El homicida de Velle dice que no salió de casa pero se quitó ropa ensangrentada y encerró a su madre

A la progenitora, que oyó los gritos, le contó que iba a matar unos conejos | El ataque ocurrió en el interior del domicilio de las víctimas | El forense vio un estado mental apto para declarar | El herido seguía ayer en reanimación

Diego R. T., el presunto agresor, durante el registro en su vivienda, la tarde del viernes. // FERNANDO CASANOVA

Diego R. T., el presunto agresor, durante el registro en su vivienda, la tarde del viernes. // FERNANDO CASANOVA / J. F.

J. F.

El presunto autor del crimen de Velle, Diego R. T., de 35 años, pasó ayer su primera noche en el centro penitenciario de Pereiro de Aguiar, por orden del juez de guardia de Ourense, Luis Doval, que decretó su ingreso en prisión provisional –comunicada y sin fianza– por dos delitos de homicidio/asesinato cometidos con un cuchillo de cocina de grandes dimensiones, uno consumado –el de Ana B. R., que tenía 22 años, y fue enterrada ayer en A Peroxa– y otro en grado de tentativa. Álvaro B. F., de 25 años –primo del agresor, además de vecino–, permanecía en estado grave, al cierre de la edición impresa, en el servicio de reanimación del Complexo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO). La fiscal de guardia, Ana Delgado, había solicitado la medida privativa. La defensa, que no tuvo acceso previo a las diligencias –la causa estaba secreta–, pidió la libertad.

El comisario de la Policía Nacional, Juan Carlos Blázquez, dijo el viernes que el detenido estaba “catatónico y alejado de la realidad” cuando fue detenido en su casa poco después de los hechos. Álvaro logró alertar del ataque a su familia, e identificó a Diego como el agresor ante los agentes, antes de su traslado urgente al hospital. El investigado tiene antecedentes psiquiátricos, incluso con necesidad de ingresos. Problemas mentales ocasionados, en su momento, por el abuso de sustancias estupefacientes y alcohol.

La casa del agresor y, detrás a la derecha, la de las víctimas.   | // J. F.

La casa del agresor y, detrás a la derecha, la de las víctimas. | // J. F. / J. F.

Dijo que no salió de casa y que no recordaba estar implicado en el crimen. Sin embargo, la Policía halló un pantalón ensangrentado, que presuntamente se quitó después de atacar a sus vecinos y de regresar a su domicilio.

El forense realizó un reconocimiento al detenido ayer, antes de su declaración ante el juez, para determinar si se encontraba en condiciones de declarar. El experto de medicina legal consideró que sí. Durante la fase de instrucción, se llevarán a cabo exámenes más exhaustivos, con el objetivo de determinar si cabe aplicar algún tipo de eximente o atenuante de la responsabilidad penal. El detenido, que ya había declarado en comisaría el viernes, negó los hechos ante el magistrado de Instrucción 2.

Dijo que no salió de casa y que no recordaba estar implicado en el crimen. Sin embargo, la UDEV de la Policía se incautó en el registro de su domicilio de un pantalón ensangrentado, que presuntamente se quitó después de atacar a sus vecinos y de regresar a su domicilio. Además, según su madre, le contó que iba a matar conejos y la dejó encerrada en casa. La testigo también afirmó que oyó los gritos de las víctimas.

El presunto homicida, conducido al registro de su vivienda, el viernes. // FERNANDO CASANOVA

El presunto homicida, conducido al registro de su vivienda, el viernes. // FERNANDO CASANOVA

La casa del agresor y en la que residían los jóvenes novios, junto a los padres de él, están en fincas contiguas. Sobre las 5 de la madrugada, Diego R. T. llamó al timbre, le abrieron y cometió el ataque. Es una hipótesis que confirmará o matizará el joven malherido si su evolución es favorable y puede declarar. La agresión tuvo lugar en el interior de la vivienda de los jóvenes. Después de dejar fallecida a Ana B. R. y herido de gravedad a su primo Álvaro B. F., el investigado regresó presuntamente a su domicilio, tras arrojar el cuchillo a una finca contigua, donde fue recuperado por los agentes. Cuando la Policía se presentó en la casa para detenerlo, no tenía rastros aparentes de sangre. Pero, según fuentes del caso, los agentes encontraron en la inspección un pantalón vaquero ensangrentado, que será analizado. El sospechoso no ofreció resistencia a su detención.

Aceptó dar su ADN e ir preso

Diego R. T., a quien le constan antecedentes –pasó un par de semanas en prisión provisional por un delito de allanamiento en un domicilio–, solo admitió que se levantó sobre las cinco de la madrugada, se preparó un té y se dispuso a hacer sus labores. Su versión es que no salió de su casa y que no recuerda haber cometido él los hechos que se le atribuyen. Pero la declaración de su madre, que lo visitaba en ocasiones a la vivienda, lo contradice.

Durante el registro con autorización judicial practicado la tarde del viernes en la calle Juan Fernández de Gres, del barrio de A Batundeira de Velle, los agentes se incautaron en su domicilio de memorias USB así como de un cepillo de dientes, con el objetivo de cotejar su perfil genético con los vestigios encontrados en el arma blanca y también en el escenario del crimen. El investigado dio su autorización a que le extrajeran una muestra de saliva, que de igual modo servirá como referencia genética para los análisis de laboratorio que buscan pruebas. Fuentes del procedimiento indican que el presunto agresor se mostró conforme incluso con el ingreso en prisión provisional.

Ya no consumía ni bebía, según él, para no recaer en las adicciones, negativas para su salud mental. En sus declaraciones tras la detención, se ha mostrado apesadumbrado por su situación vital, en desempleo y con una prestación que se le agota en abril

“El trato en principio era normal, no había ningún problema entre ellos. Desde el punto de vista policial, el caso está resuelto: tenemos al autor y el arma del crimen, pero no hay móvil”, expresaba después de los hechos el comisario Juan Carlos Blázquez, unas horas antes de que el juez decretara el secreto de actuaciones, que levantó ya ayer. “Son familia y se conocen; a altas horas de la madrugada no se abre a nadie si no se le conoce o si existe un problema previo. Suponemos que pudo deberse a un brote psicótico o algo similar”, barajó el jefe policial en la provincia. Tras el paso a disposición judicial del investigado, continúa sin conocerse si se produjo algún detonante o motivación que condujeran al brutal ataque.

Trabajó cuidando mayores

En la finca contigua a la casa en la que las jóvenes víctimas de la tragedia de Velle vivían juntos desde hace pocos meses –con los padres de él–, hay una parcela con una especie de casa galpón en la que residía Diego R. T., y en la que su madre lo visitaba y pernoctaba en ocasiones, como la noche del crimen. El habitáculo no estaba en las mejores condiciones de salubridad ni cuidado. Los agentes se encontraron por ejemplo heces de perro en el mismo espacio en el que el detenido comía, dormía y hacía la vida interior de un domicilio.

El presunto homicida había estado ingresado en el pasado por problemas psiquiátricos, desencadenados al parecer por el abuso de drogas. Ya no consumía ni bebía, según él, para no recaer en las adicciones, negativas para su salud mental. En sus declaraciones tras la detención, el investigado se ha mostrado apesadumbrado por su situación vital, en desempleo y con una prestación que se le termina en abril. En el pasado trabajó como cuidador de ancianos.