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El fenómeno del “terraceo” en la ciudad alcanza su récord

Una terraza en la plaza de A Ferrería en la mañana de ayer. Rafa Vázquez

Cada día, más de 8.100 personas pueden disfrutar a la vez del fenómeno del “terraceo” en el casco urbano de Pontevedra. Es la capacidad total conjunta de todas las terrazas autorizadas existentes en la ciudad. El censo fiscal que elabora cada año el Concello, en fase de exposición al público en estos días, ofrece cifras de récord, nunca alcanzadas hasta ahora. Oficialmente son 326 los establecimientos hosteleros que pueden instalar mesas y sillas en la calle. Son 26 más que en el ejercicio anterior y casi un 10% por encima de los que había en 2019, antes de la pandemia. Todos ellos tienen licencia para montar 2.025 veladores (una mesa y cuatro sillas). Es el censo más alto de la historia de la ciudad, ya que son 140 más que doce meses atrás y 111 más que el anterior récord, que se situada en los 1.907 veladores de 2017.

Este aumento progresivo de esta actividad (hace diez años eran 244 locales y 1.577 mesas) también implica una recaudación más alta para las arcas municipales. La previsión es ingresar este año 218.000 euros, frente a los 204.00 de 2019. En esta comparativa no se acude a las cifras económicas de 2020 y 2021 ya que en esos dos años, de mayor incidencia del COVID, el gobierno local aplicó descuentos de más del 30% a las cuotas de los bares por las restricciones sanitarias, los cierres y las medidas antipandemia.

En todo caso, el virus no hizo más que incentivar un fenómeno que es ya una seña de identidad de la ciudad. Si desde hace años disfrutar de una consumición en una terraza es algo generalizado en las numerosas zonas peatonales del casco urbano, con la pandemia estos espacios se convirtieron en ocasiones en el único “refugio” para tomar un café, lo que explica que el censo no deje de crecer.

Peatonalización

Lejos de ser una moda o una actividad exclusiva del verano, es ya una tradición que comenzó a despegar en 1999 con los primeros pasos de la peatonalización urbana, y que se consolidó a partir de 2010, con la llegada de la ley antitabaco, que prohibía fumar en el interior de los bares pero sí el permitía en sus terrazas, si bien esta permisividad con los fumadores podría desaparecer con las nuevas propuestas legales del Gobierno al respecto.

La proliferación de calles y plazas peatonales, así como aceras más anchas, medidas todas ellas que eliminaron los coches de muchos espacios y los abrió al uso ciudadano, sacó a la vía pública cientos de veladores en una progresión anual, hasta el punto de que en 1997 era medio centenar el número de bares con licencia para esta actividad, mientras que el censo municipal actual es de 326, la cifra más alta hasta ahora.

Lejos de ser una moda o una actividad exclusiva del verano, es ya una tradición que comenzó a despegar en 1999 con los primeros pasos de la peatonalización urbana, y que se consolidó a partir de 2010, con la llegada de la ley antitabaco

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Durante los peores momentos de la pandemia se abrió la mano en cuanto a la ocupación de espacios en la vía pública, aunque siempre con la exigencia de que se garantice el tránsito peatonal, algo que no siempre ocurre en determinadas plazas, especialmente en el centro histórico. Con la llegada de la “postpandemia” (a la espera de cómo evolucione en las próximas semanas), el Concello ya se plantea volver a aplicar inspecciones más exhaustivas. En su día, por unas u otras razones, ya tuvo que reordenar el reparto de mesas en la plaza da Estrela, en Cruz Gallástegui o en Méndez Núñez y no descartan medidas similares en zonas donde se detecta “saturación” como las plazas da Verdura o da Leña. Al respecto, la ordenanza que regula esta actividad señala que en “supuestos de saturación o conflicto, los servicios técnicos municipales podrán diseñar la situación de los veladores en las calles y espacios públicos”. En estos casos, el número de mesas “será repartido entre los establecimientos en proporción a la fachada de la que dispongan y con un reajuste de la asignación cuando se abran nuevos locales”.

