"¿Si me cuido? Bueno, sólo coqueteo", reconoce María Aquilina Alonso instantes antes de ser recibida con motivo de su 101 aniversario por el alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores.

Vestida muy elegante, con gafas de sol y labios pintados, Kila -ella prefiere que le llamen así- no dejó ni un instante de derrochar sentido del humor y vitalidad durante el encuentro.

"Tengo la cara así porque imito mucho a Carmen Sevilla", se escusó, arrancando la risa de los presentes. "Una de las artistas más finas. No como Telecinco, que se mete en la vida de todo el mundo", añadió.

Nacida en Sanxenxo, Kila se dedicó a la docencia durante 30 años, 14 de los cuales ejerció como directora del centro educativo de Barcelona donde trabajaba. "Ya decían de mí que tenía buenas cualidades de mando y bien que lo sabía mi marido", reconoce.

A pesar de su vitalidad -posee el abono de toda la temporada para ir al teatro o escribe poesía, entre otras cosas- Kila explica que llegar a esta edad es "como cuando llevas una mochila al hombro". Esa carga, además de los achaques físicos, incluye el peso de la ausencia que dejan las personas queridas que se marcharon y ahora están "arriba". "Seguro que fue mi marido el que le ordenó a San Pedro que no me llamara", reconoce de nuevo con humor. "Hago un esfuerzo enorme para parecer lo que no soy", se sincera.

Precisamente será el día de su 101 cumpleaños, el domingo, cuando se celebren las elecciones autonómicas. La sanxenxina reconoce que no faltará a su cita con las urnas. "Si no está mi voto, no gana el mío".

"Desde que hay elecciones siempre voté, tengo clarísima la elección, no soy una 'cambio chaquetas'. Las que somos antiguas siempre queremos el progreso, el orden", explica.

Aunque reconoce que vive el presente y que prefiere no pensar en el mañana, Kila percibe un cambio en los valores de las nuevas generaciones. "Hay mucho alboroto, veo las cosas mal de cara al futuro, faltan valores y educación", apunta.

Aurora Montes Palacios, vecina de la parroquia de Lérez de 103 años, también recibió ayer la visita del alcalde. Nacida en Celanova, provincia de Ourense, se trasladó junto a su familia a Pontevedra en 1944. Durante toda su vida se dedicó a las tareas domésticas y mantuvo unos hábitos saludables, "de acuerdo a las costumbres de antes" . Aunque tiene problemas de movilidad, Aurora puede presumir de no necesitar ningún medicamento.