150 kilos de tapones para ayudar a una niña enferma de Verín

Los alumnos de Franciscanas son los encargados de la recolecta | EL colegio también es un punto de recogida para toda la ciudad

Alumnos del colegio Franciscanas y su profesor Gonzalo con los tapones recolectados  |   // F.C.

Alumnos del colegio Franciscanas y su profesor Gonzalo con los tapones recolectados | // F.C. / aixa r. carballo

El colegio Divina Pastora Franciscanas lleva diez años involucrado con la recogida de tapones. Una simple acción que, según explica el profesor del centro Gonzalo Sánchez, “ayuda a niños con problemas de psicomotricidad que necesitan una operación, una silla de ruedas o un andador especial”. En este caso, la voz de alarma la dio el colegio Raúl Fernández de Castrelo do Val (Verín), pues una de sus pequeñas alumnas necesita una gran recolecta hasta el 30 de junio para poder enfrentarse a su enfermedad.

Por supuesto, Gonzalo no dudó en movilizar a todo el centro para cumplir la misión a contrarreloj. “En dos días llevamos 150 kilogramos, pero hacen falta muchos más. Una garrafa de 8 litros llena de tapones supone tan solo entre 0,21 y 0,25 céntimos para la causa”, explica. Por eso, hace un llamamiento a los ourensanos y los invita a colaborar acercando sus tapas de plástico al colegio, pues es un punto de recogida durante todo el año. “De los pocos que hay en Ourense junto con corazón metálico en Barbadás”, lamenta el profesor. Toda la comarca de Monterrey también se ha sumado a la causa y está aportando su grano de arena. Gonzalo es también de Verín y se está haciendo cargo del traslado de tapones, algo que normalmente también suele hacer porque en la ciudad, dice, “ya no hay quien los lleve a los puntos de destino”.

Este profesor es uno de los fundadores del proyecto Ecovigilantes del que forman parte también otros docentes y numerosos alumnos. Una iniciativa para impulsar la educación medioambiental en la que desarrollan actividades como la limpieza de las calles o la r de colillas, plásticos y demás residuos de parques y ríos. La recolecta de tapones es otra de las tareas en la que pone el foco este grupo constantemente porque “hay muchas personas que los necesitan y la gente está dejando de juntarlos. Es una pena que acaben en un contenedor cuando pueden servir para una buena causa”, lamenta Gonzalo.

Desde el punto de vista de este profesor tan concienciado con el respeto al medioambiente, la actividad que están llevando ahora a cabo para ayudar a esta compañera de Verín les aporta conocimientos ambientales y, sobre todo, de voluntariado social: “Trabajamos el plástico y el reciclaje y aprenden a distribuir los envases en los diferentes contenedores. Además, en este caso trabajan un valor fundamental, la solidaridad”. Aunque también reconoce que en cada ejercicio que hacen dentro del proyecto siempre intentan tratar este tipo de valores que también les ayudan a crecer como personas Una vez que acaben con la recogida de tapones para esta niña intentarán que la sociedad no pierda la costumbre porque “hay que ser solidarios todo el año aunque esta situaciones en niños impulsen. La gente siempre que hay algún motivo así se involucra mucho, pero no deben parar”, concluye Gonzalo.