El cambio de titularidad de la Escuela Universitaria de Enfermería de Pontevedra vuelve a aparecer en la agenda de la Diputación y la Universidade de Vigo. Una vez más ambas instituciones negocian cómo llevar a cabo un proceso tras el que la provincial se ahorraría los 500.000 euros anuales que dedica anualmente al centro académico. Pero además de argumentos económicos, desde se apunta que el cambio de dependencia redundaría en que "gañaríase en calidade". Mientras, la dirección y los estudiantes muestran una cierta indiferencia.

La administración pontevedresa invierte cada año dicha cantidad en el pago de nóminas a profesores y demás partidas para el funcionamiento de un servicio formativo que sostiene desde 1974. Entonces la Diputación gestionaba el Hospital Provincial, ahora del Sergas, y en 1977 convirtió el centro en escuela adscribiéndola a la universidad compostelana para evitar su desaparición. Tan pronto se creó la de Vigo la adscripción fue a ésta. Ahora el gobierno provincial considera inadecuado mantenerse al frente de los estudios de Enfermería cuando hace ya tiempo que se desprendió del hospital.

"O cambio de titularidade redundaría nunha maior calidade dos estudos, porque agora non ten sentido que sexa a Deputación a que xestione esta escola cando hai anos que o Hospital Provincial pertence á Xunta", explica un portavoz de la institución pontevedresa. Una mejora que se vincularía con las oportunidades en medios o profesorado que acarrearía el hecho de que las responsabilidades corriesen por cuenta de la Universidade de Vigo.

A pesar de que la escuela está adscrita a ella, en realidad gran parte del funcionamiento depende de la administración provincial. El avance realizado esta misma semana entre el presidente de esta última, Rafael Louzán, y el rector, Alberto Gago, para desbloquear el traspaso se sigue sin demasiado entusiasmo entre quienes integran este centro de formación universitaria. Su director, José Luis Vázquez Rey, apunta escuetamente su apoyo a esa operación, pero recordando que "se trata de una decisión política en la que la dirección del centro no interviene".

Por su parte, los alumnos reconocen que "no hay ningún debate" entre ellos acerca del cambio de titularidad, si bien matizan que "a lo mejor se está mezclando con la adaptación a Bolonia", comenta la estudiante de tercer curso Sonia Rivero. "Nos falta información y ni siquiera sabemos cómo nos puede afectar", lamenta, estimando que una de las modificaciones podría ser en el pago de la matrícula. "Ahora una parte va para la Diputación y otra para la Universidad", detalla.