Jóvenes que militan en la música

Medio millar de alumnos cursa sus estudios en el Conservatorio Manuel Quiroga, cuyos profesores elogian que “son sensibles y organizados, con una gran vocación artística”

Un alumno practica con el violonchelo/ Rafa Vázquez

Un alumno practica con el violonchelo/ Rafa Vázquez / RAFA VAZQUEZ

Susana Regueira

En 1863 arrancó el histórico Conservatorio de Pontevedra, del que es heredero el hoy Conservatorio Profesional de Música Manuel Quiroga, que a punto de cumplir 160 años se consolida no solo como uno de los centros decanos de Galicia (si no el más antiguo) sino como referente en la formación artística.

En el arranque de la pandemia alrededor de 600 alumnos cursaban estudios en el centro, cifra que ha bajado hasta rondar el medio millar en la actualidad, un desplome semejante al que han experimentado otros conservatorios gallegos. Los profesores lo atribuyen tanto a la situación generalizada de desánimo como al apagón de actividades y conciertos y confían en recuperar progresivamente la matrícula.

El conservatorio dispone de 35 aulas de enseñanza instrumental y 2 de música de cámara.   | // RAFA VÁZQUEZ

El conservatorio dispone de 35 aulas de enseñanza instrumental y 2 de música de cámara. | // RAFA VÁZQUEZ / Susana Regueira

Es de hecho un de los objetivos de las Xornadas de Portas Abertas que celebrará el próximo lunes, día 7, y el jueves 10 de marzo. En ellas visibilizará una extensa oferta formativa que lo hace figurar entre los mejores centros de su especialidad en Galicia; así como un plantel con más de 60 docentes al frente del que se sitúa desde 2015 la directora Paula Castro y en el que figuran reconocidos músicos.

A punto de cumplir 160 años, el Conservatorio Manuel Quiroga se consolida no solo como uno de los centros decanos de Galicia (si no el más antiguo) sino como referente en la formación artística

Es el caso del pianista Alberto Vilas, uno de los profesores que constata que sus alumnos son muy especiales. “El perfil es el de un estudiantado muy poco problemático, aquí nunca se produjo por eejemplo un caso de violencia o conflictivo”, señala.

Los estudiantes pueden empezar con 8 años, ya que el centro imparte los tres grados: Elemental, Profesional y Superior. Es en este periodo de formación de base cuando se producen la mayoría de los abandonos. Generalmente los niños se inician casi como actividad extraescolar y “lo normal es que a esas edades guste más jugar que hacer horas aquí”, explican sus tutores.

Constatan que también las nuevas tecnologías están haciendo mella en las vocaciones más tempranas. “Les comen mucho tiempo y se trata de un ocio más inmediato, de consumo rápido y efímero. Frente a ello dile que se pasen más de una década estudiando música para tener una válvula de escape, que es en buena medida lo que representa la música para nosotros”.

El piano es uno de los instrumentos favoritos de los alumnos/ Rafa Vázquez

El piano es uno de los instrumentos favoritos de los alumnos/ Rafa Vázquez / RAFA VAZQUEZ

Y es que la formación de un músico no es precisamente fácil. La carrera arranca con el grado Elemental que se cursa en 4 años. Le sigue el Profesional, que son 6 años, y el Superior, que suma 4 más, hasta un total de 14.

La formación de un músico no es precisamente fácil o rápida. La carrera arranca con el grado Elemental que se cursa en 4 años. Le sigue el Profesional, que son 6 años, y el Superior, que suma 4 más, hasta un total de 14

A medida que avanzan, la exigencia va siendo cada vez mayor y sus profesores lamentan que la formación musical “no es muy compatible con la ESO y el Bachillerato, donde también se les exige muchísimo. Para los que deciden continuar aquí estudiar música les supone un esfuerzo titánico”.

Un alumno del Grado Profesional ha de dedicar a su formación musical unas tres horas diarias, “y con la cantidad de asignaturas que tienen en el instituto literalmente no tienen horas para trabajar más”, explican sus tutores.

Profesor y alumnos en una clase teórica/ Rafa Vázquez

Profesor y alumnos en una clase teórica/ Rafa Vázquez / RAFA VAZQUEZ

Como resultado, los estudiantes que acuden al Manuel Quiroga “no solo son sensibles sino que han de tener una organización personal muy fuerte para compatibilizar”.

Son jóvenes “con un gran amor por la música, una gran vocación artística”, destaca Alberto Vilas, “buscan como pueden sacar tiempo para estudiar y ensayar. Sacrifican mucho de su vida para formarse”.

Son jóvenes “con un gran amor por la música, una gran vocación artística”, destaca el pianista y profesor Alberto Vilas, “buscan como pueden sacar tiempo para estudiar y ensayar. Sacrifican mucho de su vida para formarse”

En 1992 el centro se incorporó a la red pública de conservatorios de la Consellería de Educación, pero el gran cambio en las instalaciones llegaría en 2004, con el traslado desde la calle Alfonso XII al moderno edificio de A Parda. Ocupa más de 3.000 metros de superficie y cuenta con numerosas dotaciones, a la cabeza 35 aulas de enseñanza instrumental, 8 de enseñanza no instrumental, 2 de música de cámara o una de informátiva aplicada a la música.

Estudiantes ensayan con instrumentos de viento/ Rafa Vázquez

Estudiantes ensayan con instrumentos de viento/ Rafa Vázquez / RAFA VAZQUEZ

También dispone de 20 cabinas de estudio, una biblioteca-fonoteca y un auditorio con más de 200 butacas.

Su actual sede ocupa más de 3.000 metros de superficie y cuenta con numerosas dotaciones, a la cabeza 35 aulas de enseñanza instrumental, 8 de enseñanza no instrumental, 2 de música de cámara o una de informática aplicada a la música

En paralelo a la ampliación de las instalaciones, han crecido asimismo las especialidades que imparte y es uno de los pocos conservatorios que oferta Música Antigua.

En el centro puede cursarse acordeón, canto, contrabajo, clave, fagote, flauta de pico, flauta travesera, instrumentos de cuerda pulsada del Renacimiento y el Barroco, oboe, percusión, saxofón, trompa, trompeta, tuba, trombón, viola, viola de gamba y violonchelo, si bien los grandes favoritos y por los que se decanta el grueso del alumnado son piano, violín y guitarra. También el clarinete (ya que muchos se inician en la música en las potentes bandas de la provincia) figura en las preferencias de estos jovencísimos artistas sensibles y trabajadores.

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