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La madre del investigado compareció ayer en el juzgado. // F. CASANOVA

“Diego se puso loco”, dijo el superviviente de Velle a su padre cuando llegó en auxilio

Los progenitores de la víctima alertaron a la Policía y al 061: su inmediata reacción fue clave para salvar su vida | La madre del presunto asesino se acoge a su derecho a no testificar

Álvaro B. F., superviviente del crimen de Velle en el que fue asesinada su novia Ana B. R. el pasado febrero, consiguió alertar por el móvil a su padre del ataque que habían sufrido: el progenitor avisó al 091 y salió de inmediato hacia la vivienda de A Batundeira, mientras indicaba a los policías cómo dar con la vivienda. El hombre llegó primero y se encontró la trágica escena: la puerta de la casa estaba entreabierta, la joven estaba muerta y su hijo, malherido. “Diego se puso loco del todo”, le dijo el superviviente.

El progenitor declaró como testigo anteayer en el juzgado de instrucción y ratificó cómo fue la secuencia de su participación, que probablemente resultó clave para salvar la vida al joven. Mientras él contactaba con la Policía, la madre lo hacía con la ambulancia, además de hablar también con su hijo mientras la ayuda iba en camino.

Ayer era el día para el interrogatorio de la madre del presunto asesino, Diego R. T. La progenitora se acogió a su derecho a no declarar, tal y como el artículo 416 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal exime a los testigos con relación familiar directa con los investigados. “Están dispensados de la obligación de declarar los parientes del procesado en líneas directa ascendente y descendente, su cónyuge o persona unida por relación de hecho análoga a la matrimonial, sus hermanos consanguíneos o uterinos y los colaterales consanguíneos hasta el segundo grado civil (...) El juez instructor advertirá al testigo que se halle comprendido en el párrafo anterior que no tiene obligación de declarar en contra del procesado; pero que puede hacer las manifestaciones que considere oportunas, y el secretario judicial consignará la contestación que diere a esta advertencia”.

Álvaro B. R., el superviviente del crimen de Velle, acudió con su madre y su abogada al juzgado. // F. CASANOVA

La madre del presunto asesino de Velle optó ayer por no declarar (aportó además un informe médico que lo desaconsejaba para su estado). Sí lo hizo a las pocas horas de los hechos y de la detención, en calidad de testigo y en la comisaría.

En contra de lo que relató el superviviente, que asegura que tras pedir abrir de madrugada, el vecino los acometió –primero a Álvaro– con un cuchillo al grito de “voy a mataros”, Diego R. T. sostuvo ante el juez que nunca salió de casa, sino que se levantó sobre las cuatro de la madrugada, se preparó un té e hizo tareas sin dejar el domicilio. En aquella testifical ante los policías, cuyo valor probatorio será mínimo al no verse ratificado, la madre dio una versión que desdecía a su hijo.

Diego R. T., el presunto asesino de Velle. // BRAIS LORENZO

Afirmó que la había dejado encerrada tras decirle que salía a matar conejos. La progenitora también aseguró haber oído gritos antes de que su hijo volvía. Los agentes de la Policía Nacional verificaron que había prendas ensangrentadas que se había quitado, y que Diego tenía sangre en los brazos. Encontraron un chubasquero, un guante y un pantalón con sangre. El cuchillo del crimen lo hallaron los policías en una finca colindante.

A la fase de instrucción le quedan etapas todavía –la acusación particular que representa a la familia de la joven asesinada quiere que se practique en Velle una reconstrucción de los hechos, y ha recurrido a la Audiencia Provincial– y, con la presunta autoría de Diego R. T. cada vez más clarificada por los testigos, la clave de la resolución de la causa serán las conclusiones sobre su capacidad. Los forenses del Instituto de Medicina Legal (Imelga) ya lo han examinado dos veces en sus instalaciones del juzgado. Diego R. T. llevaba varios meses sin tomar la medicación y después de los hechos fue ingresado en Agudos de Psiquiatría para restituir la pauta y para una primera evaluación.

Los informes de los forenses y de los especialistas del hospital, entre otros, resultarán determinantes para que la justicia acuerde si, en caso de una condena, Diego R. T. debe cumplir pena de prisión –en el centro penitenciario está por ahora, como medida preventiva– o procede una medida de seguridad, con un internamiento, en caso de que exista una eximente de la responsabilidad.

No había mala relación

El padre del superviviente, al igual que el chico manifestó en su declaración del pasado 15 de junio, aseguró al juez que las relaciones entre los vecinos –tienen además parentesco– eran cordiales, lo que no hacía esperar un ataque tan brutal en mitad de la madrugada.

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