Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Eduardo Torres-Dulce "No existe justicia si se limita a aplicar la ley sin tener en cuenta la realidad social"

Reserva a los "protagonistas" el debate catalán: "La ley se hace para la convivencia de todos"

Torres-Dulce, ayer. // Jesús Regal

Hay dos cosas que no discute Eduardo Torres-Dulce (Madrid, 1950), liberado hace casi un año del protocolo de fiscal del Estado. No hay debate si el interlocutor prefiere "Doce hombres sin piedad" y él "El Caso Winslow", ni sobre cómo resolver la trama con tono de thriller entre el Estado central y Cataluña. Sobre la justicia en el cine departió ayer en Ourense, en el cierre ilustre a los actos del Colegio de Abogados por el patrón de San Martiño. Además del derecho -letrado en un reputado bufete, fiscal en excedencia y profesor-, el jurista cultiva desde hace años la crítica periódica de películas. No así de culebrones como el lío territorial.

-¿Es más justa la justicia de la realidad o la justicia del cine?

-Son mundos muy separados. La idea de justicia es básica para un pacto social, equilibrando derechos y deberes para que las secciones más débiles de la ciudadanía tengan el amparo de alguien independiente e imparcial.

- Independencia. ¿Existe un día a día sin injerencias a los fiscales?

-Yo digo que sí. Durante los 40 años que he estado ejerciendo, jamás ningún fiscal general ni fiscal jefe ha intervenido para decirme qué debía hacer.

-¿E injerencias del Gobierno?

-Mientras he sido fiscal general del Estado, ninguna injerencia hubo ni por parte del ministro Gallardón ni del actual, Rafael Catalá. He podido actuar en casos como Bárcenas que pudieran no tener causar agrado, me imagino, y ha habido discrepancias entre fiscales, como en el caso catalán. Eso revela que los 2.400 fiscales actúan con la mayor imparcialidad. No somos independientes, porque estamos regidos por un principio jerárquico pero sí imparciales. Nuestra única parte es la legalidad, llevar ante los tribunales los intereses sociales.

-¿La Fiscalía trata igual al poder?

-Es difícil luchar contra estereotipos. Hasta en el cine, donde el fiscal tiene siempre el papel menos lucido frente al abogado defensor, sobre todo si este es Gregory Peck, o Charles Laughton o James Stewart. Hasta la Constitución de 1978 el fiscal dependía del Ejecutivo y ese estereotipo creo que se rebate con la actuación de mis compañeros y de las fiscalías especializadas a favor de los intereses sociales. No existe justicia si el sistema se limita a la aplicación rigurosa de la legalidad sin tener en cuenta la realidad social. La justicia ha de ser el eje equilibrador de los conflictos sociales.

-¿Qué toca con Cataluña?

-Obviamente yo no debo pronunciarme, primero porque ya lo hice en su momento y fundamentalmente porque hay una persona al frente de la Fiscalía General del Estado a la que respeto profundamente. Cualquier opinión de mi parte no tiene ningún sentido y no ayudaría. Hay que dejar que los protagonistas planteen en derecho y legalidad lo que consideren pertinente. La ley se hace para la convivencia de todos y hay que buscar un justo equilibrio.

-El fiscal de Galicia ha llamado la atención sobre el aumento de casos de corrupción. ¿Está coja de medios la justicia para hacerle frente?

-El Libro Blanco del Ministerio Fiscal aprobado en mi mandato pone de manifiesto que hay que aumentar los medios para hacer más eficiente el sistema y, sobre todo, se debe avanzar en el terreno tecnológico. Los gobiernos deben comprender que invertir en medios humanos, materiales y tecnológicos es una inversión social y cuanto más se aplace, más negativo será el impacto.

Compartir el artículo

stats