Todo por decidir. Las cofradías de la Semana Santa encaran con incertidumbre la próxima celebración religiosa, que en Pontevedra y tras dos años de parón está en estos momentos muy lejos de estar cerrada.
A menos de dos meses (el programa religioso arrancará el próximo 10 de abril, Domingo de Ramos) todos son interrogantes sobre si los protocolos sanitarios permitirán finalmente celebrar los actos religiosos, muchos de ellos multitudinarios. “Está todo en el aire en estos momentos”, reconoce Ramón Peón, portavoz de la Junta Coordinadora de Semana Santa de Pontevedra.
Las agrupaciones penitenciales de la ciudad celebraron la pasada semana una reunión para esbozar los preparativos y han convocado un nuevo encuentro para los próximos días en el que seguirán evaluando las posibilidades de celebración. Especialmente, preocupa que con los actuales protocolos, por ejemplo los que estarán vigentes durante el Carnaval, a finales de este mismo mes, “no pueden celebrase actos de masas”, recuerdan los cofrades, y la responsabilidad de hacer cumplir las medidas sanitarias recae sobre la organización.
A menos de dos meses todo son interrogantes sobre si los protocolos sanitarios permitirán celebrar las procesiones, muchas multitudinarias. “Está todo en el aire”, reconoce Ramón Peón, portavoz de la Junta Coordinadora
“Domingo de Ramos, por ejemplo, es un acto de masas”, destaca Ramón Peón, y sería dificultoso para las cofradías celebrarlo con los protocolos hoy en vigor. “Si no cambian, será complicado”, reconoce, de modo que habrá que decidir en las próximas semanas “en función de la evolución” de la crisis sanitaria.
Con todo, entre los cofrades hay optimismo. “Confiamos en poder salir”, explica Antonio Melero, presidente de la Cofradía de la Vera-Cruz y Misericordia, una de las agrupaciones penitenciales a las que les está costando recuperar actividad tras dos ediciones con la Semana Santa suspendida.
“Esperamos que el COVID y también el tiempo nos den una tregua”, señala el responsable de la Vera-Cruz y Misericordia, que procesiona con unos 150 cofrades, de ellos alrededor de 70 costaleros con los que está intentando volver a contactar para retomar el programa. Esta cofradía porta todas las imágenes a hombros (según el día, el Cristo de las Caídas, la Soledad y el Cristo y la Misericordia, además de participar en el Encuentro) y es una de las que se enfrenta al reto de recuperar actividad en un escenario de incertidumbre.
“Si los protocolos sanitarios no cambian, será complicado”, señalan las cofradías, de modo que habrá que decidir en las próximas semanas “en función de la evolución” de la crisis sanitaria
Otro tanto sucede con las demás cofradías, con más de medio millar de penitentes pendientes de que finalmente pueda desarrollarse un programa aún en el aire. Un ejemplo son las bandas de cornetas, que habitualmente iniciaban los ensayos en octubre y que apenas han tenido encuentros en este 2022.
En general, con anterioridad a la pandemia toda la maquinaria de preparativos de la Semana Santa se aceleraba a partir de enero, como la puesta a punto de las tallas, transportes y otros elementos.
Antes de la pandemia las bandas de cornetas ensayaban desde octubre y toda la maquinaria de preparativos de la Semana Santa se aceleraba a partir de enero, como la puesta a punto de las tallas, transportes y otros elementos. Hoy casi todo está parado
Las agrupaciones penitenciales también han evaluado candidatos para leer el pregón de la Semana Santa y otras acciones (como un refuerzo en la cartelería) para potenciar el programa religioso. Confían asimismo en implementar novedades, como una pequeña imagen para los cofrades infantiles con la que espera procesionar por primera vez la Vera-Cruz y Misericordia.
