El Hospital Universitario de Ourense se suma hoy al Día Mundial de la Prevención del Suicidio para concienciar sobre la magnitud de un problema, que causa anualmente mas muertes que los accidentes de tráfico, afecta a hombres y mujeres de todas las edades, y es un eslabón aún muy desconocido por el estigma que pesa sobre quien lo consuma y sus allegados.

Muestra de la magnitud de este problema, en 2017 el suicidio fue la causa de 37 muertes en Ourense, cuatro veces mas personas que las que fallecieron por accidentes de tráfico. Mientras que los intentos de suicidio, o la ideación suicida, generaron alrededor de 300 consultas anuales en el Servicio de Urgencias en Ourense, y constituye una de las mayores preocupaciones para los profesionales de salud mental, por el posible efecto negativo de la tensión emocional, derivada de la pandemia de Covid-19, producida por el aislamiento, la incertidumbre, el duelo, el miedo y las dificultades económicas. El CHUO cuenta con una de las primeras Unidades de Prevención del Suicidio a nivel nacional, activa desde 2009 y única en Galicia y que mantuvo su actividad de manera no presencial a lo largo de los meses de la alerta sanitaria.

Segun definen desde la Unidad, sus profesionales la enfermeras Amparo González, la psiquiatra Marina González y la psicóloga Teresa Reijas explican que "Ourense es la única provincia de la Comunidad de Galicia en la que descienden las muertes por suicidio. Según los datos del Imelga en 2018 se contabilizaron 40 muertes yen 2019, 34. Pero esta tendencia se mantiene desde 2014".

La Unidad de Prevención atiende a una media de 180 nuevos pacientes anuales. De todos los grupos de edades, niveles sociales, culturales, económicos y origen. De los 16 años hasta edades avanzadas, con un progresivo incremento de hombres, y con un repunte, en los últimos años, de jóvenes entre los 16 y 25 años. De hecho, el suicidio es la segunda causa de muerte entre los 15 y los 29 años. Un dato que no escapa a los ojos de las profesionales: "Es importante que mandemos un mensaje de prevención ante este tipo de conductas. Porque estas conductas son un tema tabú y es necesario hablar de ello y visibilizarlo porque es igual que cualquier otro tipo de patología. Todos nos podemos ver en una situación de desamparo, presiones o agobio que acaben un detonante de conducta o tentativa suicida", dice Teresa Reijas.

El programa ourensano consiste en un tratamiento intensivo, de seis meses de duración, con consultas semanales o quinquenales, que se van espaciando en función de la evolución, con seguimiento y consulta telefónica intermedia; así como una consulta de control, a los seis meses de finalización del tratamiento.

El suicidio es la punta del iceberg. Marina González explica que "Pepe o María me deja y entonces intento suicidarme. Aquí en este ejemplo se ve la causa efecto. Un acto y un detonante del suicidio, pero la ruptura amorosa no es más que el detonante de una mochila que se va llenando. Hay situciones que pueden ser desencadenantes de una conducta suicida".

Las profesionales abordan los principales cambios en la conducta personal que puede identificar conductas suicidas. "Cambios repentinos en las emociones pueden ser signos de alerta de una idea suicida, con verbalizaciones negativas sobre sí mismo, de su vida o futuro, deseo de desaparecer, de dejar de vivir y tristeza. Incluso hablar de la muerte de forma constante. También los cambios en el comportamiento como el aislamiento, incremento del consumo de alcohol o drogas. despedidas verbales o escrituras, aumento de la irritabilidad o agitación son señales de que algo no va bien", dicen desde la Unidad multidisciplinar.

Redes sociales

El aumento de jóvenes con este tipo de conductas es un dato preocupante para las profesionales. Admiten que "las redes sociales tienen un parte negativa y una arte positiva. A veces contribuye a crear un factor más de estrés o agobio, porque dibujamos una realidad o creamos una vida en la que todo es divertido y pensamos que tener amigos o followers es guay cuando no es así.Pensamos que somos únicas y después la vida puede generar agitación, estrés o agobios que pueden llevar a ese tipo de conductas".

Y ante cualquier duda de si una persona tiene una conducta suicida, desde la Unidad médida lo tienen claro: "Ante esta sospecha lo mejor es hablar, preguntarle directamente se está pensando en el suicidio y no banalizar sus preocupaciones, escucharlo y expresar preocupación, siempre sin recriminaciones. Hay que procurar ayudar lo antes posible y recurrir a más personas para convencerlo de que busque ayuda. Si la rechaza, y en caso de urgencia, llamar al 061 o acudir al Servicio de Urgencias mas próximo".