Tráfico recaudó 5,082 millones de euros en multas el año pasado en la provincia de Ourense pero pudo haber ingresado incluso más si recabara las sanciones de cientos de excesos de velocidad en la principal vía de comunicación, la autovía A-52, que también comprometen la seguridad vial pero quedan impunes. Solo en uno de los nueve radares fijos de la red provincial, el que controla el flujo de entrada de vehículos desde la Meseta a la altura de A Gudiña, se hacen para nada más de 300 fotografías –sobre un total cercano al millar– que no se traducen en multa porque los vehículos detectados a más de 120 por hora son portugueses y no llega a su domicilio el boletín de denuncia con la cantidad a abonar.

Los infractores de Portugal se libran de rascarse el bolsillo si no son interceptados por una patrulla de Tráfico. Esta situación resta efectividad a radares fijos como el de la entrada por la Meseta, en el kilómetro 123 de la A-52, o el cinemómetro ubicado en la misma vía a la altura de Verín, cerca de la frontera con el país vecino, donde por término medio uno de cada cuatro infractores sobrepasa el límite en un automóvil portugués y nunca recibe castigo.

La impunidad de los infractores portugueses constituye un problema "preocupante no solo por dinero sin por el problema a la seguridad vial que supone", indica el jefe provincial de la DGT, David Llorente. El funcionario entiende que, al igual que en Levante la DGT tiene un quebradero de cabeza en los turistas alemanes y franceses que exceden los límites y no reciben denuncias de los radares fijos, en Ourense el problema radica en reducir la sangría de multas perdidas que afectan a conductores portugueses.

"Si no hay parada del conductor no surte efecto la denuncia mientras que si son interceptados, tienen que pagar al momento", introduce. Llorente avanza la posibilidad de que Tráfico convierta el funcionamiento los cinemómetros fijos con mayor porcentaje de multas sin cobrar en el que caracteriza a los aparatos móviles. "La DGT está probando en otros lugares hacerlos funcionar así para que una patrulla reciba el aviso unos metros después e intercepte a los infractores. Una vez que se corriera la voz, por efecto automático este porcentaje de denuncias bajaría en picado".

Aunque todos están señalizados con la debida antelación, instando a levantar el pie del acelerador, los nueve radares fijos de la red provincial "cazan" cada mes a entre 300 y 320 conductores y en un año, las denuncias por velocidad excesiva de los dispositivos fijos y móviles, motivaron la retirada de 12.000 puntos del carné, según los datos de la Jefatura Provincial. Seis cinemómetros jalonan la autovía A-52 y los otros tres están instalados en la OU-540, la nacional N-41 y la N-525.

La cabina con mayor número de flashes –1547 de acuerdo a las mismas cifras– está ubicada en la salida de la ciudad de Ourense por esta última carretera, al inicio de un tramo con historial de múltiples accidentes –el último, el pasado domingo, causó la muerte a una ourensana de 29 años–, donde el límite de velocidad está establecido en 80 kilómetros por hora.