Compartir piso, la fórmula "low cost" ante unos alquileres "muy locos"

El precio medio de una habitación , ronda los 300 euros en la ciudad, y sube si es en el centro y con baño propio | Trabajadores de paso, estudiantes e inmigrantes con bajos salarios son inquilinos habituales de estas viviendas

Una de las cuentas y webs con anuncios de habitaciones de alquiler en la ciudad. |   // I.OSORIO

Una de las cuentas y webs con anuncios de habitaciones de alquiler en la ciudad. | // I.OSORIO / M.j.Álvarez

M.J.Álvarez

“Cambiamos a menudo de inquilinos, porque compartir piso con personas que en ocasiones son de distintas nacionalidades y oficios pues a veces complica la convivencia”, advierte el propietario de uno de los pisos que se alquilan por habitaciones en la ciudad, un mercado “low cost” que crece, dirigido a estudiantes sobre todo, personas de paso, y también inmigrantes que acaban de llegar y tienen todavía contratos en precario que les impiden alquiler un piso en solitario.

Algunos de esos inquilinos por habitación, como Rey Chapper, un joven que convive en un piso “donde hay mucha gente de paso”, afirma que es cierto que piden “muchos requisitos para alquilar en solitario, nómina de al menos diez meses, fianza”. Al final optó por alquilar temporalmente una habitación y señala que “hay buen rollo”.

Según el informe que acaba de publicar la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein), el piso compartido es la fórmula inevitable, en un mercado de alquiler cuya oferta ha caído a mínimos. Apenas hay pisos en el mercado de alquiler en Galicia, y en el caso de Ourense, el precio de los alquileres ha subido más de un 8%, con medias de 600 euros y hasta 1.000 euros mensuales.

Como contrapartida según este informe de la Fegein, hay más de 60 habitaciones en el mercado de alquiler en Ourense, la mayoría en la ciudad, y con precios medios de 200 euros mensuales por habitación en provincia o extrarradio y 300 en la ciudad. Pero esos precios se disparan hasta los 350 y 375 euros, cuando esa habitación es en un piso en el centro de la ciudad, amplia y que dispone de baño propio e independiente.

“Los pisos compartidos son una alternativa para personas que priman vivir en las grandes ciudades de Galicia o sus áreas metropolitanas, pero cuyos sueldos no les permiten tener una vivienda para ellas solas. Pero no es fácil vivir en un piso compartido ya que se deben analizar diversos puntos como si se admiten o no mascotas. Cómo se administran las visitas en las zonas comunes de las diferentes personas que tienen alquilada una habitación o quién se responsabiliza de limpiar las zonas comunes como los baños o cocina, y así diversos detalles importantes que marcan la viabilidad de esa convivencia compartida”, explica Benito Iglesias, presidente de Fegein.

Respetar esa organización en el reparto de la tareas es fundamental, según este experto inmobiliario “y más cuando el 70% de las habitaciones alquiladas en un piso viven hombres y mujeres por igual y únicamente un 30% de las habitaciones en un mismo piso están ocupadas o bien solamente por mujeres o por hombres”, añade.

Claves para compartir sin fracasar

Así que, entre las claves para no fracasar en el trámite de alquiler de un piso compartido con otras personas, sean amigas o desconocidas, “es muy importante a la hora de alquilar una habitación, prestar atención a qué es lo que realmente se alquila y durante cuánto tiempo, para evitar problemas futuros, ya que estos contratos de alquiler por habitaciones se rigen por el Código Civil y no por la ley de arrendamientos”, dice Benito Iglesias. Esto quiere decir que la duración de los contratos no es prorrogable, y será establecida según lo que pacten ambas partes, explica.

También alerta de que tiene que quedar “perfectamente claro” quién se hace cargo de las facturas por servicios de luz, agua, basura o calefacción “y si estas están o no incluidas en el precio mensual”.

En resumen, lo aconsejable, según el presidente de Fegein, es que el contrato de alquiler de una habitación contemple estos puntos: “que deje claro la habitación que va a ocupar el inquilino; la duración del contrato; precio del alquiler; forma de pago; servicios que se incluyen y cómo se repartirán los gastos extras”.

El alquiler por habitación es, en este contexto, la solución para muchas personas “pues, por primera vez desde que hay registros , el número de viviendas en alquiler en el conjunto de Galicia baja de las 3.000 viviendas en ese mercado marcando así un mínimo histórico”, explica Benito Iglesias.

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Rey Chapper: "Opté por una habitación porque me dejaban tener a mi perro"

“Claro que hay alquileres muy caros, pero en mi caso lo que me complicó encontrar vivienda y me hizo optar por una habitación, fue que en la mayoría de los casos no aceptan mascotas y yo no alquilé hasta que no encontré un lugar donde pudiera vivir con mi perro”, cuenta. Está contento con la convivencia en su piso compartido y no descarta, como visión de futuro, optar por una compartida en las afueras, por calidad de vida y precio.

Pisos compartidos, la otra forma de vivir en una ciudad con alquileres de 600 hasta 1.000 euros | IÑAKI OSORIO

Pisos compartidos, la otra forma de vivir en una ciudad con alquileres de 600 hasta 1.000 euros | IÑAKI OSORIO / M.j.Álvarez

Miguel Rosales: "Compartir piso con amigos, facilita la convivencia"

Pese a su juventud, Miguel Rosales sabe, desde hace años, lo que es ser independiente y para ello, estudia y trabaja. “Comparto piso con amigos con los que tenía amistad antes de empezar la carrera en la universidad, y eso facilita mucho la convivencia”, dice. Entiende que hay que dar facilidades a los jóvenes para independizarse, y en especial a los estudiantes, a los que le complican el alquiler al no poder presentar un contrato laboral.

Pisos compartidos, la otra forma de vivir en una ciudad con alquileres de 600 hasta 1.000 euros | IÑAKI OSORIO

Pisos compartidos, la otra forma de vivir en una ciudad con alquileres de 600 hasta 1.000 euros | IÑAKI OSORIO / M.j.Álvarez

Victoria Alonso: "Somos tres chicas y pago unos 140 euros, más gatos"

Victoria Alonso es el prototipo de la estudiante joven y luchadora, pues compagina trabajo y estudios, de ahí que para compatibilizar economía e independencia personal, haya optado por vivir con otras compañeras de piso. “Somos tres chicas, y pago unos 140 euros más el resto de gastos de la vivienda. Nos conocimos este año pero, como casi todas estamos estudiando y trabajando, la experiencia es muy buena”.

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