El asesinato machista de la niña Olivia, de seis años, y de su hermana Anna, de uno, a manos de su padre Tomás Gimeno, ha encogido el corazón al país, desatando indignación y un clamor multitudinario contra este brutal caso de violencia vicaria, esa vil acción que los agresores cometen sobre los hijos menores con la intención de dañar a las mujeres. “Un agresor no puede ser nunca un buen padre”, subrayaban en la concentración de este viernes en Ourense, a la que acudieron centenares de personas.

“Hay muchas mujeres que cada fin de semana se mueren de miedo sabiendo que tienen que dejar a sus hijos con bestias, sabiendo de lo que son capaces, porque ellas lo han sufrido”

Críticas a la justicia

El acto, organizado por la Marcha Mundial das Mulleres, comenzó con una alocución de Antía Pousa, una de las integrantes de este colectivo, y finalizó con un minuto de silencio en torno a la estatua en honor a la Castañeira, un lugar de encuentro habitual para expresar la repulsa contra los crímenes machistas. “Que ningún niño más ni ninguna mujer más tengan que vivir esta situación, ni tengamos que volver a juntarnos aquí”, manifestó. “Ni nos protegen a nosotras ni tampoco a nuestros hijos”.

A la concentración asistieron adultos y menores. // F. CASANOVA

El movimiento feminista cuestiona algunas actuaciones judiciales, y ayer hubo menciones para Juana Rivas, que precisamente ayer ingresó voluntariamente en un Centro de Inserción Social (CIS) para cumplir la condena por negarse a devolver a sus dos hijos a su expareja en el verano de 2017. “Si es machista no es justicia”, rezaba una pancarta, y clamaron los asistentes a la concentración de Ourense. “Hay muchas mujeres que cada fin de semana se mueren de miedo sabiendo que tienen que dejar a sus hijos con bestias, sabiendo de lo que son capaces, porque ellas lo han sufrido”, alerta la Marcha Mundial. “Basta ya de que los juzgados sean cómplices de los agresores. Nuestros hijos tienen que estar protegidos”.

Un minuto de silencio puso fin al acto. // F. CASANOVA