En 2017 eran 297 locales y 1.963 veladores. Ahora son 29 establecimiento más y 62 mesas más. No obstante, se trata siempre de las mesas legales, es decir, las que cuentan con autorización oficial. El gobierno local es consciente de que aún existe algún índice de fraude, tanto en aquellos locales que sacan a la calle más veladores de los autorizados, o los que directamente instalan terrazas sin permiso.

Ordenanza

Las terrazas de los bares y cafeterías de Pontevedra se regulan desde 2018 con una ordenanza municipal que reemplazó a la obsoleta normativa anterior, que era de 1997, cuando aún no había comenzado el plan peatonalizador del Concello. Esta nueva ordenanza permitía colocar pérgolas, toldos, parasoles o cubiertas impermeables, pero con limitaciones, sobre todo que no pueden fijarse al suelo y tampoco servir para el cierre lateral o frontal del espacio cubierto.

En el casco viejo, a estas reglas se unen las específicas del plan urbanístico del barrio. Eso si, se prohibía expresamente la colocación de publicidad, losas, paneles informativos o carteles de menú móviles en el espacio público, si bien se aclara que no se considera publicidad el nombre o logotipo del local.

La principal novedad era la ampliación del horario. Como norma general, las terrazas pueden instalarse de 9.00 a 1.30 horas (más de 16 horas diarias) pero podrá ampliarse en verano, en fiestas u otras celebraciones, previa autorización municipal. También se establecía que el material de las terrazas, desde mesas a estufas o parasoles, no puede guardarse en la calle por las noches.

Accesibilidad y más espacios de estancia

La accesibilidad fue uno de los asuntos prioritarios del gobierno local con la actual ordenanza de terrazas, que incluye un apartado específico de prohibiciones. Entre ellas, no se pueden colocar mesas ante portales o locales comerciales, delante de entradas a garajes, pasos de coches de emergencias o bocas de incendios, a menos de 1,5 metros de buzones de correos, quioscos y nunca podrán impedir la visión frontal de escaparates, rótulos o instalaciones similares de terceras personas. Es obligatorio dejar entre 1,50 y 1,80 metros libres en las aceras, según el ancho de cada caso, y se prohíbe ocupar calzadas, con la exigencia de “dejar un itinerario peatonal accesible entre los veladores y la línea de la fachada o convertir la terraza en detectable para las personas con dificultad visual”.

Es obligatorio dejar entre 1,50 y 1,80 metros libres en las aceras, con la exigencia de “dejar un itinerario peatonal accesible entre los veladores y la línea de la fachada o convertir la terraza en detectable para las personas con dificultad visual”.

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La posibilidad de que el censo actual crezca no es remota, a juzgar por las previsiones del Plan de Mobilidade Urbana Sostible (PMUS) que Pontevedra presentará al Gobierno central. Entre sus objetivos “a 8 o 10 años” figura la intención de ganar anualmente 4.000 metros cuadrados para la estancia peatonal o compartida en la ciudad. Se hará mediante obras de reurbanización y rediseño de calles y espacios públicos. La plaza de Barcelos, Monte Porreiro, la Rúa da Santiña, la plaza de Campo da Torre o la calle Pastor Díaz, son lugares donde se quiere ganar espacio para el peatón. El PMUS plantea que todo el espacio urbano pase a ser una zona de tráfico restringido, lo que evitaría cobrar por entrar en la ciudad con un vehículo a motor y también el uso de etiquetas distintivas. “Pontevedra es la única ciudad que puede hacer algo así, adaptarse tan bien la Ley de Transición Ecológica por esta vía, la de reducir tráficos innecesarios y ganar espacio público para las personas, a la vez que todos construimos una ciudad integradora y de gran calidad”, dice el alcalde.

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