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“¡Déjalo, lo mataste”, imploró la joven asesinada en Velle al ver el ataque a su novio

El superviviente declara que su primo y vecino lo acuchilló y fue a por ella |Tras desvanecerse logró llegar a la habitación para alertar a su padre por teléfono | El joven herido está en planta tras casi tres semanas en reanimación

El presunto autor permanece en prisión, tras una estancia de una semana y media en la unidad de Psiquiatría. | // F. CASANOVA

Tras sufrir graves lesiones que afectaron a órganos vitales, Álvaro B. F., de 25 años, ha permanecido casi tres semanas en la unidad de reanimación del hospital público de Ourense, en un estado muy grave en el momento de su ingreso. Este jueves 11 de marzo, el joven que resultó malherido en el crimen de Vellesu novia, Ana B. R., de 22 años, murió asesinada– fue trasladado a planta y su recuperación está más cerca. La UDEV de la Policía Nacional de Ourense ya le ha tomado declaración.

El superviviente relató cómo fueron los hechos y ratificó que el presunto atacante fue su primo y vecino Diego R. T., en prisión provisional. El agresor llamó al timbre en mitad de la madrugada, Álvaro fue a abrir y Diego presuntamente le lanzó las cuchilladas a él primero. Su novia Ana B. R., vio la escena e imploró a gritos, intentando que parara: “Déjalo, ya lo has matado”. En una intervención breve puesto que su estado de salud aún no es el óptimo, el testigo dijo a los agentes que vio cómo el presunto homicida fue luego a por la chica, antes de desvanecerse. Malherido, el superviviente consiguió desplazarse como pudo hasta la habitación contigua para coger el teléfono y llamar a su padre.

El lugar del crimen. // F. Casanova

Tras alertarlo de los hechos ocurridos sobre las 5 de la madrugada del 19 de febrero, y después de que el progenitor requiriera de inmediato a la Policía Nacional, Álvaro fue capaz de manifestar a los agentes que llegaron a la escena del crimen quién había sido el presunto autor de los terribles hechos. “Diego, el vecino”, “Diego, el vecino”, “Diego, el vecino”, repitió con dificultad, balbuceando, antes de quedar inconsciente y de ser trasladado al hospital. Con su declaración como testigo en el hospital, tres semanas después de ingresar crítico, el joven ratifica esa versión inicial.

La identificación justo después de los hechos y en un momento de extrema gravedad suponía, según el magistrado Luis Doval, el “primer indicio claro de autoría material del hecho” contra el presunto homicida Diego R. T., que permanece en el módulo de enfermería del centro penitenciario de Pereiro de Aguiar, después de haber pasado semana y media en la Unidad de Agudos de Psiquiatría del hospital de Ourense.

Mientras su primo y víctima luchaba por su vida, el presunto homicida era examinado por los psiquiatras. Ese ingreso hospitalario acordado por el juez permitió reanudar su tratamiento para su patología mental, que había abandonado hace varios meses, porque creía que la medicación le sentaba mal. Se sumaba una situación de pesadumbre personal, de insatisfacción vital. Vivía en una casa galpón y en abril se le terminaba el paro.

El presunto homicida, durante el registro. // F. Casanova

Ante el juez negó los hechos. Dijo que se levantó a las 5, se preparó un té y no salió de casa. Su madre lo desmiente. Según su versión, la encerró tras contarle que iba a matar unos conejos. Oyó gritos y vio a su hijo volver ensangrentado. Después se cambió de ropa. Los policías encontraron en la vivienda del presunto homicida un chubasquero, un guante y un pantalón con sangre. El cuchillo del crimen apareció en una finca colindante. Un agente vio “claramente en los antebrazos del detenido restos de sangre”.

La capacidad mental del autor

Los indicios “apuntan a la posibilidad de que el investigado padezca algún trastorno de la personalidad que pudo haber influido de alguna manera en el desencadenamiento de los hechos”, señala el juez Doval en el auto de prisión. La evaluación de su estado mental en el hospital, junto a la que realizarán los forenses en la fase de instrucción, es clave para determinar si es imputable y puede ser condenado a cárcel, o bien cabe aplicar una medida de seguridad por una eximente de enajenación. El comisario de Ourense, Juan Carlos Blázquez, dijo tras la detención que pudo sufrir un brote psicótico, e incluso afirmó que estaba “catatónico” y “alejado de la realidad”.

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