no vamos a tener uva para este día?”

Otra tradición es el rojo. Concepción Suárez, de la mercería Anabeti destaca que entre las costumbres por excelencia para despedir el año figura “la ropa interior roja, todo el mundo quiere empezar el año vistiéndola para que dé buena suerte”.

Especialmente, los compradores “nos piden braguitas, tangas, los sujetadores, mucho calzoncillo de caballero y también para niño”, a mayores de los sugerentes corsés “que también tienen demanda”.

La profesional de esta tienda de la calle Sagasta es otra de las que constata que este tipo de tradiciones han ido ganando peso año a año. “Todos los años se vende mucho rojo, y cada vez está más asentado”, señala.

Concepción Suárez, de la mercería Anabeti destaca que entre las costumbres por excelencia para despedir el año figura “la ropa interior roja, todo el mundo quiere empezar el año vistiéndola para que dé buena suerte”

Por su parte, a Amatista Regalos los clientes acuden en busca de velas e inciensos, dos de los elementos que se emplean en otras prácticas mágicas y de sanación ligadas a la despedida del año. Soraya Martí explica que “distintas culturas tienen diferentes rituales. Los hay para la atracción de prosperidad o de dinero, de amor, de equilibrio físico y mental”.

También “hay quien pone sus velitas para pedir sus deseos, o los que aprovechan para hacer el Adviento y poner velas para ayudar a los enfermos o protegernos de lo que está pasando”, señala la profesional.

El encendido de inciensos, maderas de olor y en general sahumerios de plantas y resinas está muy extendido “para limpiar bien las energías negativas. Y después al contrario, para preservar todo lo que es positivo se pone una velita de miel”. Otras alternativas son “un ritual o una velita de petición, siempre en función de las creencias de la persona, si es budista, si católico o si cree más en energías”.

Y para energía, la que brinda tras una noche de fiesta un sabroso chocolate con churros como los que servirán varias cafeterías de la ciudad que anuncian su apertura para las 7.30 del próximo día 1, un dulcísimo colofón tras las largas horas de comida y brindis. También de buenos deseos: esfuércese por ser feliz, lector; la vida nos ha regalado un año más, esperanzada en nuestros nuevos comienzos.

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