Opinión

Ensayo general

Hace dos semanas que intento escribir sobre el último libro de Milena Busquets “Ensayo general”. Me paralizo cuando leo algo que me conmueve en exceso, que me deja boquiabierta, algo que ya lo dice todo. Me quedo sin palabras porque eso tan bonito y original que a veces me parece ver, ella lo ve más bonito y lo cuenta mejor.

A ese chico de hace años, por ejemplo, me gustaría haberle dicho, fuiste un beso. Pero ahora pienso que no merece la pena, porque Milena consigue que vuelvas a sentir ese vértigo de tus besos antiguos contándote sus besos de ahora. También me gustaría haberme acercado a ese señor mayor, en el centro de día de Povisa, para decirle que el pañuelo que le colocó por los hombros a su mujer le quedó de maravilla. Pero ya Milena cuenta, como quien no quiere la cosa, que saber dar la mano diez minutos en un hospital puede serlo todo. Me gustaría decirle a mucha gente, que nadie se pierde el cielo sin querer. Pero Milena contestó en una entrevista que el amor eterno es la única respuesta a la muerte.

En el libro de Milena Busquets las ninfas no ululan en lo alto del monte, ni los vencejos empiezan a anidar, ni las buganvillas trepan airosas. Y se agradece. Milena usa siempre las palabras justas porque no quiere hacerte perder el tiempo. Por eso sus lectores cuelgan fotografías de páginas enteras subrayadas, porque cuando quieres remarcarlo todo es que no te sobra nada.

Milena le hace fiesta a unos vaqueros nuevos, a desayunar en una terraza con sus hijos adolescentes, al tacto de un jersey de cashmere. Para ella no existen lugares inevitables en los que tengas que quedarte “esforzadamente” si te quieres ir. Su libro está lleno de historias y en ninguna encuentras una pizca de resentimiento. Y lo que más me gusta, que en su lista de amores no hay un segundo puesto, ni un tercero ni un cuarto. Sólo sabe contar hasta uno, cada vez.

Le preguntaron a Flaubert en una ocasión si había tenido un día provechoso y contestó que sí, que por la mañana había escrito una coma y por la tarde la había borrado. Milena se habría ido a la ópera o se habría enamorado antes de pasar una tarde borrando una coma, pero sobre todo habría pedido algo imposible, cenar con su madre una vez más.