Opinión

Maite Fernández Valderas

La familia del candidato

Me gusta decir que sí influye, y que su ausencia o presencia tendrá efecto en la percepción que a la ciudadanía le quedará sobre nosotros. Por lo tanto, determina, influye en nuestra imagen, en la transmisión de valores, en nuestra credibilidad y, por lo tanto, en nuestra coherencia; así que, la decisión sobre qué papeleta elegir también va a estar influenciada por la familia y todo el plano personal del candidato. Amamos lo que votamos, y votamos lo certero, lo previsible, lo conocido, lo que podemos prever y controlar; solo amamos certezas.

Mi lucha particular cuando trabajo con un candidato es recurrente en esta cuestión. De alguna manera, me gusta transmitir que no se trata de convertirse en una revista o una exposición pública y permanente sobre tu vida, porque eso no funcionaría; pero sí mostrar tu valor más allá de la política, porque las personas no votamos políticos o políticas, votamos a personas. La autenticidad va acompañada de una expresión mínima de tu ser, de tu esencia, de lo que amas, de lo que deseas enormemente, de lo que hay detrás de tantas horas de trabajo. No se trata de mentir, es localizar emocionalmente eso que te llama y tener la valentía, sin miedo, a incorporarlo a esa comunicación estratégicamente diseñada. Si te mantienes en el anonimato, no hay una transparencia sobre el ser humano que está detrás de esa candidatura o de ese cargo público y se desencadenan preguntas inconscientes que influyen en la elección y en la percepción de marca.

Me gusta trabajar con la persona ofreciéndole estrategias para trasladar sus valores a acciones reales. Muestro un ejemplo sencillo; si tu causa, por ejemplo, es la infancia y tienes hijos sobre los que jamás haces alusión, realmente es una incoherencia; y tenemos que evitar que eso ocurra, para lograr que tu valor no se diluya. Si amas la familia, según tu discurso político, pero jamás la nombras o nunca te acompaña a ningún acto público, existiría una contradicción en la percepción que tendrá de ti la ciudadanía.

Hay una forma repetida que me gusta contar. Cuando se nombra a un candidato o sale reelegido, las búsquedas en la red se disparan para conocer aspectos sobre su familia y su vida. La búsqueda de la información personal es constante; entiendo y comparto el deseo de protección, pero sin embargo me cuesta entrenar el anonimato. A veces propongo otras alternativas que puedan reequilibrar ese vacío, que finalmente funcionan. Acompañar o entrenar conlleva comodidad y cierto empujón “aunque sea pequeño”; lo observamos como incómodo para nosotros, pero una vez avancemos tendremos las certezas de que ha merecido la pena.

En ocasiones, el trabajo con la familia es muy corto, y a la vez muy satisfactorio, muy positivo para todo el equipo de campaña. La familia del candidato siempre aporta estabilidad, a veces te aporta paz y calma solo si entienden lo que haces, para qué lo haces y lo que eso implica de transformación en la vida de la persona. Es muy complicado ganar una elección con la familia en tensión o ausente de tu involucración en el proyecto político.

Los ejes de la candidatura se resienten, somos personas con necesidades y una de ellas es la sed de equilibrio personal. La psicología aplicada en el campo de la política llega a convertirse en un descubrimiento para muchas personas. Abarcamos un campo muy amplio y a la vez único; lideramos el valor de la persona por encima del cargo público.

La psicología te ofrece soporte, te aporta la visión de la sostenibilidad, de la cero improvisación emocional; de frenar o contener expresiones en un determinado momento que seguramente con el paso de las horas se diluyen solas; el medirnos ante comentarios, o el uso de los silencios como respuesta y la transparencia… Y sé que no te gustará leerlo, pero hay que desconfiar de la ausencia de “vistos” en el WhatsApp; sé que te resistes y a la vez, incomodan… Ser coherente con la cercanía y el valor hacia otras personas es una realidad, dice mucho sin decir. Generar ese vacío en la comunicación, minimiza la cercanía; generamos sensaciones de forma inconsciente que pueden sumar, restar, multiplicar o dividir; tú eliges, eso también es marca personal. Muchas veces cuando le escribimos por WhatsApp a una persona no necesitamos tener una respuesta inmediata, aunque no ser atendidos ya es una respuesta; nuestros silencios hablan de alguna manera, la ausencia de “vistos” es un vacío que generamos en nuestra forma de relacionarnos… Quizás lo hacemos como liberación por nuestra ajustada agenda, creemos que así evitamos contestar, cuando ya estamos dando la respuesta. Cuidar es un valor de liderazgo.

Está muy de moda el aprender a soltar, a veces se nos olvida el sostener, reparar, cuidar, amar, eso que tanto me gusta; frenar la huida cuando todo se complica y quedarnos, permanecer.

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